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Así está hoy «El Zafrada», a los 18 años, y opina del estallido social: «Estoy de acuerdo con la gente y con lo que piden, con lo que protestan…»

Autor: C. Z. / 31 diciembre, 2019

Hoy «El Zafrada» tiene 18 años y espera dar la PSU y estudiar ingeniería en construcción.

«El Zafrada» es Víctor Díaz, quien, a los 8 años, tras el terremoto del 27 de febrero de 2010, fue entrevistado en una Iloca devastada por el sismo, por el periodista de La TercreraTV Pablo Gándara.

Díaz, con la inocencia de un niño, contó las consecuencias que generó el terremoto y tsunami en la localidad costera de la región del Maule. En medio de su relato, denominó como “zafradas” a las frazadas que un camión llegó a repartir tras el desastre. Esta palabra pasó a ser su apodo hasta el día de hoy.

El video se hizo viral y el «Zafrada» se convirtió en personaje.

Hoy, una década después, Víctor Díaz dio una amplia entrevista al mismo Gándara –VEA ACÁ EL VIDEO-.

Sigue en Iloca. Recorre el lugar y habla de Felipe Camiroaga, de como vivió la fama de niño y también opina del estallido social. De esto último dice:

«Yo en realidad estoy de acuerdo con la gente y con lo que piden, con lo que protestan. En realidad estoy súper de acuerdo. Y por eso mismo le hago un llamado al Gobierno, al Congreso, a toda la gente que tiene un cargo, que se pongan la mano en el corazón y puedan evaluar lo que pide la gente y dar alguna solución a lo que piden. En realidad no es tanto lo que piden. Y si pueden hacerlo ayudarían a mucha gente y alegraría también a mucha gente».

En tanto, estos son algunos de sus recuerdos de la época en que se hizo conocido:

Víctor Díaz “Zafrada”: “Como niño fue fastidioso para mí, porque hasta me daba rabia con los periodistas, como que les pegaba a las cámaras. Sí, porque igual, como uno es niño, quiere vivir su vida, y esto no, esto como que ponía un límite igual”

La Tercera: “¿Te cambió la vida un poco?”

Díaz: “Claro, sí poh”

La Tercera: “¿Cómo te cambió la vida?”

Díaz: “En muchos ámbitos, porque como que no pude vivir la vida de un niño libre, que podía hacer lo que quiera, disfrutar. No, porque llegó un momento en que me hice famoso y esa fama, como digamos, había que aprovecharla y yo me puse a arrendar caballos en ese tiempo. Estaba chico. Hicimos ese negocio.

“Pucha, ¿eso cuántos veranos fueron? Hasta el día de hoy, todos los veranos trabajando, en vez de estar en la playa como un niño normal, bañándome o haciendo cualquier cosa al aire libre. No poh, yo estaba ahí, trabajando y haciendo cosas.

La Tercera: “Oye, como que tú caminabas por la calle y ‘ahí está’”

Díaz: “Ah, también, sí poh. Tampoco era de como salir a andar tranquilo. Uno que, a un niño como yo, de campo, que le gusta ser más libre… No se poh, salíamos a pasear y donde andaba tenía que sacarme fotos, en un momento que, no sé poh, yo quería… ‘¡Ah!’, me impresionaba una cosa, yo quería ir a verla, pero no, ‘una foto’.

La Tercera: “Eso fue como lo malo de la historia”

Díaz: “Claro, claro… Pero era lógico que la fama venía con eso. Así que había que apechugar nomás”.

La Tercera: “Pero eso tampoco es un problema para ti, ¿no?”

Díaz: “No, en este momento no. Pero en ese momento sí yo me sentía incómodo, molesto. Si me acuerdo que un año como que me sentí tan estresado que en las noches dormía mal, me acalambraba el cerebro, los brazos. Dormía como muy tenso. Igual que de los hombros. Cuando me tocaban los hombres, me iban a hacer masajes, muy adolorido de acá, como muy recogido”

La Tercera: “¿Todo ese periodo fue estresante?”

Díaz: “Sí. Es que por lo mismo. Como yo trabajaba en los caballos en ese tiempo, igual en ese tiempo me acuerdo que no llegaban una, dos, tres personas. Llegaban diez, veinte personas. Y todas, que una quería arrendar un caballo, que la otra persona quería una foto, que la otra también quería una foto y que, si no iba para donde esa persona, se enojaba. ‘Ah, qué es pesado’, y esas cosas…

“Como que me estresaba, porque yo no quería que la gente se llevara una mala imagen de mí. Y eso como que a mí me incomodaba, me aburría, me daba rabia a la vez, porque la gente no me entendía”.