Karol Dance vive su minuto más complicado por ataques y mala onda: «¿En qué momento me transformé en una bandera negativa de lucha?»
«¿En qué momento me transformé en una bandera negativa de lucha, carteles en mi contra en las marchas, rayados deseándome la muerte? ¿A quién le hice tanto daño para comenzar algo así?».
Esta es la pregunta que se hace Karol Lucero -el panelista del matinal de Mega que se hizo famoso como «Karol Dance» en el desaparecido programa juvenil Yingo- en un extenso texto que publicó en su Instagram.
El rostro televisivo de 32 años abordó anoche un vuelo a México por motivos laborales justo en medio de un fenómeno que ocurre en torno a su persona durante el estallido social.
Van al menos tres oportunidades en que, durante los despachos en vivo de los periodista de los canales que cubren la crisis, se acercan transeúntes y gritan duras frase contra Lucero. A ellos se suman algunos carteles y consignas. En tanto, se creó una página web donde se grafica toda esa mala onda.
El tema comenzó con las manifestaciones. El locutor radial contestó a algunos ataques en su Instagram, donde suma 2,6 millones de seguidores.
Con el pasar de los días el asunto no se detuvo, la preocupación de Karol aumentó. El tema lo afectado «más de la cuenta», reconoce la figura de Mega en el posteo que realiza en la red social:
Karol Lucero: “Por razones laborales tuve que viajar al extranjero; siempre es distinto cuando ves las cosas desde otra perspectiva. La crisis social que vive Chile es injusta, un país que parecía un ‘oasis’ en la región, un modelo económico sólido, admirado por los países vecinos, gente trabajadora, de esfuerzo y motivados a sacar adelante la nación.
«El gran problema, la distribución de los recursos, las grandes utilidades de las empresas que no se reparten entre sus trabajadores, AFP que gane o pierda siempre cobra una comisión, dejando de lado un complemento solidario que ayude a los que fueron menos afortunados durante su vida laboral; un sistema de salud nefasto con las personas de escasos recursos, que si no se apoya en bingos, no podrían financiar las personas de la tercera edad por ejemplo.
«Así tantos problemas que todos conocemos y que mencionarlos sería redundar. En lo particular y siendo honesto, no tengo ninguna dificultad hoy en día, buenos trabajos, gozo de excelente salud, mi familia está bien y podría mantenerme indiferente a lo que ocurre, pero eso sería olvidar mi origen, soy de San Joaquín educado en una familia muy modesta y antes de los 20 años ya estaba en Dicom, falta de educación financiera y acceso a una tarjeta de crédito que otorgan irresponsablemente a los jóvenes, me habían hecho caer en un viaje que para muchos no tiene retorno, las deudas.
«Soy ciudadano activo, en la época que aun se inscribía en forma voluntaria, lo hice apenas cumplí 18 años, mi primera elección presidencial fue en el 2009, como comenté en una entrevista voté por Piñera en su primer mandato, ya para el segundo preferí anular y manifestar mi descontento por medio del sufragio; que es la forma más democrática que tenemos para expresarnos.
«Hay personas que les gusta marchar, pero a la hora de votar no lo hacen, no es necesario tener una preferencia, pero una manera de demostrar que quieres cambios es anulando el voto, para que se contabilice la desaprobación, al menos desde mi punto de vista. Chile despertó es la consigna, pero qué pasó? Por qué el pueblo comenzó a hacerle daño al pueblo? Saqueos en almacenes de barrio, en ferias libres, incendios en las estaciones de Metro…
«Eso a quién afecta realmente? Los empresarios, los políticos y las autoridades de gobierno solo se enteran por la prensa de lo que ocurre, pero en su diario vivir jamás se sentirán tocados por ello, se pierde el foco y el objetivo.
«En lo personal, me ocurre algo que aún no logro entender. ¿En qué momento me transformé en una bandera negativa de lucha, carteles en mi contra en las marchas, rayados deseándome la muerte? ¿A quién le hice tanto daño para comenzar algo así?
“Habiendo tanto delincuente, pederasta, criminal, narco, acosadores, evasores de impuestos, estafadores que se han ido del país y otros que están en clases de ética, tantos nombres de personas que han hecho daño, ¿pero yo a qué persona o institución le hice mal? ¿Cuándo algún compañero o compañera de trabajo, de colegio, de universidad, ex pareja o alguien que me conozca realmente, ha dicho algo negativo de mí que sea condenable?
“Me entristece lo que ocurre. Sé que es una minoría y que sería injusto ponerlo en la balanza con todas las muestras de apoyo que recibo a diario. Por eso siempre trato de colaborar en todos los beneficios que me invitan, pero esta vez me afecto más de la cuenta; es como en las movilizaciones, pueden participar más de medio millón de personas, pero un grupo menor de encapuchados hace tanto alboroto, que son quienes se llevan toda la atención por sus destrozos y malas conductas, dejando en el olvido a las miles de personas que en forma pacífica se manifestaban, planteando con respeto todas sus demandas.
“Sé que es una lección más que me entrega la vida. Todo lo malo siempre pasa. ‘Solo los árboles que dan frutos reciben piedrazos’. Es lamentable que gasten su tiempo o desvirtúen sus convicciones en algo tan banal como desearle mal a otro; o juzgar y opinar sin conocer, mi conciencia está tranquila.
“Siempre he actuado desde la buena fe. Pero si queremos cambios, equidad, tolerancia, justicia y respeto, partamos por nosotros mismos, es tan absurdo, contradictorio y poco coherente pedir un trato justo e igualitario menoscabando a otro, que no se entiende. Hay que ser consecuentes, desde la práctica promovamos la unidad y la paz en el país”.