«Dije ‘qué rico olor tiene este hombre… Y qué lindo habla’. Y de ahí una cosa dio a la otra»: la historia de la reconciliación de la doctora Carolina Herrera con su marido luego de trece años separados
«Fue una separación quirúrgica», dice la doctora Carolina Herrera sobre la separación de su marido, el siquiatra Eugenio Olea, con quien tiene tres hijos, en 2005.
La médico intensivista UCI del Hospital de la Fuerza Aérea y panelista de Bienvenidos se reconcilió con su esposo trece años después y en La Divina Comida relató cómo fue el regreso.
Herrera protagonizó el último episodio del programa de Chilevisión junto a los actores Carolina Varleta, Ricardo Fernández y Gustavo Becerra y esta fue parte de la conversación:
Gustavo Becerra: “Nos contabas ayer que habían tenido una separación de trece años”
Carolina Herrera: “Trece”
Becerra: “Y después volvieron. ¿Qué gatilló eso?”
Herrera: “Todos nosotros tenemos algunas cosas en la cual no transamos. De alguna manera nosotros habíamos acordado que, si en algún minuto alguien ya no estaba emocionalmente con el otro, la primera persona que se iba a enterar era el otro, y no fue así. Decidimos en el 2005 separarnos, pero fue una separación quirúrgica.
“Pasaron varias cosas. Me perdí en la cordillera una noche, en el Parque Nacional Conguillío, al borde del congelamiento, fue una cosa tremenda”
Carola Varleta: “¿Qué estabas haciendo?”
Herrera: “Me invitó mi consuegra de ese tiempo a un lodge de montaña que se llama La Baita en Conguillío. Y en Freire encuentro unos niños que estaban haciendo dedo. En el trayecto compraron pan, queso, unas cosas, y llegamos a Conguillío como a las siete, ocho de la tarde. Los dejo, y cuando bajo la mochila veo que se les había quedado el pan con queso. Y eran como mis hijos, entonces digo ‘voy y vuelvo’.
“Entro donde decía ‘circuito Laguna Esmeralda’ y choco con una roca y quedo enganchada en la roca con las ruedas rodando. Nueve de la noche. Me bajé y empecé a caminar e iluminaba solo con el celular. Caminé hasta las 12 de la noche cayéndome, levantándome, y pasa una cosa increíble.
“De repente choco con un jeep. Y milagrosamente el jeep estaba con las ventanas y las puertas abiertas. Cuatro de la mañana y de repente veo en la ventana tres cabezas. Y uno de los señores mira al otro y dice ‘¿dejaste la puerta abierta, weón?’, y le digo ‘no lo rete, présteme una parka’”
Varleta: “¿Cuántos grados habían?”
Herrera: “Cuatro grados. Y estaba ocho horas a la intemperie con una polera. Me llevaron de vuelta a La Baita y me llama uno de mis hijos y me dice ‘mamá, no sabes lo que pasó anoche. Se murió Jorge’, que era mi cuñado. Y yo estoy segura que Jorge, en el camino al cielo, fue y me dio una mano.
“Y lo primero que hice fue llamarlo (a su marido del cual estaba separada) y decirle ‘¿sabes qué? A partir de ahora no tenemos ningún tema ningún rencor, estamos bien y todo perfecto’. Y cada uno siguió su camino.
«A la semana siguiente, que era el fin de semana que celebrábamos los 30 años de egresados de Medicina, no nos dimos mucha pelota, pero en la mañana siguiente él se ofreció gentilmente a traerme a Santiago, porque era en Los Andes.
“Y yo me senté en la camioneta y dije ‘qué rico olor tiene este hombre’. Y en el trayecto de Los Andes hasta aquí, ‘y qué lindo habla’. Y de ahí una cosa dio a la otra y yo siento que ahora nunca hemos sido más felices”.