El duro relato del instructor René O’Ryan sobre su lucha contra el cáncer: Le dieron un año de vida
René O’Ryan combate como un valiente soldado. El ex instructor del reality Pelotón, marino de profesión, lucha contra un rebelde cáncer al esófago. Fue el diario La Cuarta que reveló hace unas semanas la dura e incansable batalla que el buzo táctico de la Armada lleva a cabo desde que le declararon la enfermedad.
El recordado instructor, que ha participado también en varios reality de peso, fue entrevistado por Tonka Tomicic para el matinal Bienvenidos. Allí relató cómo ha enfrentado el cáncer, los momentos más difíciles que le ha tocado vivir y reveló que hace casi dos meses los médicos le dieron solo un año de vida.
Esto no ha aplacado a O’Ryan, quien aseguró que seguirá batallando para vencerlo, a pesar del crudo diagnóstico.
Este fue parte del relato de O’Ryan a Tonka para el matinal de Canal 13:
René O’Ryan: “A mí me dieron tranquilidad, a mí me dieron amor, alegría. Jamás pena, jamás tristeza, jamás pobrecito. No. Eso no existe. Yo requería de un ambiente donde yo estuviera happy. Y eso se dio y todos lo entendieron. La persona que tenga pena acá, dejó de ser mi amigo, porque mi entorno de amigos, que eran los marinos, buzos tácticos, siempre estuvieron conmigo. Y yo les dije: si alguien tiene pena, está triste, chao conmigo, porque yo no estoy en mala, estoy feliz, happy. No estoy arrastrándome por el suelo .
“¿Por qué pedi ese tiempo? Porque quería probar lo que estaba haciendo. Hice locuras. Tal vez van a saltar acá los nutricionistas. Por ejemplo, insistí o traté de que mi cuerpo, mi sistema inmunológico, no se desgastara en tonteras. ¿Cómo en qué? Asumí como si estuviera en la naturaleza. En la naturaleza los animales comen cuando tienen hambre y beben cuando tienen sed. Es decir, yo ya no comí según lo que me impone la sociedad: desayuno, almuerzo, once. Yo comía cuando me daba hambre, y comía cuando me daba sed. Entonces, mi sistema inmunológico estaba trabajando al mínimo y no a full. Entonces me dijeron que con la radio (radiografía) ‘se te va a inflamar esto’. Y yo seguí comiendo normal, sin sentir que no pasaba nada.
“Después de eso, vino el descalabro. Porque la verdad es que disfruté de mis terapias. Yo llegaba a mis radios contento. Yo llegaba motivado. Me acostaba, me focalizaba, meditaba. Cuando partía la radiación, me imaginaba cómo lo iban destruyendo, cómo iba reventando, cómo le iban disparando. Entonces, nunca sentí dolor, sentí placer de que, eso que estaban haciendo, era un aporte más.
“Vino cuando terminó la terapia, terminó la radio, terminó la quimio. Y pasaron cuatro días. Iba a tomar agua, y no podía tomar agua, porque era como si me estuviera entrando ácido. Sentía cómo me quemaba. Y me revolcaba del dolor. Y dije ‘guau, aquí si estoy sufriendo lo que es tener cáncer’. Y como no podía tomar agua, tampoco podía comer. Entonces dije ‘bueno, esto va a durar una semana y media’. Dejé de tomar agua, dejé de comer. Tuve siete días sin tomar agua. Te lo juro. Siete días. Yo no hacía deporte. Trataba de no gastar energías. Me deshidraté el último día. M tuvieron que llevar a la clínica. Me tuvieron que hidratar. Dos litros altiro. Y me dijeron ‘René, acá vamos a tener que hacer algo, porque no puede seguir con este régimen tuyo de no comer.
