Glamorama
Erika Olivera conmovió a las panelistas de Primer Plano. IMAGEN TOMADA DE PANTALLA / CHILEVISION

La nueva gran pena que golpea a Erika Olivera

Autor: Cristián Farías Ravanal / 11 julio, 2016

Tras el drama que denunció hace poco más de una semana, Erika Olivera sufre una nueva pena. Así lo contó en Primer Plano –MIRE AQUI EL VIDEO– la abanderada chilena en Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

El estelar de farándula de Chilevisión viajó hasta Natal, ciudad brasileña donde la atleta se encuentra junto a su entrenador, preparándose para la competencia. Allí, Olivera dio una entrevista al espacio y luego, el viernes, también tuvo una axtensa conversación a través de un contacto vía satélite.

La deportista repasó dolorosos detalles sobre el proceder de su padrastro, el pastor evangélico argentino Ricardo Olivera, al que denunció a la PDI por haber abusado sexualmente de ella desde los 5 a los 17 años.

Erika también afirmó con mucha tristeza y decepción que el sujeto viajó a Argentina tras la denuncia, acompañado por su madre, la que nuevamente le falló a su hija. Esto porque la deportista ya había explicado cómo su mamá no hizo nada cuando, a los once años, la niña le dio a conocer el crimen que cometía el padrastro.

Estas fueron parte de las palabras de la abanderada chilena en Primer Plano:

«Hay persona que están viéndote crecer, pero que tampoco tienen la capacidad de percibir lo que sucede. O hay personas, en este caso, para mí la más importante era mi madre. Y no tener en ese momento ese abrazo donde yo poder refugiarme, donde yo poder decir ‘me siento protegida’… También me pongo a pensar que tal vez a mi mamá la pudo haber manipulado muchísimo a través de este refugio que él tenía, que era la religión.

«Con ella yo no tengo relación. En febrero fue la última vez que conversé con ella y de ahí en adelante no he sabido nada de ella. No hay contacto telefónico, se perdió todo, todo tipo de relación con ella. Sólo espero que esté bien».

Julio César Rodríguez: «Te vimos muy emocionada en un momento, al ver la nota. ¿Qué es lo que más te llega de toda esta historia que contamos?»

Erika Olivera: «Lo que más me llega es todo, porque estoy súper lejos de mi familia, de mis hijos, de mi marido, estoy sola acá en Brasil…. Estoy con mi entrenador, pero no estoy con mi núcleo familiar, que es lo más fuerte para mí. No estoy con las personas queridas, que son súper importantes y eso obviamente lo hace un poco más difícil.

«Una de las cosas que más me toca es, sin duda, que una vez más me doy cuenta de que una de las personas más importantes para mí, que es mi mamá, creo que para todo hijo la persona más importante es su madre, una vez más pasó por encima de nosotros. Es lamentable, pero es su decisión, y ante eso yo no haré nada».

¿Tú sientes que tu madre es más una víctima de tu padrastro, o una cómplice?

«Una mezcla de las dos cosas. Una mezcla porque mi mamá ha sufrido harto también, bastante, pero no sé qué la llevó a tomar esas decisiones. No sé cuál es su forma de pensar, su manera de ver la vida. Todas las personas tenemos una forma muy distinta de ver la vida, por eso estoy acá. Porque tal vez si mirara la vida igual que ella, habría elegido otro camino. Pero todos tenemos un camino distinto, una forma de pensar distinta y, aunque sea malo, bueno, no sé si llamarlo respetable, pero es lo que elige cada uno».

Rodríguez: «Tú decías en la nota que tu madre falló en protegerte. Pero uno siente que tú le diste varias veces la oportunidad de ir contigo, de tomar otro camino, un camino junto a ti. Le dijiste que se fuera a vivir junto a ti, que nunca le iba a faltar nada. ¿Tú sientes que hiciste todo lo posible por tenerla a tu lado?»

«Sí, por supuesto. No solo yo, también mis hermanos. Todos intentamos, pero es su decisión, y ella es adulta, nosotros también. Cada uno tendrá que rendirle cuentas a Dios, como dicen ellos, o rendirle cuentas a la justicia, que es lo que espero que suceda en el futuro».

