Muere James Gandolfini, el jefe de la serie Los Soprano
Casi como si se tratara del más repentino giro en el guión, el gran jerarca de Los Soprano tuvo un final inesperado: el actor James Gandolfini, célebre por inmortalizar al jefe mafioso y padre de familia Tony Soprano, en la aplaudida serie de HBO, falleció ayer, a los 51 años, mientras pasaba sus vacaciones en Roma, Italia, donde también asistiría al Festival de Cine de Taormina. Según informaron la señal y otros medios estadounidenses, la causa de su deceso fue un ataque al corazón. “Estamos consternados y sentimos una tristeza inconmensurable por la pérdida de un amado miembro de nuestra familia. Era un hombre especial, que trataba a todo el mundo con el mismo respeto, sin importar la posición que desempeñara. Nuestras condolencias a su esposa e hijos”, expresó la cadena en un comunicado (al estadounidense lo sobreviven su mujer y dos hijos).
Nacido el 18 de septiembre de 1961, en Nueva Jersey, Gandolfini comenzó su carrera en el teatro. Su debut fue en la nueva versión para Broadway de Un tranvía llamado deseo, en 1992, donde compartió escenario con Jessica Lange y Alec Baldwin. Un año más tarde conseguiría el rol que lo ubicó en el mapa cinematográfico y que lo hizo dar el salto a los personajes que luego explotaría: Virgil, un asesino a sueldo en la película True romance, de Tony Scott y con guión de Quentin Tarantino.
Tras ese recorrido, su estampa musculosa encandiló al director David Chase, lo que lo llevó en 1999 a su debut como Tony Soprano, donde ganó tres premios Emmy, un Globo de Oro y tres galardones del Sindicato de Actores de EE.UU. Más allá del palmarés personal, Gandolfini fue parte de una serie que trepó en la cultura popular estadounidense del último siglo y que volvió a posicionar a la mafia como una temática rentable, impacto replicado en libros, videojuegos, bandas sonoras y hasta un tour en su natal Nueva Jersey. Un todo que lo convirtió en el gánster televisivo más icónico de las últimas tres décadas.
Mirando de cerca las cifras, la serie -que culminó en 2007, tras seis temporadas- se convirtió en el programa con mejor rating de la cadena de televisión, sólo superado años más tarde por True Blood. En total, ganó 21 premios Emmy y cinco Globos de Oro. La respuesta de la crítica fue igual de apabullante y, de hecho, entidades como Asociación de Guionistas la eligieron como el “programa de la historia”.