“En esos siete días, perdí siete kilos. Partí con 89. Allí llegué como a 81. Todavía estaba normal. Entonces, ahí me dan todas las alternativas para alimentarme. Mucha eran intravenosa. No acepté. Otra era como una manguera, un recipiente donde me iban a dar colados. Tampoco la acepté. Y llegué a un botón, que es un flexible que pasa del abdomen hacia el estómago, donde entra comida líquida, y te meten los remedios y todo eso. Eso lo acepté.
“No hubo dolor, pero tenía que estar 15 horas para que pudiera pasar un litro de alimento, acostado, en mi casa, y eso me mató. Y eso me mató, porque jamás logré que llegara al litro y medio y siempre llegué a 800, 750. Una vez llegué a 900. Pero nunca llegué a lo que debía, porque estar 15 horas acostado, en ángulo, porque si estaba tendido, el líquido entraba por otro lado y era el mismo dolor. En la noche no me podía alimentar. Entones era 15 horas, 16 horas, 17 horas si salía a comprar. Se alargaba y nunca lo cumplí Perdí 20 kilos. Llegué a 68 kilos. Y ahí yo llamé. Llevaba tres semanas. Y dije ‘o me sacan esto o me lo saco, porque esto me está matando’.
“Poco a poco fui comiendo. Allí fue conociendo esta yerba maravillosa, que es el matico. Tomaba agua de matico. Y me permitía tomar agua. Tomaba agua sola, y era un dolor. Tomaba agua de matico y no lo sentía. Entonces ahí dije ‘ya, vamos a comer de a poco, mascando muy poco, tomaba agua, tragaba y fum… Porque si masticaba mucho, fluía muy lento, recorría muy lento. Poco a poco comencé a alimentarme. Volví a recuperar mi peso y en tres meses estaba impecable.
“A los tres meses y medio, me hicieron un segundo examen. Y ese segundo examen muestra que los ganglios ya no estaban contaminados. El estómago ya no estaba. Y de quedar, quedaba muy poco en el esófago. Pero aparece una manchita en el hígado. Entonces, pasamos a un cáncer distinto. El primero lo gané. Pasamos a un cáncer metastásico de esófago y ganglios”
Tonka Tomicic: “¿Y es ahí cuando te dan un límite de vida?”
O’Ryan: “Si. Ahí me dicen ‘ya no hay solución para tu cáncer. No lo podemos eliminar. Lo único que podemos en contenerlo y eso es quimio’. Y tu sobrevida es de un año. Y ahí vi por segunda vez a Marta quebrarse. Yo lo tomé como se toma todo, como lo tomé antes frío. ‘Le gané a uno, en poco tiempo. Hay que volver a ganar’. Y debo reconocer que este diagnóstico que te dan es sin anestesia. Entonces, contamina tu entorno. No lo acepta. Yo tengo la capacidad de cargar a una persona. Dos, tres o cuatro, no. Entonces, contamina tus relaciones. ‘Necesito focalizarme en este nuevo panorama, mucho más crudo, pero no invencible.
“La verdad, Tonka, y yo se lo digo a la gente que está mirando esto, que sufre de cáncer, lo que yo digo no es ley, pero tiene harto fundamento. El cáncer se puede ganar. Si uno lo divide, el 50% está en la cabeza. La cabeza es fuerza, voluntad, fe y esperanza. Eso, para mí, es cabeza. El otro 50% es la dieta. Va si o si. No hay que cambiarla. Y el otro 25% está todo eso de las alternativas. Descartemos todo eso que te dicen que te vas a morir. Miremos todo lo que es alternativas. Y son muchas.
Tonka: “¿Hace cuanto te dijeron que tenían un año de vida?”
O’Ryan: “El 15 de junio”
Tonka: “Hace poco. Has hecho el tratamiento”
O’Ryan: “No”
Tonka: “Has hecho el tratamiento”
O’Ryan: “No”
Tonka: “¿Lo vas a hacer?”
O’Ryan: “No”
Tonka: “Es increíble, de verdad”
O’Ryan: “Es que vuelvo a insistir, Tonka. El cáncer se gana, pero con actitud”