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El encuentro con Ricky Martin que marcó a Lucho Jara: «¿Qué sentí? Eso me lo guardo para mí»

Autor: admin_copesa / 5 noviembre, 2015

En 2003 Lucho Jara tuvo un encuentro con Ricky Martin que no olvida. El sex symbol puertorriqueño visitaba Chile y le dio una entrevista exclusiva al animador para el programa Mucho Lucho.

 

Entonces, Jara desentrañó en Mucho Gusto el recuerdo que aún perdura de haber visitado al cantante de Livin’ la Vida Loca en su camarín.

 

Es cierto, el conductor lo contó en ese tono de asado dominical que tiene él. Pero, de todas maneras, se notaba su admiración. Este fue su relato en el matinal de Mega:

 

“Cuando vino Ricky Martin a Chile me dijeron que yo lo iba a entrevistar. Inmediatamente, cuando me dieron la noticia, ya me sentía feo. Pero a la medida en que él se iba acercando a Chile, yo me sentía más feo, más feo, más feo.

 

“Cuando llegó a Chile, lo confirmé. Entonces yo le digo a mi esposa, le transmito toda mi neurosis: ‘Mi amor, voy a entrevistar a Ricky Martin’. La Silvana hace así (mueve la cabeza de forma negativa), como ‘pobre’, como ‘bueno…’

 

“Y ahí fui y me dijo alguien del canal 13: ‘Primero hazte una limpieza de cutis, partiendo por ahí, y después cómprate unos zapatos que te aumentan siete centímetros’. ‘¿De qué?’, le dije yo. ‘De estatura’. Yo me había ilusionado…

 

“Ricky Martin mide como un metro ochenta y algo… Nada poh. Me compré los zapatos, me los pongo y quedé como así. Y yo terneao, terneao, pero terneao, así. Me exfolié donde nunca me había exfoliado, me exfolié en lugares donde nunca me había exfoliado… Los codos.

 

“Fue en el 2003 en mi programa en el Mucho Lucho.  Y de repente dicen ‘Ricky quiere hablar contigo’. Bueno, es Ricky Martin. Abro la puerta y se siente esto. Y él no estaba, no estaba. Todo lleno de velas, mi camarín, que yo se lo presté a él. Lleno de velas, olía a jazmín.

 

“Estaba con la luz con timer, que queda con la luz baja, y yo ahí, tan chileno que uno es pá ciertas cosas. ‘Y el Ricky’, digo yo. Y de repente se abre la puerta que conecta el baño con el camarín, mi camarín. A pata pelá, unos pies preciosos, largos, lleno así como de músculos, los dedos perfectos. 

 

«Los dedos fibrosos, la uña pero perfecta. No esa uña encarná que te la cortaste mal porque te quedó chueca, no. La uña redondeada. Le miro el dedo del pie, debe ser el dedo del pie más perfecto que yo he visto. Nunca he visto un dedo igual.

 

“Andaba con un jeans, un jeans… Yo me pongo ese jeans y no te puedo decir cómo me voy a ver, un homeless. El de él era un jeans roto, pero le quedaba como que hubiese nacido con ese jeans. Mira, ese era el look. Ahí está, sí, ahí está (muestran foto del día de la entrevista).

 

“La camisa no le queda como me quedan a mí y era la misma camisa, me la había vendido el mismo gallo, un tal Giorgio. Chuta, a él le quedaba perfecta, a mí me queda pero… Y te hace así como… ¿Qué sentí? Es que eso me lo quiero guardar para mí”.