Cecilia Bolocco dio un giro en su vida para ayudar a las personas con cáncer: “Aunque estés en el peor momento de tu vida, en un momento muy desolado, trata de mirar al otro, trata de agradecer a la vida…”
Este jueves, en Bienvenidos, Cecilia Bolocco reconoció que su hijo Máximo fue tratado por cáncer. Además, reveló que su vida dio un giro drástico en función de ayudar a la gente a través de fundaciones y gestionando tratamientos de última generación.
Hace unos días, en el marco de la Teletón, la ex Miss Universo contó que Máximo enfrentó un tratamiento que tuvo quimioterapias y uso de prótesis. En el matinal de Canal 13 afirmó que el proceso que vivió con su hijo fue por un cáncer.
En la conversación, Bolocco detalló cómo su vida dio un giro para dedicarse a ayudar a las personas con cáncer luego de su experiencia con Máximo.
Ahora es parte del directorio de la Fundación Nuestro Hijos, que ayuda a niños con la enfermedad, e incluso se ha coordinado con el Ministerio de Salud para gestionar una red de salud más fuerte. Su fin es traer una máquina de protones, con la que trató a su hijo, para que sea usada por los chilenos:
Cecilia Bolocco: “Cada día tenía más fuerza. ¿sabes de dónde provenía esa fuerza? Nuestro proceso fue muy complejo, porque partimos a Estados Unidos, porque aquí no se le podía tratar. Las secuelas con las que puede haber quedado, de haber sido tratado con máquinas convencionales, habrían sido devastadores.
“Pero nos equivocamos. Llegamos a un lugar equivocado. Se empezó con el tratamiento. Y después, revertir esas equivocaciones, era muy complejo, porque podía haber arreado otros problemas médicos, además. Entonces, cada vez se veía más complejo. Cada vez me pedían más fuerza. Y cuando finalmente llegué al lugar indicado, al Hospital St. Jude, fue una bendición y un sentimiento de gratitud tan grande que fue como haber nacido de nuevo.
“Y la alegría inundó mi corazón. Y yo empecé a trabajar por otros niños que estaban en ese hospital, al igual que Máximo, y empezamos a salir de nuestro dolor para ingresar al dolor del otro. Y cuando hicimos ese ejercicio, nuestro dolor empezó a disminuir mucho, mucho…
“Y entonces teníamos cada vez más fuerza. Y Máximo luchó contra ese demoledor tratamiento con una fortaleza impresionante. Y se ha recuperado de la misma manera. Y eso tiene que ver con el hecho de que, aunque estés en el peor momento de tu vida, y te encuentres en un momento muy desolado, trata de mirar al otro, trata de agradecer a la vida. Siempre hay tiempo para aprovechar al ser querido que tienes a tu lado. Siempre hay momento para decir ‘te amo’. Siempre hay un espacio para ayudar al otro.
“Independiente de lo duro que pueda ser tu camino, siempre tiene que haber un espacio y tiempo para que observes al otro. No puedes quedarte en ti, porque si te quedas en ti, ese dolor te mata, te roba la fuerza. Pero cuando tú vez al otro, vez que también necesita ayuda. El otro también sufre. Es cuando entonces tu dolor empieza a desaparecer. Y empieza a llenarse tu corazón de un sentimiento más profundo, que es esa capacidad de darte cuenta que puedes ayudar al otro y que puedes hacer mucho por el otro.
“Por eso es que a mí, junto con el tratamiento de mi hijo, me nació una certeza profunda en mi corazón de que cuando llegara a Chile tenía que abocarme para ayudar a los otros, a las otras familias que pasan por lo mismo que nosotros.
“Y en eso estoy. Estoy con un proyecto alucinante, donde he logrado aunar a los mayores actores nacionales e internacionales para formar este proyecto. Es ambicioso. Pero cuando uno habla de salvar vidas, hay que ser muy ambiciosos, porque la vida es lo más valioso. Por tanto, este proyecto es así de ambicioso. Así que estoy trabajando desde hace mucho tiempo en eso.
“Pero, paralelamente, he ingresado a una fundación que me tiene el corazón repleto de amor. Se llama la Fundación Nuestros Hijos, que hace treinta años trabaja con los niños con cáncer.
“Estoy muy decidida a trabajar por el cáncer infantil. Marcela Zurieta es la presidenta del directorio. Yo soy directora de la fundación, junto a un equipo de directores fantásticos. A Marcela Zurieta le cuento lo que quiero hacer. Se emociona mucho. Y le digo ‘Marcela, hay que traer al país la máquina con la que traté a Máximo’. O sea, hay muchos casos del matiz que tuvo Máximo, pero hay muchos casos en el país que pueden ser atendidos con esta máquina y revertir la situación en que tratamos el cáncer y, por supuesto, luego tenemos que lidiar con las secuelas de un tratamiento tan devastador.
“Esta máquina es una máquina de protones. Existe solo en algunos países del mundo. Existe en Estados Unidos y en un par de centros de los más avanzados. Es una máquina costosísima, muy compleja de operar. Y yo venía con este norte. Y cuando hablo con Marcela Zurieta me dice’ uy, pero el Ministerio de Salud va a montar un nuevo centro de radioterapia con lo último en teconología’. Y le digo ‘no te lo puedo creer. ¿Van a traer la máquina de protones?’. ‘Espérate. Voy a llamar’…
“Y llama a Sergio Becerra, quien ha sido un extraordinario aliado conmigo. Es quien encabeza hoy el Plan Nacional del Cáncer. Y hablo con él y le digo ‘¿van a traer la máquina de protones?’. ‘No, Cecilia. Nosotros estamos montando un nuevo centro de radioterapia y vamos a traer los Ferrari de la industria de la radioterapia’. ‘Ah, entonces traen una máquina de protones’. ‘No, esa es una nave espacial’. Y dije ‘tenemos que traer la nave espacial. ¿Está claro?’.
“Y desde ese momento, empecé a trabajar con él y a adentrarme en la realidad del cáncer de adultos en nuestro país. Yo estaba muy vinculada por el caso de Margarita Hancke y con la Fundación Esteer Lauder, que trabaja con el cáncer. Muchos años trabajando con ellos y haciendo giras por el país para que las mujeres se hagan la mamografías y supieran de la realidad del cáncer mamario y uterino. 700 mujeres mueren al año por el cáncer uterino. También hay un proyecto super grande para revertir esa situación y acabar con el papiloma. Se puede…
“Desde que empezó de la pandemia, que nos llegó a nosotros a comienzos de marzo, hasta el día de hoy contamos con 2800 fallecidos por cáncer. Y el cáncer no espera. Entonces, mientras más me ido adentrando en lo que se está haciendo, que nos han enseñado… He estado trabajado de manera muy mancomunada con el Ministerio de Salud porque esto tiene que ser un esfuerzo público y privado.
“Esto tiene que aunar criterios de todo nuestro país, de todos los actores, del mundo privado y público, porque tenemos que caminar en la misma senda y hacer un cambio sustancial en la manera en cómo abordamos, tratamos y, ojalá, curamos el cáncer. Es este mi compromiso.
“Vamos a hacer una red que va a unir a todos los hospitales públicos, a todos los centros médicos que existan en nuestro país para que estén unidos y conectados a través de un esfuerzo extraordinario”.