«Dos años le quedan…»: Cecilia Bolocco recuerda el momento en que le dieron el diagnóstico de su hijo
«Salí y recuerdo haber empezado a llorar como no lo había hecho nunca en mi vida. Una oscuridad tan profunda era la que me empezó a invadir. Puro miedo. Pura angustia. Y recordé lo que me decía la doctora: ‘Dos años le quedan… Dos años’».
Esto fue parte del relato de Cecilia Bolocco sobre el cáncer al cerebro que le diagnosticaron a su hijo Máximo a fines de 2018.
La ex Miss Universo de 55 años grabó una entrevista en su casa en Lo Curro con Martín Cárcamo que fue exhibida este jueves en De Tú a Tú, en Canal 13.
Entre varios otros temas, la diseñadora de modas se refirió al momento en que a su hijo Máximo, entonces de 14 años, le detectaron un tumor cerebral. Luego lo operaron y una semana después la biopsia arrojó un cáncer.
Tras más de un año de tratamiento en Estados Unidos el niño mejoró, quedó sin secuelas y se controla cada tres meses.
En tanto, Bolocco relató cómo fue el momento del primer diagnóstico:
“El neurólogo me dice ‘mira Cecilia, le hicimos un scanner a tu hijo y no salió bueno, así que ojalá te puedas venir. No es urgente, no es para que te vengas de inmediato, pero vente’.
«Yo le digo ‘perdón, ¿qué significa que no salió bueno?’. ‘Es que no salió normal’. ‘¿Qué significa que no salió normal?’. ‘Tiene un tumor cerebral’. ‘Ok, me voy para allá’. Corto el teléfono y digo ‘perdón, me tengo que ir a la clínica urgente’.
“Cuando yo llegué a la clínica se lo estaban llevando a la UTI a Máximo. Yo lo vi muy asustado y eso inmediatamente me hizo a mí tomar una postura de ‘aquí no pasa nada y lo que esté sucediendo lo vamos a resolver’.
“Finalmente llegó el día de la operación y esas ocho horas o más desde que lo dejé en el pabellón yo te diría que han sido las ocho horas más largas de mi vida. Solo recuerdo que recé ocho horas de rodillas y pedí que lo acompañaran, que lo cuidaran, que se hiciera todo con una mano divina.
“Gracias a Dios todo salió muy bien, se recuperó muy rápido, pero yo sabía que había algo más. Siempre esperando tener noticias de cuándo estaría la biopsia, y a la semana me llama el doctor y me dice ‘véngase a la clínica, necesito hablar con usted’. Y ahí me dijeron lo que tenía Máximo.
“Yo no sabía que tenía tanta fuerza la verdad, tengo que admitir, porque hice las preguntas más duras. Hice todas las preguntas, las posibilidades de sobrevida, que fue una de las más importantes, y luego con respecto al tratamiento, las secuelas. Cada respuesta era más dramática que la otra, cada respuesta era peor que la otra.
“Cuando terminé de hacer las preguntas dije ‘me dan un segundo por favor’. Es como que exploté en llanto, me sequé y dije ‘¿cuándo hay que empezar con este tratamiento y dónde es el mejor lugar?’ y seguimos conversando.
“Máximo estaba feliz, se había recuperado muy rápido, lo único que quería era irse a la playa. Comimos con Máximo y se fue a meter a mi cama, y yo lo único que quería era salir a la terraza y llorar. Llorar, llorar, pero con gemidos, así como sentía, me había explotado el corazón. Tenía miedo, tenía un dolor agudo, tenía una incertidumbre y una angustia tan grande, que yo necesitaba vaciarla.
“Entonces le dije ‘mi amor quédate aquí un ratito’. Se puso a ver la televisión, yo salí y recuerdo haber empezado a llorar como no lo había hecho nunca en mi vida. Una oscuridad tan profunda era la que me empezó a invadir. Puro miedo. Pura angustia. Y recordé lo que me decía la doctora: ‘Dos años le quedan, dos años, dos años’.
“Y en eso mientras me iba, me iba, dije ‘no Cecilia, entonces lo que quede tienes que disfrutarlo como lo es, lo más valioso de tu vida. No desperdiciar ni un solo instante con tu hijo. Ni uno’. Y yo no recuerdo haber llorado de nuevo”.