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La Tía Sonia desclasifica la cruda verdad de su quiebre después de 35 años de matrimonio

Autor: admin_copesa / 14 agosto, 2015

A los 63 años Sonia Fried, la madre del tenista Nicolás Massú conocida cariñosamente como “La Tía Sonia”, está por primera vez sola. Sola-sola. El menor de sus tres hijos, Stefano, dejó el hogar que compartían en la Viña y se vino a Santiago para trabajar junto a Nicolás en una academia de tenis, contó en Más Vale Tarde.

 

En el late de Mega dijo que la partida de su hijo regalón es lo que realmente le duele. Que ahora sí siente el “nido vacío” y que, por primera vez, está dispuesta a encontrar un nuevo compañero tras su separación. Este sería la segunda pareja que tiene, ya que confesó que se casó con el primer y único hombre de su vida, con el cual pololeó seis años y después tuvo un matrimonio de 35 años en el que nacieron sus tres hijos.

 

Fue una noche de potentes confesiones, todas referidas a su ex marido. Explicó los motivos del quiebre. Fue un relato duro –MIRE AQUÍ EL VIDEO-. Esto fue parte de lo que dijo:

 

«Ahora estoy realmente sola, porque Stefano se vino a Santiago. Entonces ahí quedé como media… Era todo, daban ganas de llegar a la casa. Ahora, sola. Fome. El nido vacío ¡es terrible! Yo sabía que algún día iba a llegar, ¿pero tan rápido? Se me hizo muy corto que estuvo ahí.

 

«Hay una razón por la que ir al supermercado, uno llega, que el almuerzo, ¡preocuparse de alguien! Ahora nada. No dan ganas de comprar ninguna cosa. No tienes nada que hacer, un silencio en la casa espantoso. No tengo hambre, no me dan ganas, sola, sentarme ahí…

 

«Este último tiempo ha sido muy difícil. Aparecen rollos, mucho tiempo para pensar. Te hace falta alguien con quien compartir. A mí no me importa estar sola. Yo puedo estar todo el día, pero de repente uno tiene ganas de unos amigos, gente. Pero yo no quedé con muchos amigos. Porque estaba casada, no puede tener amigos uno, poh.

 

«Aparte que tampoco tenía gente de antes, pololos de antes, o algo. Mi vida era mi ex marido y la casa. Sí (se casó con el primer hombre de su vida). Claro, una no tiene para atrás, que te encontraste con un amigo. No existe. Tú no puedes saber si sí, o no (estuvo enamorada), porque no había punto de comparación. ¡Cómo puedo saber! Es una duda hoy en día.

 

«Casos como yo, de una pareja, son muy pocos. Normalmente todos tienen varias parejas. Hoy en día más todavía (le parece excepcional su situación de haber tenido sólo una pareja en la vida), cada vez más raro. ‘¡No te puedo creer!’, ‘¡Pero cómo puede ser!’, te dicen. ‘¡Pero cómo!’. Yo me lo creo, porque es mi manera de ser».

 

Alvaro Escobar: “¿Fuiste feliz siendo la pareja de ese único hombre que conociste en tu vida?”

 

Tía Sonia: “Ehhh… Con mis hijos sí. Alguna vez, claro, tengo que haber tenido momentos agradables (con su ex marido). Yo pensé que sí, Pero no, parece que no. Ahora, con el tiempo, vas viendo que no tienes punto de comparación con otra persona, no sabes.

 

“Tú te casas para toda la vida, supuestamente. Sobre todo en un matrimonio que costó tanto para llegar a casarnos. Y él también sabía mucho que para mí era importante el matrimonio. Entonces, poco menos que aceptaba cualquier cosa para estar casada. Son las reglas, es lo que uno quisiera, como yo fui formada. Es lo que yo vi en mi casa, lo que me enseñaron, como fui criada. Un hogar bien constituido, con valores, con todo. Y yo quería lo mismo.

 

“Por supuesto (que se sintió traicionada). Por supuesto que sí. Así es. Pero, bueno, da lo mismo, eso ya fue, ya pasó. Ahora hablemos de otra cosa. Claro que sí (dio vuelta la página), ¡pero desde el día de la separación!

 

«Me saqué la mochila. (No se quedó ‘pegada’) ¡Nada! ¡Nunca más lloré! ¡Nada! Porque yo lo pasé muy mal en el matrimonio, por las infidelidades y todas las cosas. No es muy agradable saber, que todo el mundo te diga y… Bueno. No es agradable… ¡Sí, totalmente superado! Gracias a Dios (no se quedó ‘pegada’). No, no, no. Yo nunca molesto. Eso fue y tranquila por mi lado, por mi vida y nada que ver.

 

«Lo de mi padre y lo de mi hijo es una pena. Lo otro es como haberte liberado de… Eso no era una pena, era como ‘ahhh, qué alivio, que tranquilidad ya no seguir en eso’. Sí (es como dejar un hábito). Era lo que yo conocía. Fueron 35 años de matrimonio y seis de pololeo. ¡Y para qué, dime tú! Por lo menos tengo mi conciencia tranquila, que es lo más importante para mí.

 

Escobar: “¿Sacas algo más en limpio?”

 

“Mis hijos, por supuesto”

 

Escobar: “¿Concibes que tu vida que podría haber sido de otra manera?”

 

“Sí, por supuesto que me hubiese gustado como yo pensé que podía ser”

 

Escobar: “Entonces lo que viviste fue una pérdida de tiempo”

 

“¡Pero qué crees tú! ¡Imagínate! O sea, la primera vez que me separé fue a los 37 años. Y pasó el tiempo y volví a caer en lo mismo, sucedió lo mismo, y fue lo mismo. Lo único que mucho tiempo después. Una lástima que a los 37 (podría haber rehecho su vida). ¡Por supuesto, por supuesto! Sí, porque era bastante más joven”.

 

Escobar: “¿Y por qué vuelves a los 37 años?”

 

“Error. Simple error. Porque uno siempre cree que las personas van a cambiar, pero… Confianza, no sé, tratando de buscar… No sé. Pero, bueno, las personas no cambian, así es que… Llegó un minuto en que dije no puedo más ya”.