Glamorama
Maca Tondreau, Alfredo Alonso y su hija Celeste en una foto que ella compartió en su Instagram @macatondreauc en febrero.

“Yo venía de mi segunda separación, dos hijos, dos papás, ‘se acabó, ni una posibilidad de conocer a alguien…'»: la historia de amor de Maca Tondreau y Alfredo Alonso

Autor: Equipo Glamorama / 1 marzo, 2021

«Me dijo ‘vamos a tener una hija, se va a llamar Celeste, va a ir tal colegio’. Y fue así», recuerda Maca Tondreau sobre los primeros días de relación con su marido Alfredo Alonso, con quien tuvo una hija y se llama Celeste.

La figura televisiva se contactó, hace casi un mes, con Martín Cárcamo en el espacio que el conductor emite por Instagram donde, entre otros temas, se refirió al período depresivo que vivió a finales del 2019 y principios del 2020. “Me encerraba sola en el baño y lloraba y lloraba, respiraba, me secaba la cara y partía de nuevo para que los niños no me vieran mal”, afirmó.

En tanto, contó su historia de amor con el músico y productor de eventos:

“Fue súper difícil porque yo venía de mi segunda separación, dos hijos, dos papás, es como ‘ya, listo, se acabó el cuento. No hay ni una posibilidad de conocer a alguien más, porque el qué dirán y la cuestión social’.

“Y él por otro lado venía de dos matrimonios también, sin hijos, y era como ‘quiero ser papá, pero no me quiero volver a casar, buscaré a alguien, convivir con ella, pero no volver a casarme’.

“Por mí lado yo dije ‘voy a empezar a salir con gallos más jóvenes que no quieran relación fija, pasarlo bien, ya tengo dos hijos’. O sea ya tenía armada mi vida, estaba súper desarrollada como mamá, chao.

“Y cuando nos conocemos, que me acuerdo que la Mey Santamaría me dice ‘vamos a comer’, por el otro lado le dice a él ‘vamos a comer’, y llega con el pastelito a la casa de ella. Nos pasa a buscar y yo pensé que ellos tenían onda. Entonces fue como ‘ya, vamos los tres a comer, voy a tocar el violín, para variar’.

“Y claro, ese día nos vimos y fue como ‘cresta, no, no puede ser’. Me miraba por el espejo retrovisor, me miraba y yo ‘no, no puede ser’. Te juro que era como ‘él es’ y él me decía después que decía ‘ella es’.

“Nosotros hablamos harto el tema, ‘pucha, tú vienes separado, sin hijos’. Me dijo ‘quiero ser papá’. ‘Entonces no pierdas el tiempo. Búscate a alguien que quiera ser mamá, yo ya tengo dos, ni una posibilidad. La raja, nos llevamos el descueve, pero no’.

“Y él me dijo ‘vamos a tener una hija, se va a llamar Celeste, va a ir tal colegio’. Yo dije ‘este es sicópata’. Y fue así. Pero me dijo ‘no me voy a casar’. Yo le dije ‘nos vamos a casar y a lo mejor después tenemos una hija’, y él me dijo ‘no, vamos a tener una hija y después nos vamos a casar’. Cagó, primero nos casamos y después tuvimos a la Celeste, pero se llamó Celeste, fue mujer y fue al mismo colegio.

“Yo me asusté harto, porque cuando tú ya tomas una decisión de vida yo soy súper así, entonces fue como ‘ok, mi vida va a ser esto y se acabó’. Es difícil, nadie toma la decisión y las cosas siguen así en la vida, el destino te marca y va eligiendo para dónde quiere irse.

“Pero me asusté mucho al conocerlo, porque era como ‘no quiero volver a sufrir, no quiero volver a fallar’. Aparte si yo volvía a fallar significaba fallarle a mis hijos, porque era por tercera vez a Jean Piero presentarle a una persona y quitársela. No había ni una manera.

“Al final las cosas se dieron, los niños me dijeron ‘mamá dale, es un gallo espectacular, intenta’, y se dio.

“Mucha gente me escribe por Instagram preguntándome por eso, ‘¿cómo lo hiciste?’. Yo siempre digo lo mismo, si tú ves que de verdad es una persona buena… Porque uno en el fondo sabe, uno cuando sabe que la está embarrando la tiene clarísima. Yo digo ‘piensa y escucha a tu estómago, si te das cuenta que efectivamente es la persona, dale. Sino, no pierdas el tiempo’. Pero uno sabe.

“Fue rápido, porque nos conocimos en enero, a los niños se los presenté en marzo. Ojo, Jean Piero con 14 años me dijo ‘si tú traes a un hombre a esta casa, yo me voy con mi papá’. Así, y es igual de radical que yo. La Martina era más chiquitita, entonces era más fácil.

“Y me acuerdo que cuando le dije a Jean Piero que estaba saliendo con alguien, me senté, él estaba en el computador, y yo así, igual que los cabros chicos, ‘Jeanpi, quiero hablar contigo, me gusta un niño’. ¿Cómo se lo explico?. Y le dije ‘tengo un amigo que quiero presentarte’. ‘¿Te gusta?’. ‘No es que me guste, pero me cae bien y te lo quería presentar’. ‘Ya, que venga a casa y lo conozco’. Y yo así, te juro que me quería morir.

“Entonces las cosas se nos fueron dando de una manera tan rápida. Para el Día de la Madre, dos meses después, Alfredo perdió a su mamá muy chiquitito y los niños me dicen ‘mamá, mañana es el Día de la Madre, que Alfredo se quede acá en la casa porque él no tiene mamá’. Y yo ‘¿pero dónde duerme?’. ‘Contigo poh’. ‘¿Cómo? No’. ‘Ay, mamá’. Y yo roja, ‘no. Si yo soy virgen niños, se los juro’.

“Al final dormimos juntos, raro ese día, y al día siguiente se levantó muy temprano, acompañó a los niños a prepararme el desayuno y ahí como que se creó una rutina más de familia. Se empezó a crear esta onda e en septiembre nos vinimos a vivir juntos. Bien rápido”.