«Gente que te dice ‘para qué cuentas esto tan íntimo’. Pero en ese momento la infertilidad era solo de la mujer. No se asumía que en los hombres también había…», cuenta Eduardo Fuentes
«Gente que te dice ‘para qué cuentas esto tan íntimo’. Pero en ese momento la infertilidad era solo de la mujer, como que no se asumía que en los hombres había un rostro de infertilidad», fue parte del relato de Eduardo Fuentes sobre el extenso tratamiento para tener a su hija.
El periodista de 47 años y su esposa, la también periodista Andrée Burgat, estuvieron en De Tú a Tú, donde también apareció su hija Alma, de cinco años.
Este fue el relato de la pareja:
Andrée Burgat: “Para nosotros esa parte fue un poco menos terrible porque ya sabíamos. Fuimos más prácticos, porque dijimos ‘ya, esta es la realidad, ¿qué tratamiento podríamos tener?’”
Martín Cárcamo: “Que para entender bien, es debilidad en los espermatozoides”
Eduardo Fuentes: “Bajo recuento”
Burgat: “Además hay un tema, no es porque suene muy feminista ni nada, pero para la mujer es mucho más duro, o por lo menos lo que me tocó a mí vivir. Porque hay un tema físico de por medio, hay un tema de pinchazos, hay un tema de controles, hay una carga de que te tienen que sacar diez óvulos en un mes para poder fertilizar. O sea, es un nivel de presión terrible”
Cárcamo: “Explícame un poco el proceso”
Burgat: “Cómo ya sabíamos el diagnóstico, éramos candidatos a in vitro”
Fuentes: “Muy importante lo que dice Andrée respecto a la carga para la mujer. En un proceso de in vitro la mujer debe inyectarse todos los días un cóctel de hormonas durante un largo tiempo, para poder sacar la mayor cantidad de huevitos de su ser, para tener más posibilidades de huevitos a fecundar.
“Entonces cuando dice que hay un peso, y que de hecho era la gran decisión cada vez que decíamos ‘¿vamos con otro intento? Es tú decisión’. Porque finalmente para mí era mucho más simple el proceso de extracción de los espermatozoides. Pero en el caso de la mujer es bien brutal, intenso y desgastante”
Burgat: “Además, después el doctor me dice ‘es que sabes qué, si una mujer normal a tu edad hace diez óvulos, tú haces dos. O sea, tú también tienes bajo recuento de óvulos’. Entonces al final era como ‘ya’. A mí me pasaba que sí, quería ser mamá, pero tampoco se me iba a ir la vida si no lo era”
Cárcamo: “¿Te dijeron alguna vez ‘vas a sacrificar tu maternidad por él’?”
Burgat: “Sí, claro, me lo dijeron”
Cárcamo: “¿Gente que tú quieres?”
Burgat: “Sí. En el fondo al final nadie sabe, porque yo igual tenía un problema, entonces todo fue doblemente difícil”
Cárcamo: “¿En qué minuto ocurre el milagro?”
Fuentes: “De pronto me llama un día una mujer y me dice ‘hola Eduardo, perdona que te moleste, yo soy de la Clínica Alemana, acá hay unas muestras tuyas’. Porque a todo esto, yo conté esto en televisión y empecé a ser una especie de activismo de fertilidad”
Cárcamo: “¿Cuando lo contaste te criticaron?”
Fuentes: “Sí, gente que te dice ‘para qué cuentas esto tan íntimo’. Pero en ese momento la infertilidad era solo de la mujer. No se asumía que en los hombres había un rostro de infertilidad.
“Y esta mujer ve esto y me dice ‘yo te llamo de la Clínica Alemana, acá hay unas muestras tuyas’, que eran del primer matrimonio, ‘y están guardadas’”
Burgat: “Entonces eran muestras que eran de mucho mejor calidad”
Cárcamo: “¿Me estás hablando en serio?”
Burget: “Sí poh, porque él trató con Mónica, que fue su primera mujer, y que también fue tremendamente doloroso, y esas muestran quedaron en la clínica”
Cárcamo: “Y son de mejor calidad porque…”
Burgat: “Porque eran más jóvenes”
Fuentes: “Habían salido de forma natural y eso le da un vigor distinto. Y estaban guardados en los típicos contenedores”
Burgat: “De hecho, fue como ‘ven a buscarlos en un cooler’. ‘Ya, ¿pero cuánto tengo que pagar?’. ‘No. Llévatelos’”
Fuentes: “Tengo una foto con el cooler sentado como copiloto”
Cárcamo: “No te puedo creer lo que me estás contando”
Fuentes: “Las fui a buscar y me traje el cooler sentado como copiloto, y le mando una foto y le digo ‘mira, aquí voy con los niños’. Fue providencial, porque esos fueron los que finalmente lograron hacer la pega.
“Lo conversamos nuevamente, ‘eres tú la que vas a pinchar, eres tú la que tiene la decisión final’. ‘Ya, probemos una vez’, y ahí anda, Alma. Maravilloso”.