Glamorama
Camila Stuardo y Javier Urzúa en una foto compartida en su instagram @camistuardo en mayo de 2020.

“Vamos para los nueve o diez años, donde la terapia ha sido fundamental…”: Camila Stuardo y su matrimonio con el ingeniero Javier Urzúa

Autor: Fran Varela / 21 septiembre, 2020

“Había momentos en que salíamos de la terapia, nos sentábamos en la cuneta y decíamos ‘¿esto valdrá la pena?’. Hoy veo a mi familia y digo ‘Dios, gracias, gracias por darme las pilas para seguir luchando’, porque la familia que tengo hoy es mil veces más linda de lo que yo soñé cuando chica», afirma Camila Stuardo

La figura televisiva de 31 años se contactó con el programa que conduce Martín Cárcamo en vivo a través de Instagram.

Stuardo se refirió a las cuidados debido a la trombofilia que tiene, a su afición desde joven por la televisión y su paso por los concursos de belleza, entre otros temas.

También habló de su su matrimonio con el ingeniero civil industrial Javier Urzúa, con quien tiene dos hijas. Estas fueron parte de sus palabras:

“Yo te podría decir que hoy lo amo mucho más que hace diez años, cuando empezamos, porque lo conozco más, porque conozco su historia que hay detrás, que me hace entender su presente, muchas cosas que me molestaban o a él de mí.

“Cuando llevas tanto tiempo y empiezas a conocer su historia, lo gran compañero que es, el tremendo papá que es. Cuando partimos pololeando era todo ‘vamos para acá, vamos para allá’, un gran compañero.

“En ese minuto lo que me enamoraba también es que era muy ‘go Cami’, como ‘te tengo fe, tú eres buena en esto, te voy a apoyar, jamás te voy a cortar las alas, te voy a acompañar acá o allá’. Siempre aconsejándome.

“Y hoy me enamora lo pololos que podemos ser, de poder separar el hecho de ser papás. Nosotros no solo somos papás, también somos personas independientes. Él se va a jugar fútbol, yo me junto con mis amigas y nos gusta viajar juntos, después con las niñas. Somos súper compañeros.

“Creo que parte fundamental de una relación es el amor, el respeto, pero la admiración, y yo a él lo admiro profundamente y creo que cada día más.

“Si te soy sincera, y espero que esto le sirva a la gente que está viendo, nosotros con nuestro primer año de vida de la Maite lo pasamos muy mal. Según entiendo, y esto lo supe porque fuimos a terapia, nosotros lo estábamos pasando muy mal, no entendíamos este cambio de estar durmiendo horrible, como esa pérdida de libertad.

«Antes con la Maite en la panza nos íbamos al cine, nos íbamos a un concierto, a un asado, y después ya no… ‘Hace frío para que estés con tu guagua afuera’. Entonces ese primer año fue de mucho roce. Yo 24 años, Javier debió haber tenido unos 28. Yo siento que la terapia se debe normalizar. A mí me encanta ir a terapia porque creo que es un autoconocimiento y yo sabía que lo estaba pasando mal.

“Quizás Javier no estaba acostumbrado a ir a terapia y le dije ‘yo tengo fe en esta relación, ¿tú?’. ‘También’. ‘Vamos, vamos a que nos ayuden, vamos a que nos orienten, que haya otra persona’. Y creo que así fuimos construyendo una relación cada vez más sana.

“El hecho de asumir que nos equivocábamos, el hecho de asumir que su historia o cómo lo criaron quizás era muy diferente a la mía. Con mucho trabajo, con mucha paciencia y con un montón de amor, porque teníamos fe en esta familia. Y así vamos para los nueve o diez años, donde la terapia ha sido fundamental.

“Yo me acuerdo haber conversado con una sicóloga y me decía ‘el primer año para unos padres es lo más duro’. Y creo que en este país la salud mental no la toman como una prioridad, porque puede ser muy caro o porque no se normaliza. Ella me decía ‘ojalá pudiera existir terapia para todos los padres primerizos’. El porcentaje de separaciones es enorme con la primera guagua.

“Entonces yo tuve un compañero que me dijo ‘sí, vamos, arreglémoslo, conozcámonos más’. Eso ha sido parte fundamental de ir construyendo esta relación sólida y la familia que tenemos hoy.

“Había momentos en que salíamos de la terapia, nos sentábamos en la cuneta y decíamos ‘¿esto valdrá la pena?’. Hoy veo a mi familia y digo ‘Dios, gracias por darme las pilas para seguir luchando’, porque la familia que tengo hoy es mil veces más linda de lo que yo soñé cuando chica. No puedo creer lo afortunada que soy”.