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Juana Ringeling en una foto en marzo, antes de las medidas por la cuarentena del coronavirus. FOTO: EDUARDO ANGEL @edu_angel_photo / GLAMORAMA @glamoramacl

Juana Ringeling: «Yo no voy al supermercado, porque no hay nada en el supermercado que yo compre… Es alimentación consciente»

Autor: Equipo Glamorama / 15 mayo, 2020

Juana Ringeling contó como pasa la cuarentena junto a su pololo Matías Assler en una casa arrendada en Cachagua, donde la actriz de 34 años nació y creció.

La figura de teleseries como Soltera Otra Vez y Chipe Libre se contactó hace más de una semana con El Aperitivo, espacio que se transmite en vivo.

Entre otros temas, también se refirió a detalles como su alimentación:

Juanita Ringeling: “Para serte sincera, yo no voy al supermercado, porque no hay nada en el supermercado que yo compre. Bueno, copete, pero el copete te llega por delivery también”

Jordi Castell, anfitrión del espacio: “¿Pero por qué? ¿Eres vegana?”

Ringeling: “Si tuviera que ponerle un nombre es como alimentación consciente, que es conocer el origen de tu alimento lo más posible y que sea lo más cercano a ti, en términos de kilómetros, de pocos procesos.

“Entonces casi todas las cosas que compro trato de conocer… Hasta incluso ponerle una cara, si es que se puede saber a quien le compro tomates.

“Las pastas que compro son unas pastas que hacen cosecha justa, que es una niña que fui a ver en Melipilla y ella tiene cuatro agricultores que le mandan los garbanzos, las lentejas y ella procesa. Fui a su planta de procesamiento para conocerla.

“Entonces, cada vez que me como la pasta que ella hace en su casa y que después le pongo una salsa de tomates que le compré a un Pedro en la esquina, soy capaz de sentarme al frente de mi plato y agradecer a esas personas que hicieron posible ese plato. Ese es mi rollo con la alimentación”

Castell: “Nunca había escuchado esto. Mi pregunta es ¿del mar qué comes?”

Ringeling: “Ahora estamos en cuarentena, pero Matías arponea y yo recolecto caracoles y esas cosas.

“Pero espérate, quiero decirte algo: yo no soy talibana. O sea, todo bien, alimentación consciente, pero no estoy rayá con el tema. Porque sino te vuelves loco.

“Voy a restaurantes, voy a casa de gente, si voy a otras casas no como carne, por ejemplo, no como quesos. Ni un tipo de carne si voy a casa de gente, porque no sé de dónde viene.

“A no ser que, por ejemplo, yo voy mucho a Arica y, si estoy en Parinacota, vamos para allá y el señor nos mata un corderito como en agradecimiento de nuestra llegada, yo no le voy a decir ‘señor, usted sabe el daño que…’. No. Me como el cordero, lo agradezco profundamente, le tiro un chorrito de vino a la tierra y digo ‘de lo que la tierra vino, de la tierra para nosotros’.

“No soy talibana, pero sí creo que la acción de comer es una acto súper político. Decidir por una marca o otra no es solamente decidir la marca, es decidir como esa marca hace todo su camino hasta llegar a tu mesa. Por eso llevo el estilo de vida de alimentación consciente.

“Yo también encuentro que hay que comer de todo, pero ya me hice un hábito de comer más consciente y más saludable. Lo más entretenido es que desde que estoy con Matías lo he metido a él en el saco.

“Como que produce cierta felicidad. Cuando te sientas a comer y la mitad de las cosas las recolectaste tú, o te las trajo un amiga o hiciste trueque, empiezas a tener mucho más relación con lo que comes. No solamente es rico, sino que le tienes un cariño”.