«Cada carrete era atómico…»: Mauricio Pinilla relata sus días más oscuros y su estada en clínica siquiátrica
“Era una clínica en Marbella, clínica siquiátrica. Estuve dos semanas internado. Estuve con actores, actrices, gente muy famosa», cuenta Mauricio Pinilla.
El ex jugador de la selección chilena de 37 años, retirado del fútbol desde el año pasado, hizo un extenso repaso por su carrera profesional y se refirió a los aspectos más importantes de su vida íntima en una entrevista en De Tú a Tú, en Canal 13.
Uno de los temas que abordó fue sobre la depresión que vivió desde 2006 y los problemas que le trajo en su relación con Gissella Gallardo, su esposa y madre de sus tres hijos.
Este fue su relato:
Mauricio Pinilla: “Estaba en otra. Tampoco que era de todos los días, pero cada carrete era atómico. Seguía con la mentalidad de que se daba todo fácil. Si me iba de Italia me compraba el Sporting de Portugal. Y del Sporting de Portugal a España. Tenía una línea de crédito muy larga. Pero la estaba gastando. Y después había que pagar esa línea de crédito. Y la pagué cara.
Martín Cárcamo: “Cuéntame cuando te viene como esa crisis el 2005”
Pinilla: “El 2006, cuando me fui a Escocia”
Cárcamo: “Qué pasó ahí?”
Pinilla: “De un día para otro me sentía ahogado, no podía respirar, una aceleración en el corazón. Fue como sensación de muerte, me moría, me moría… Estuve hasta pensando cambiarme de casa porque no podía estar en un departamento, me ahogaba”
Cárcamo: “¿Estabas con tu señora en ese minuto?”
Pinilla: “Si, mi señora y Agustina”
Cárcamo: “Te empezaron a venir crisis de pánico”
Pinilla: “Y más encima me separé otra vez y ahí me quedé solo”
Cárcamo: “¿No tenían explicaciones en ese minuto?”
Pinilla: “No, pero llegó un momento de tanta desesperación que no podía dormir. Era como las pulsaciones a 200 por hora. Angustia. Me sudaban las manos, quería dejar de jugar, mandar todo a la cresta”
Cárcamo: “¿Informaste en el club, en ese minuto, que estabas mal?”
Pinilla: “Me arranqué. Me vine del club sin avisarle a nadie, me vine a Chile. Apagué los teléfonos y me vine a Chile. Y el presidente del club de Escocia me vino a buscar acá”
Cárcamo: “¿Cómo fue eso?”
Pinilla: “Eso nunca lo he contado. Pero estaba como nublado, me sentía pésimo, angustiado. Estaba con depresión, ansiedad, crisis de pánico. Mi cabeza no estaba preparada para tomar ningún tipo de decisión. Era una crisis invalidante. Y me vine a Santiago a estar cerca de mis papás me aferré a ellos, los más cercanos, mi familia, y a los diez días llega el presidente del club con el director deportivo a buscarme”
Cárcamo: “¿Qué te dicen?”
Pinilla: “Que me querían ayudar, que tenían un plan de trabajo para solucionar mis problemas y, si confiaba en ellos, iban a poner todo de su parte para que yo volviera”
“Volví… Empecé a entrenar nuevamente y me fracturo la muñeca. Para abajo otra vez… Entré en una depresión peor de la que tenía”
“No podía dormir, nervioso, una sensación de vacío, no tenía hambre, no comía, y chupaba poh. Y lo peor para una depresión es tomar alcohol.
“Nunca tuve problemas con el copete, pero sí me escondía en eso. Era como la salida que tenía. A fondo. Y al otro día no me podía ni levantar. Ahí llegó el momento en que el club me dijo ‘Mauro, tenemos esta posibilidad, hay una persona en España…’ Me dijeron que me iban a hacer unas terapias con un sicólogo y todo.
“Y resultó que era una clínica en Marbella, clínica siquiátrica. Estuve dos semanas internado. Estuve con actores, actrices, gente muy famosa. No puedo nombrarlos porque es la privacidad de cada uno, pero era un hotel 5 estrellas, pero una clínica.
“Estábamos con nuestras terapias, con medicación, teníamos actividades todo el día, grupales a individuales, y ahí estuvimos dos semanas”
Cárcamo: “¿Cómo fueron esas dos semanas para ti?”
Pinilla: “Los primeros días pésimo”
Cárcamo: “¿Sentías que estabas obligado un poco?”
Pinilla: “Sí, pésimo. No quería interactuar, conversar, no me abría, no ayudaba en las terapias. Y ahí me di cuenta que estaba tirando mi vida a la basura”
Cárcamo: “¿Tu señora en ese minuto qué te decía?”
Pinilla: “No hablábamos mucho”
Cárcamo: “¿Se separaron por eso mismo?”
Pinilla: “Sí. Yo quise. ¿Por qué? Porque sí hubiese sido todo más fácil con mi familia al lado. Y no quería a nadie al lado. Estuvo solo meses. Estaba enfermo”
Cárcamo: “El diagnóstico fue depresión”
Pinilla: “Depresión y ansiedad generalizada”
Cárcamo: “¿En qué minuto te empiezas a sentir mejor?”
Pinilla: “El año 2008. Ahí digo ‘compadre, ¿cómo luchaste tanto? Tienes una hija. No puedes ser tan weón e irresponsable contigo mismo, primero que nada. Cómo soy tan pelotudo contigo de tirar todo por la borda lo que te hay sacrificado por tantos años, sobre todo con un bebé, que es una responsabilidad grande’
“Eso me hizo darme cuenta. Traté de empezar a mejorar la relación con mi señora. Y un día, en un carrete previo a mi cambio de chip, salgo de mi casa, cuatro de la mañana, curao manejando, y voy a la casa de mi señora donde los papás. Me bajo y no me querían abrir la puerta, mi señora no me quería abrir. Me abre la puerta mi suegra. Entro el auto. Los levanté a todos, agarro a mi señora y le digo ‘el viernes nos casamos’. Y nos casamos el viernes.
“Fue como el cambio de chip esa noche. ‘No, no puedo. Esta vida no es la mía. Estoy en el cuerpo de otra persona. Esto no es lo que yo soñé, no es lo que yo trabajé, no es lo que yo pretendo para mi vida’. Y nos casamos”
Cárcamo: “¿Y qué pasó cuando te casaste? ¿Hubo un cambio real?”
Pinilla: “Sí».