Pamela Jiles: «¿Y cómo nadie hacía nada? Uno de tus hermanos, Samuel, cuenta que esto lo sabían tus abuelos, hay una vecina a la que tú recurriste. ¿Cómo no había un adulto? O sea, yo sé que quizás eres la peor persona para preguntárselo, porque eres la víctima, ¿pero cómo te explicas tú que toda esa gente guardara silencio, que no hubiese ni un solo adulto capaz de interponerse? O sea, tu mamá…

«Yo quiero ser muy respetuosa, porque vi tu emoción, pero eso es algo inconcebible. Que a los once años tú vayas y le digas a tu mamá ¡y que tu mamá al otro día se vaya a trabajar! O sea, es que no me lo puedo imaginar. Me imagino cuál debe haber sido tu horror, tu desconcierto, tus ganas de morirte, probablemente, por una cosa semejante».

Erika Olivera: «Por eso te decía hace un rato que para mí es súper difícil. Dentro de nuestra familia ningún adulto más lo sabía, porque a nosotros nos alejaron de nuestra familia. Perdimos mucho contacto con mi abuela, con mis tíos. Perdimos contacto con todos ellos. Si bien vivían muchos en la misma población, no teníamos relación a diario con ellos, porque este hombre nos alejó de la familia.

«Pero, claro, yo no sé el pensamiento o la forma de ver la vida de mi mamá en ese momento. Por lo tanto es súper complicado para mí juzgarla. Yo, y como muchas mujeres podríamos decir, ‘yo en ese caso hago esto o esto otro’. Pero no sé cómo estaba su cabeza en ese momento. Entonces, no puedo llegar y juzgar una situación en que yo no sé cómo ella estaba emocionalmente también. Porque lo que vi siempre es que ella fue súper leal a este hombre, en todo sentido. El siempre era del pensamiento de que la mujer tiene que seguir al hombre. Por lo tanto, muchas veces pensé que ella no estaba pasando por un buen momento emocional».

Rodríguez: Esta semana también nos enteramos de que el día domingo tu padrastro y tu madre salieron del país. ¿Qué te pasa cuando te enteraste?»

Olivera: «Cuando yo interpuse la denuncia en la PDI, el día 23 de junio, digo que lo más probable… El es argentino, no es chileno, por lo tanto, una de las cosas que yo temí era esa, que saliera de Chile. Y así ocurrió. No sé qué pasó ahí, no se tomaron los resguardos necesarios. No sé qué falló, pero lamentablemnente era lo que yo precisamente no quería.

«Lo que más me llegó sí de todo esto es saber que mi mamá nuevamente se fue con él. Entonces, hoy día para mí la justisica que se haga es lo que se tenga que hacer. En realidad, es un capítulo que espero que tenga un buen fin. Pero no sólo para mí, sino que tenga un buen fin para los miles de niños que sufren estos tipos de abusos. Hombres, mujeres».

Claudia Schmitd: «Me gustaría saber si recuerdas el último abrazo que te diste con tu madre y cuál es hoy en día el sentimiento que tienes hacia ella»

Olivera: «El último abrazo que me di con ella fue el día 8 de febrero de este año. Lloré muchísimo. Ella no estuvo presente en la reunión, porque lo único que hizo fue llorar, llorar, llorar y la tuvieron que sacar de ahí. Pero, una vez que me despedí de ella, nos dimos un abrazo fuerte. Yo lloré mucho. Me sentí como una niña, como una guagüa, como una bebé, y fue la última vez que la vi y la última vez que la abracé. Y de ahí en adelante yo he seguido mi vida normal.

Rodríguez: «¿No te da miedo cómo esté ella? Porque salió del país con tu padrastro»

Olivera: «Me preocupa saber cómo está. No sé dónde estarán. Sé que están en Mendoza, pero no sé si están en una casa, no sé cómo estará ella, no sé si se está alimentando, no tengo idea. He podido conversar en alguno de estos días con alguno de mis hermanos y lo que nos tiene preocupados es precisanente que, a pesar de todo, nos preocupa mucho cómo esté ella. Es nuestra madre, así es que a lo mejor ella se ha equivocado en la vida, pero para nosotros también es una parte fundamental. Sabemos que a lo mejor ni siquiera ha estado dentro de su conciencia hacer lo que hizo».