«En un momento tuve reticencia de contar que yo vivía en La Legua, porque se podían dar dos fenómenos: una discriminación o una santificación…», manifiesta Eduardo Fuentes
“En un momento tuve reticencia de contar que yo vivía en La Legua, porque se podían dar dos fenómenos: una discriminación o una santificación», fue parte del relato de Eduardo Fuentes sobre su historia de vida y comienzos profesionales.
Esta fue parte de la conversación en De Tú a Tú, en Canal 13, con el animador de 47, sobre su lucha por salir adelante:
Martín Cárcamo: «Tú no estudiaste periodismo al principio”
Eduardo Fuentes: «No. Quedé en la universidad, pero estábamos tan quebrados que no tenía ni una posibilidad de irme a vivir a Concepción, a pagar una universidad, nada. Me becaron para estudiar audiovisual”
Cárcamo: «¿Quién te becó?”
Fuentes: «El colegio”
Cárcamo: «O sea, el colegio se hizo cargo de tus estudios superiores”
Fuentes: “Sí. Hicimos una suerte de canje, donde ellos me pagaron la carrera y yo simbólicamente iba los fines de semana y trabajaba en el colegio en labores administrativas. Yo quería estudiar locución, pero dije ‘me están dando una beca para audiovisual, estudio audiovisual’.
“Un día jugando fútbol en el instituto, transpirado a cagar, un profesor se me acerca y me dice ‘¿tienes práctica? Hay un alumno acá que tiene un primo en Mega y necesitan alumnos en práctica’. ‘¿Y cuándo es eso?’. ‘Tiene que ser hoy día a las dos’. Eran, ponte tú, once y media y yo ahí transpirado jugando a la pelota.
“Parto el Mega a la entrevista y me dicen veinte cosas que nunca había escuchado en mi vida, nunca me habían enseñado eso en audiovisual. ‘Pero yo todavía estoy yendo a clases’. ‘Ya. Pero vas a clases en la mañana y después te vienes para acá. Te damos un vale de colación y cinco lucas’.
“Me arrendé una pieza cerca del Mega, para ahorrarme la locomoción, si me pagaban cinco lucas, no me alcanzaba para la micro…”
Cárcamo: «¿Cómo fue para ti a los 18 años irte a vivir a una pieza?”
Fuentes: «Fue duro. Fallece mi mamá y me quedo seis o siete meses viviendo en la casa antes que se vaya mi papá, no se fue de inmediato. Pero cuando se va mi papá nos piden la casa. ¿Qué hago? Empiezo a buscar dónde y encuentro una pieza en Gran Avenida, paradero doce.
“No era cama, era un colchón. Un mueblecito donde tenía mis libros, una tele en blanco y negro y un baúl. Tuve que aprender a cocinar, porque había una cocina compartida con las otras habitaciones. En una pieza vivía una señora y le pedí que me enseñara algunas cosas básicas, los fideos, el arroz.
“Entonces empecé a trabajar medio día y estudiaba el otro medio día»
Cárcamo: «¿Cómo te daba para vivir, de dónde sacabas plata?”
Fuentes: “Cuando te sacas la chucha trabajando… Yo a los 15 años dejé de pedirle plata a mi papá, no porque fuera choro, sino porque no tenían plata como para darme. Entonces como yo animaba cosas, empecé a cobrar por animar, animaba lo que hubiera, lo que me ofrecieran.
“O trabajaba, porque si no trabajaba no tenía. Entendí que la única manera que yo tenía de honrar en ese sentido la memoria de mi mamá y el esfuerzo que seguía haciendo mi papá, era ponerme las pilas. Y eso implicaba hacer lo que haya que hacer. Y convertirme en una persona bien.
“En un momento tuve reticencia de contar que yo vivía en La Legua, porque se podían dar dos fenómenos: una discriminación o una santificación. Siempre he pensado que si yo he logrado lo que he logrado es porque mis papás fueron atinados. Cada quien construye su vida. Uno no elige las cartas, pero uno elige cómo jugar las cartas. Yo creo que al final del día son las ganas”.