La nueva vida del diseñador Rubén Campos en Maitencillo tras perder sus bienes a los 40: “Pensé hasta en suicidarme porque pensé que todo lo que era era lo que tenía…»
“Como a los 40 perdí todo. Todo el mundo lo sabe, salió en los diarios. Fue muy terrible. Ahí Dios me dijo ‘ahora vas a volver a nacer’. Y volví a nacer, literalmente», dice Rubén Campos.
El diseñador chileno se contactó con el espacio que Angélica Castro transmite en vivo por instagram y se refirió a su nueva vida luego de convertirse en el modisto chileno más destacado y, posteriormente, perder sus recursos monetarios.
Campos, de de 65 años, es el autor de los vestidos con que Cecilia Bolocco ganó el Miss Universo en 1987 y del traje transparente de la Gala del Festival de Viña en 2007.
Chilenas destacadas de diversos ámbitos han sido clientas suyas, fue uno de los primeros en realizar una línea espacial para una multitienda y fue premiado la industria de la moda de Miami por su trabajo.
Hace años se instaló en Maitencillo, desde donde contó su cambio de vida:
“(Ha sido) Con mucho amor, con mucho esfuerzo, con mucha tenacidad, porque para mí la moda ha sido mi vida, el arte. Le tengo mucho amor y lo hago con mucha pasión. Pero lo hice con tanta pasión que ahora bajé el nivel, bajé los decibeles.
«Estoy tratando de estar más conmigo. A este mundo vinimos a hacer las cosas que nos gustan. Y cuando te das cuenta que tienes que parar y conocerte, tienes conectarte con el universo. Por eso estoy aquí”
Angélica Castro: “La gente te expresa todo el cariño. Te juro que se están conectando mucho. ¿Dónde estás específicamente?”
Rubén Campos: “Estoy en Maitencillo. Mira el mar atrás, el mar maravilloso. Tengo salida directa al mar. Es una belleza vivir acá, una bendición, con mis doce perros que están ladrando abajo”
Castro: “Después nos tienes que mostrar algunos de ellos, que son soñados. Tiene unos perros Rubén, con sus pelos gigantes, largos. Me acuerdo que a uno le hacía como rastas”
Campos: “Ellos son rastas, son pastores húngaros. Pero recogí uno de la calle que pensaba que era uno que había arrancado. Lo recogimos y no era. Y bueno, lo lavamos. Es un poddle y se mimetizó con los otros, pero tiene diferente carácter”
Castro: “¿En qué momento decides irte a Maitencillo? Porque el cambio de estar de la ciudad a la playa. Siempre tuviste yendo y viniendo por trabajo, pero tomar una decisión de mudarte a un lugar que tiene otro ritmo, otra gente, estás mucho más aislado»
Campos: “Para llegar acá me tuvieron que pasar muchas cosas y muy fuertes en la vida”
Castro: “¿Cómo qué cosas?”
Campos: “Como que a los 40 perdí todo. Todo el mundo lo sabe, salió en los diarios. Fue muy terrible. Ahí Dios me dijo ‘ahora vas a volver a nacer’. Y volví a nacer, literalmente. Y por eso tuve que arrendar una casa para vacacionar, porque no tenía nada. Y arrendé en Maitencillo esta casa y dije ‘esta casa va a ser mía’.
“Al segundo año trabajé como siempre he trabajado, como loco, trabajólico, y me pude comprar mi casa de nuevo. Me empecé a quedar un día, dos, hasta que ahora voy solo dos días a trabajar a Santiago, a atender mis tiendas, y vivo acá con mis perros, mis ‘hijos’, mi nano.
“Todos los seres humanos tenemos el poder de la resiliencia. Y eso es lo más importante, porque todas esas cosas para mí han sido uno de los aprendizajes más grandes que he tenido en mi vida. Pensé hasta en suicidarme porque pensé que todo lo que era era lo que tenía»
Castro: “Ay, no, Rubén, ¿cómo pudiste haber pensado eso?”
Campos: “Dios me dijo: ‘Y vas a empezar de cero’. Empecé de cero y me vinieron todas las cosas más divinas del mundo. Pero después me pasó que dos personas que trabajaban conmigo, que me estaban ayudando, me robaron todo de nuevo. Y de ahí empecé de nuevo, empecé de cero. Mira, me saqué todo el cáncer de mi vida. Era un cáncer el que yo tenía. Me lo saqué todo y empecé a vivir de nuevo.
“¿Qué les puedo decir? Los sueños se hacen realidad. Saquen los pensamientos negativos de sus mentes. Cancélenlos y cámbienlos por positivos. Todo lo que ustedes son es lo que atrae. Y yo decidí venirme a Maitencillo y empecé a quedarme, porque yo vivía para mi ego, los aplausos, ‘eres el mejor’, ‘el más perfeccionista’, ‘el mejor, el mejor y el mejor’. Y eso es sufrimiento. Eso es estrés. Eso es cortisol que va todos los días por tu sangre. Eso mata.
“Entonces dije ‘quiero estar conmigo’. Y empecé. Y ahí viene lo más terrible de todo: empezar a estar contigo, conocerte, divertirte, no aburrirte, entretenerte contigo mismo y solo. Maravilloso. Me costó dos años y medio, tres años. Olvídate. Me emociono”
Castro: “¿Perdonarte de qué, Rubén?”
Campos: “Por mil cosas. Por no darte el tiempo. Perdonarte porque te criticas mucho, te ofendes muchas veces, yo era terrible conmigo mismo. Y ahí partió mi vida”.