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Coté López entrando a la Parroquia de los Angeles Custodios, durante su matrimonio por la Iglesia, en junio de 2018. FOTO: EDU ANGEL @edu_angel_photo / GLAMORAMA @glamoramacl

Desde la cuarentena, Coté López contó anécdotas de su matrimonio por la Iglesia con Luis «Mago» Jiménez: «Me sentía tan linda ese día y veía las fotos y me sentía tan fea…»

Autor: Equipo Glamorama / 20 junio, 2020

Hace un mes Coté López dio una larga entrevista online en El Aperitivo, espacio que se emite en vivo por el instagram de Velvet.

La egresada de sicología y figura de instagram se refirió  a la cuarentena junto a su esposo Luis «Mago» Jiménez, sus estudios y la novela que escribió, entre otros temas.

López también habló de moda y recordó su matrimonio por la Iglesia –MIRE AQUI GALERIA DE FOTOS-, celebrado hace dos años en la Parroquia de los Angeles Custodios, en Providencia. Esto fue parte de esa conversación:

Jordi Castell, anfitrión del espacio: “Te acuerdas cuando nos encontramos en el lanzamiento de esa ropa”

Coté López: “Sí, el primer evento al que yo fui (desde que regresó”

Castell: “Estabas recién llegada. De partida llega de blanco la perla, así una cintura, te pasaste. Todas tapadas como hijo único y tú llegas casi en babydoll blanco”

López: “Es que me pasó cuando yo llegué a Chile que yo estaba acostumbrada en Italia o en cualquier parte, aunque sea invierno, si tú vas a un evento siempre vas con vestido corto y un abrigo grande.

“Y me daba cuenta que en las discotecas no poh, la gente seguía yendo con pantalón, y allá es imposible. O sea, todo el mundo va a la discoteque con falda o vestido corto y un abrigo gigante encima de piel y listo”

Castell: “Lo que pasa es que si te pones a comparar Europa con Chile vamos a terminar mal, son un poquititos odiosas las comparaciones. Tú estuviste en Italia además, en Italia hasta la señora del correo se viste regio”

López: “Sí. Una de las cosas que me llamó la atención es que yo me acuerdo que en Italia es cultura la moda. El conserje o cualquiera se compra sí o sí la Louis Vuitton o la cartera que está de moda, aunque la paguen en 40 cuotas, pero la tienen. Ellos siempre andan todos impecables.

“Una anécdota que me pasó cuando recién llegué, me acuerdo que estaba con Luis y con los jugadores, los compañeros, y lo empezaron a agarrar para el webeo porque Luis andaba con un buzo. Le decían ‘oh, pobre, ¿te compramos ropa?, ¿te ayudamos? Hacemos una colecta’.

“Yo no entendía por qué, más encima andaba con un buzo Dolce o Gucci. Entonces yo decía ‘¿por qué le están diciendo eso?’. Primero, porque si te pones un buzo es porque vas a ir a hacer ejercicio. Yo decía ‘pero si acá en Chile todos andan con polerón Adidas, jeans y zapatillas’. No, ninguna posibilidad.

“Y segundo, porque todos tienen que estar con la moda de la temporada, entonces él andaba con una temporada pasada y lo estaban molestando por eso. Yo quedé así como ‘no te puedo creer, que terrible’. Es esclavizante el tema de la moda allá”

Castell: “Lo dijiste de una forma tan clara, en Italia la moda es cultura, es parte de la cultura. Nunca se me va a olvidar, hace siglos atrás yo estaba en Milán, iba entrando con un amigo que vivía en un barrio bastante normal y yo andaba con hawaianas. Era verano, entramos y el conserje del edificio me mira de arriba a abajo y me dice ‘¿a usted se le perdió la playa?’.

“Me cagó, me humilló y yo más encima pinchando con mi amigo italiano. Pensando ‘la estoy rompiendo’ y me humilló”

López: “Y anda a meterte a una discoteque con polera o con jockey, no te dejan entrar. Ninguna posibilidad”

Castell: «¿Tu momento más feliz?”

López: «Lo clásico, cuando nacieron las niñas o las 150 veces que me he casado con Luis, en Italia, después en la playa y después acá”

Castell: «Pero esos son ritos, son simbólicos, una forma de renovar los votos”

López: “Sí. Me casé en 2006 en Italia por el civil, después a los meses lo hicimos para Chile, para que sirviera en Chile, porque si no sirve solamente afuera. Después nos casamos en la playa, en el Caribe, que invitamos a toda la familia, como a 50.

“Fue una sorpresa, fue en Punta Cana. Luis les mandó este pasaje invitación por dos semanas. Una vez que estábamos allá, les entregamos toda la ropa, todos de blanco y nos fuimos a casar. Fue súper lindo. Solo que empezó a llover, el único día que llovió fue cuando me iba a casar.

“Y me casé ahora, hace dos años por la iglesia, que yo estaba con 29. Le dije a Luis ‘a los 30 no me voy a casar de princesa y de blanco, y yo me quiero casar de princesa’. Así que nos tuvimos que casar ese año”

Castell: «¿De quién es el vestido?”

López: ”El vestido era de una diseñadora árabe de Dubai”

Castell: “Hay harto trabajo ahí”

López: “Uf, había más de… No sé, pero eran cristales Swarovski en todo el vestido. Y me dio una rabia, porque era una cosa en persona maravillosa, no se puede describir lo que era ese vestido, porque era el típico árabe bien guau.

“Pero cuando lo vi, en fotos o en Primer Plano creo que me mandaron unos videos, era horrible, era una cosa que parecía de esos vestidos chinos. Porque solamente brillaba, entonces solo se veía una tela brillosa y esto era una tela llena de encajes con todos estos cristales.

“Te lo juro que en persona era guau, en la tele se veía horrible. Porque además, afuera de la iglesia había 40 o más cámaras apuntando con luces. Yo también me veía así inflada, horrible, se me chupó todo el maquillaje.

“Veía estas fotos y decía ‘¡no! ¡¿Por qué?!’. Si yo me sentía tan linda ese día y veía las fotos y me sentía tan fea.

“Te cuento una anécdota de ese día. Me fui a quedar a un hotel sola y tenía que entregar un trabajo para la universidad, con fecha de entrega el día del matrimonio. Me pasé toda la mañana hasta las dos de la tarde haciendo en trabajo.

«Entrego el trabajo y llega a maquillarme John Pérez. Me puse a arreglar a las niñas una a una, a ondularles el pelo y John se fue a maquillar a mi mamá.

“Yo seguía ondulándoles el pelo, porque son tres y tienen el pelo largo. Les hice un maquillaje suavecito, después la vestí. John se había ido a arreglar a Luis, a mi mamá, tías, primos, todos lo que habían aparecido en el momento.

“Veo la hora y ya eran las cinco o seis de la tarde y yo me casaba a las siete, y todavía no tenía pelo hecho, no tenía maquillaje, no tenía nada. Me arreglo, se me queda el ramo… Es que fue un desastre.

“A todo esto el vestido no me entraba y no me cerraba porque me había ido de vacaciones una semana antes al Caribe y había vuelto dos días antes, y obviamente había engordado allá comiendo todo el día.

“El vestido no me cerraba y cuando llegó la hora de que me lo tenía que poner para irme, que ya estaba ultra atrasada, no tenía quien me lo cerrara, estaba solo John y era un vestido que pesaba, no sé, 30 kilos, imagínate que la cola medía seis metros.

“Menos mal que subió gente a ayudarme a cerrar el vestido y así llegué. Súper atrasada igual”.