Andrea Tessa tras cáncer a la vejiga: «No tomo agua de la llave nunca más. Me compré una máquina maravillosa con la que alcalinizo el agua y cocino…»
Andrea Tessa fue la invitada de este martes al programa Velvet al Desayuno, conducido por Angélica Castro y emitido por Instagram Live.
La cantante y compositora de 59 años hizo un recorrido por su carrera musical y televisiva. Repasó sus mejores momentos, su paso por el Festival de Viña y habló de su tratamiento contra el cáncer de vejiga desde una década. Este fue su relato sobre este último tema:
“El año 2010 yo venía con una sensación de malestar, pero es el mismo malestar de cuando has tenido una cistitis, ninguna diferencia. Y yo nunca había tenido una cistitis. Fue el verano más incómodo. Entonces empecé a tomar lo que se toma para esta cosa y si bien no tenía dolor, pero sí seguía un malestar raro.
“Tomé hora con un urólogo en Santiago. Me fui al matrimonio del hijo de mi novio, que se casaba el 26 de febrero de 2010 en Antofagasta, y yo tenía hora para el 3 de marzo en Santiago. Y viene el terremoto del 27 (de febrero de 2010) y quedé allá, porque una amiga mía me dijo ‘no te vengas a Santiago porque está con sicosis en estos momentos. La gente está muy asustada. Vienen réplicas a cada rato’. En Antofagasta no se sintió. Y me quedé.
«Le dije a Iván (Simunovic, su pareja) ‘necesito ir acá, ya que no puedo ir a Santiago’, y averiguamos cuál era el mejor urólogo en Antofagasta: el doctor Reinaldo Morales. ¿Qué pasa? En Antofagasta la incidencia de cáncer de vejiga es tremenda por la cantidad de arsénico que durante años los antofagastinos tenían en el agua, cantidades de arsénico. Hay muchas gente que hoy tiene 60, 70 años, que tienen cáncer de vejiga, de riñón, cáncer a la piel.
“Fui donde el doctor al día siguiente, el primero de marzo, y un examen. Efectivamente, sí. Yo no me quedé mucho tiempo para pensar y para tener miedo y pánico. Le dije ‘¿qué hay que hacer?’. ‘Hay que operarse. Me imagino que usted se quiere ir a Santiago’. ‘No, yo me quedo, me opero en Antofa. ¿Me puedo operar mañana?’. ‘Te puedes operar mañana’. El 2 de marzo iba yo entrando a la clínica de Antofagasta a operarme.
“Y me operaron ahí. Sacaron y a esperar la biopsia, que también son unos días demasiado largos, porque si bien sabíamos qué era, hay que ver el apellido, porque hay cánceres y cánceres. Llegó la respuesta, era un sarcoma, que es muy agresivo pero gracias a Dios no es infiltrante, no son de esos que viajan por el cuerpo. Son nódulos localizados, se sacan.
“Me hicieron un tratamiento y por cuatro años estuve perfecto, ningún problema. Pero al quinto año, cuando ya iba a levantar la bandera, volvió a aparecer. Y este tipo de tumores, o nódulos, son recurrentes, así que no es una sorpresa. Son poco agresivos pero son recurrentes. Entonces no es tan terrible.
“Mi tratamiento es control. Cada seis meses, hace diez años, que me hago chequeo y lo que haya se saca. Estar atenta siempre. Nunca hay que decir ‘le gané la batalla al cáncer’, porque no hay que decir eso. Es perder el respeto y a ese bicho hay que respetarlo, porque aparece. Primero hay que escuchar tu cuerpo, hay que chequearte, tienes que hacerte chequeos.
“Con esto de la pandemia mi chequeo semestral no me lo pude hacer, porque no podía entrar a una clínica porque mi doctora tampoco estaba y hacía telemedicina. Y en septiembre me hice el chequeo y ok, estoy tranquila. Es un tema con el que tendré que vivir siempre y me tendré que chequear siempre.
“El diagnóstico lo recibí con Iván a mi lado, que es muy importante, con una mano que te aprieta y tú la aprietas de vuelta. Y la que hablaba era yo. ‘Doctor, ¿qué tengo que hacer? ¿Cuáles son los próximos pasos?’.
“El caldo de cabeza lo tuve la noche antes de operarme, pero en ese momento hay que tomar decisiones, no hay que irse para la casa. Y sí me dio miedo, por supuesto que da miedo. Los planes que uno tiene… Y empecé a pensar obviamente en la fragilidad de la vida y cambiaron mis prioridades en muchos sentidos.
“Por ejemplo, se me ofreció una pega maravillosa en la televisión, que después hizo la Nicole y lo hizo de lujo. Era ir de jurado a Mi Nombre Es. Pero yo venía saliendo de mi tratamiento súper intenso, entonces necesitaba un tiempo para mí. Fue muy rudo, lo había pasado muy mal.
«Dije ‘gracias, pero quiero darme este tiempo para mí, mi familia, mi pareja y estar tranquila y no ir a meterme a un estudio de televisión en verano, perderme en los castings. No tengo en estos momentos las ganas ni la energía de hacerlo. Necesito cargarme de energía. Y eso es familia, playa’. Necesitaba acurrucarme, no estaba para mostrarme en la tele.
“No me arrepiento, porque el cuerpo te pide ‘para. Dame pelota a mí’. Eso es lo que hice. Y otra cosa: empecé a tomar agua alcalina. No tomo agua de la llave nunca más. Me compré una máquina maravillosa con la que alcalinizo el agua y cocino, porque el cuerpo tiene que estar en estado más alcalino que ácido. Como muy poca azúcar, menos carnes rojas, era bien de asados, y harto pescado”.