Glamorama
Paola Troncoso en una imagen tomada de la pantalla de La Noche es Nuestra, Chilevisión, en marzo de 2019.

“Estaba en el extremo de despertar en la mañana, abrir mis ojos y decir ‘ay, ¿para qué desperté otra vez…?'»: Paola Troncoso habla de la fibromialgia que sufre

Autor: C. Zúñiga / 17 abril, 2021

«Llegas al extremo de que la ropa te duele, el roce de la ropa te duele en la piel, porque en la piel también se provoca un dolor como de ardor, como si estuviera quemada. Entonces es bien complicada la fibromialgia», cuenta Paola Troncoso.

La actriz -la «Paolita» de Morandé con Compañía que hoy forma parte del elenco de Mi Barrio, programa de humor que reemplazó al anterior en Mega- se contactó con el espacio que Giancarlo Petaccia emite a través de su Instagram.

Entre otro temas de hábitos de vida, Troncoso se refirió a la fibromialgia que sufre.

Según la página web de la Clínica Mayo, este «es un trastorno caracterizado por dolor musculoesquelético generalizado acompañado por fatiga y problemas de sueño, memoria y estado de ánimo. Los investigadores creen que la fibromialgia amplifica las sensaciones de dolor porque afecta el modo en que el cerebro y la médula espinal procesan las señales de dolor y de no dolor».

Este fue el testimonio de la actriz:

“Cuando tienes fibromialgia no hay una parte de tu cuerpo que no te duela, sobre todo cuando estás con crisis. Es tan intenso el dolor, que aparte de que no te puedes mover, porque te conviertes en la mujer de sal o de cemento, no puedes articular nada porque todo es dolor

“Yo durante 17 años que la padezco, entonces sé bastante de lo que es tener esta enfermedad, que es muy inhabilitante. Es complicado porque hay muchas cosas que son simples para cualquier persona realizar, como barrer o lavar platos, y es un sacrificio para quienes sufrimos esta enfermedad cuando estamos con crisis, porque todo es dolor.

“Eso obviamente te lleva a un malestar porque esto es un círculo vicioso, la fibromialgia es una enfermedad netamente emocional, como todas las enfermedades, pero esta es más reconocida por eso. Entonces al ser una enfermedad emocional y tú además al sentirte tan mal y tan inútil a veces, te sientes más mal y eso te deprime más y te genera más dolor. Y así estás en un círculo que es de nunca acabar.

“Independiente de eso, en mi caso, si hay algo que yo no soporto es sentirme inútil o estar sentada sin hacer nada, entonces me autocastigaba obligándome a hacer cosas y dañándome aún más. Acá en el campo la vida es distinta y hacía cosas muy extremas, era muy bruta conmigo misma. Teniendo el dolor intenso que tenía, salía igual a hacer cosas pesadas, como con la pala, acarrear troncos, hacer un cerco para el jardín. Me maltrataba tremendamente.

“Además después la sensación de rabia, de estar mal, de que mi cuerpo no me responda cuando yo soy súper activa, me golpeaba. Hubo momentos en que me daban esas crisis de pena, de rabia y decía ‘¡¿por qué mi cuerpo no me funciona?!’.

“Entonces llegó un momento ahora en la pandemia… Sé que la pandemia ha sido terrible para todo el mundo en muchos sentidos, pero en mi caso personal para mí fue una bendición. Yo nunca he sido una mujer que le guste mucho salir, siempre he sido muy casera, me gusta mi casa y me gusta hacer cosas de casa. Pero no es lo mismo que cuando estás obligado a estar. Y eso yo creo que me dio la oportunidad de parar un poco y decir ‘no quiero más de esto’.

“Porque yo ya estaba en el extremo de despertar en la mañana, abrir mis ojos y decir ‘ay, ¿para qué desperté otra vez? Si es un queso pararme de la cama’. Ya después uno empieza a moverse un poquito más y como que el cuerpo se calienta y ya no hay tanto dolor. Pero la primera sensación de abrir los ojos y empezar a mover los dedos, los pies, me doy vuelta para pararme, eso es terrible. Es un martirio diario.

“Entonces yo dije ‘no más. No puedo continuar así, por mí, por mis hijos’, porque para ellos también era penca ver a su mamá todo el tiempo con dolor. Y eso además me traía un mal genio de, no sé, quiero sacar algo del lavaplatos, ‘ay, me duele esto’, entonces andas irritable, cansa mucho emocionalmente.

«Entonces dije ‘ya, me voy a hacer cargo’ y fíjate que comencé a hacer un trabajo personal que por primera vez en mi vida he sido súper aplicada, porque yo nunca he sido aplicada para las cosas constantes.

“Pero esta vez fui súper aplicada porque empecé a notar mis propios cambios y darme cuenta de cómo empezaron a cambiar mis emociones, cómo empecé a quererme, a sentirme feliz. Yo antes vivía como la mayoría de las personas que tienen momentos felices en su vida. Si tú ahora me preguntas ‘¿eres feliz?’ digo ‘¡sí, soy súper feliz!’, y eso no significa que no tenga momentos tristes o que no pase nada malo en mi vida.

“Pero cuando uno trabaja en su interior y en su espiritualidad te das cuenta que el peor error que cometemos las personas es ponerle resistencia a lo que nos sucede. Siempre decimos ‘no, es que no quiero que me pase esto, no quiero estar enferma, no quiero esto’.

«Asumir, porque cuando tú aceptas lo que te sucede tienes la capacidad de decir ‘¿qué tengo que aprender de esto?’. Y cuando empiezas a aprender de cada cosa que te pasa, la vida la ves de otra manera.

“Cuando empiezas a amarte a ti mismo, yo antes cuando escuchaba esa frase y decía ‘que egoísta esa weá, ¿cómo me voy a amar yo primero si tengo hijos, pareja, tengo padres?’. Nunca lo logré entender. Pero cuando lo comprendes y lo empiezas a hacer real, te das cuenta que es la mejor manera que tienes para amar a las demás personas tal cual son”.