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Fernanda Hansen y Rodrigo Rozas durante su matrimonio, en febrero de 2015. FOTOS: GLAMORAMS

«Lo vi y era algo en la mirada… Sentí ‘me voy a casar con este hombre’»: la historia de amor de Fernanda Hansen

Autor: Equipo Glamorama / 18 abril, 2021

“La vida es muy linda que lo puso en mi camino», dice Fernanda Hansen sobre su marido, Rodrigo Rozas.

La periodista de 41 años conversó por Instagram con Cristián Sánchez, hace más de un mes, donde habló de Luz, su hija de cinco años con Rozas, y contó por qué no muestra su rostro en redes sociales. “No sabemos bien dónde puede terminar la imagen de nuestro hijo, qué puede pasar», afirmó.

Entre otros asuntos, también declaró que “soy como ‘la ex de’, que es horroroso… Encuentro súper violento que a cualquiera le digan ‘la ex’ de alguien”.

En tanto, este fue su relato sobre la historia de amor con Rozas -ejecutivo de una empresa de telecomunicaciones-, con quien se casó en febrero de 2015:

«La primera vez que nos vimos fue tres meses antes de cuando ya empezamos a salir. Yo no salgo nunca, soy súper mala para salir, pero había un concierto en un local de un amigo mío y me dijo ‘pucha, anda’ y la cuestión’. ‘Ya, voy a ir por la amistad’.

“Y cuando me estaba yendo, saliendo, él estaba con otro amigo y fue como ‘oye, pero no se vayan’. El amigo fue el entrador, yo me acuerdo de él. Y yo como que sentí un cierto impulso de querer quedarme, pero no daba para tanto, todavía no daba para quedarme en una discoteque conociendo al tipo. Me daba lata. Entonces chao, me fui.

«Tres meses después otra amiga, la Soledad del Río, representante de Chile del folclore en el Festival de Viña, iba a tocar en el Clandestino. ‘¿Me puedes ir a ver al Clandestino?’. ‘Amiga, en buena onda, te quiero pero dudo. Dudo, dudo, no me comprometo’.

“A mí me gusta meditar y en esa época estaba súper enfocada, meditaba todos los días. Entonces me puse a meditar, terminé la meditación y dije ‘¿sabes qué? Voy a ir’. Así como de esas sincronías de la vida bella dije ‘voy a ir’. Y partí poh.

«Estaba ahí sentada y de repente lo cacho entrar, porque sentí como que entraba iluminado. Lo vi y no me preguntes qué era, era algo en la mirada, porque él me miraba muy fijo y nos miramos, nos miramos. Va sonar un cliché, pero te juro que yo sentí ‘wow, me voy a casar con este hombre’. Te juro que fue una certeza absurda, de las pocas que he tenido en mi vida.

“Entonces nos pusimos a conversar y yo le dije ‘estoy con una amiga, me da lata dejarla botada, anota mi número, porque me vas a llamar y nos vamos a juntar’. Efectivamente anotó mi teléfono. ‘No, yo te lo voy a anotar, porque no quiero que lo anotes mal’, le dije y se lo anoté yo. No le había preguntado ni cómo se llamaba, te lo juro.

“Esto fue un jueves, viernes, sábado y siempre dice ‘yo esperé tres días para escribirte’, porque jueves, viernes y sábado, y yo ‘fue el jueves a la madrugada y el sábado ya me estabas escribiendo’.

“Yo estaba en un almuerzo familiar y ‘¿cómo estás?’, qué sé yo. Y yo voy y digo ‘el otro día vi a un gallo que no sé por qué me tincó, no me había pasado en todo este tiempo que algo me removió, algo me pasó, algo sentí’. ‘¿Y cómo se llama?’. ‘No sé’. ‘¿Y dónde está?’. ‘No sé, se supone que me va a escribir, estoy ahí’.

“Y ese día me escribió y ahí empecé a averiguar. ‘¿Cómo te llamas?’. Ahí me enteré que era separado, con dos hijos. Y nos juntamos y no nos separamos nunca más.

“Hablamos toda una noche, me acuerdo perfecto. De hecho, yo no sabía ni en qué trabajaba, pero como es músico tenía sus guitarras y empezamos a hablar de música, de documentales, empezamos a tocar guitarra, cantamos. Y nunca más.

“Él, según lo que narra, le llamé mucho la atención. Él no tenía bien claro quién era yo, no cachaba mucho, entonces como que sabía, pero no entendía bien.

“Dijo que efectivamente yo le había llamado mucho la atención, pero que en el fondo sintió tanto que ‘de esta mujer me voy a enamorar’, que como que le dio un poco de susto. Separado hace un año y medio, como diciendo ‘oye y altiro me voy a embarcar en otra’. Entonces le dio como más nervios y yo que estaba súper segura le decía ‘déjate de webiar, si vamos a estar juntos’.

“Y así fue. Y ya llevamos un buen tiempo y todo el mundo me decía ‘ay, es que tú estás tan enamorada porque es el principio nomás’. Ya llevamos seis años (casados) y estoy feliz, más enamorada y segura de que quiero envejecer con él a su lado”.