Glamorama
"Güaguito" emocionado al relatar la enfermedad de su madre. IMAGEN TOMADA DESDE LA RED

El drama de Michael «Güaguito» Roldán, de La Red

Autor: Andrés Cantuarias / 21 junio, 2016

A Michael Roldán lo conocen como «Güaguito». El periodista es uno de los rostros más reconocibles de La Red. A punta de trabajo, esfuerzo y una cálida personalidad se  ha hecho un lugar en diferentes espacios del canal privado. Ahora está en el matinal Mujeres Primero y en el programa de farándula Intrusos. Fue en la primera de esta vitrinas donde dio un sensible testimonio de la depresión endógena.

«Güaguito» conoce muy bien la enfermedad, pero no porque él la sufra, sino su mamá. El joven ha acompañado a su madre en el duro trance. Con su relato –MIRE AQUI EL VIDEO– dio a conocer una realidad cruda y sintonizó con quienes pasan por el mismo problema. Estas fueron sus palabras en Mujeres Primero:

“La depresión es una enfermedad súper silenciosa, cuesta identificarla al principio. En el caso de mi mamá, que es depresión endógena. Depresión endógena, en palabras simples, no son los factores externos los que te llevan a esa depresión, es un proceso químico. Tienes un desequilibrio químico. Ciertas cosas particulares la gatillan, pero no es necesariamente por el trabajo o por problemas familiares.

“En el caso de mi mamá fue como muchas amigas en la casa, a lo mejor. Es una depresión que está muy silenciosa y, ya cuando te das cuenta, estás en un punto muy alto. Cuando se manifiesta, cuando la persona no se puede levantar, cuando la persona solamente llora, no quiere ver a nadie, quiere estar con la luz apagada, quiere estar solamente en su pieza.

“Partió de la mano del tema de la licencia y del tratamiento médico. Un tratamiento que tampoco es fácil, porque si bien a mí en las redes sociales siempre me dicen cuando hablo de este tema ‘oye, si la salud sí está para la depresión’, compadre, si está, pero para dos meses más. Está para pedir una hora al siquiatra que te atiende en dos meses más.

“La depresión en muchos casos, sobre todo cuando es muy elevada, no solamente es un siquiatra el que te tiene que atender, es un psiquiatra y un neurólogo. Y en la salud pública, perdónenme, me pueden trolear, pero para poder coordinar una hora con un psiquiatra, con un neurólogo… ¡Compadre! Si yo hubiera esperado la salud pública, mi mamá se podría haber dado un tiro.

«Porque el tiempo es demasiado y las pastillas que te da el siquiatra las tiene que controlar también un neurólogo, porque también hay procesos de la cabeza. A mi mamá ciertas pastillas le subían la presión de la cabeza. Estuvo a punto que le diera un tema cerebral por las pastillas de la depresión. Entonces, la salud pública no está hecha para eso. Porque no hay tiempos, no se coordinan, va uno por un carril y el otro por el otro.

“A mí me quedó súper marcado una Navidad, que fue hace dos Navidades aproximadamente, en que nosotros teníamos todo listo para pasar la primera Navidad en la casa de mi hermana. ¡Genial! Ibamos a estar todos juntos y mi mamá no quería. Pero no era un tema de que no quisiera compartir, era un tema de que no podía levantarse. De que ella lo único que quería era estar encerrada con la luz apagada. ¡Llorando! ¿Llorando por qué? No sabía.

“Es un tema que va más allá de ti. Es un tema que va de no saber. Hay un viral que una vez yo compartí por Facebook, que es como tener un elefante encima tuyo. Que no te puedes levantar, que no quieres, que cuesta entender. ¡Y pucha que da rabia! Mi primera reacción en ese momento fue súper egoísta. ‘¡Nos estás cagando la Navidad! No te interesa el resto, tenemos que estar nosotros preocupados de ti’. Es una reacción desde la rabia que a uno le da”.