«Nada justifica que yo haya dejado de ver a la Isidora. Pero siempre quise verla, no sabía cómo cresta hacerlo…»: el reencuentro de Julio Milostich con su hija tras una década
«Empecé a dejar de ir y desaparecí de la vida de la Isi. Nunca dejó de estar presente para mí», fue parte del relato de Julio Milostich sobre su hija mayor, a quien dejó de ver cuando era una niña y comenzó un reencuentro con ella una década después.
El actor de 55 años que se hizo famoso con su papel en la teleserie El Señor de la Querencia, en 2008, y su hija Isidora, de 25, relataron su proceso en Podemos Hablar. Esta fue la conversación:
Martín Cárcamo: “Isi, quería conocer también tu historia, porque es bien distinta con tu papá, ustedes se dejaron de ver un tiempo y después se volvieron a reencontrar”
Julio Milostich: “Tengo la foto de cuando yo dejé de ver a la Isidora”
Isidora: “¿Qué edad tenía ahí?”
Milostich: “Dos o tres años”
Cárcamo: “¿Y cuánto tiempo pasó hasta que la volviste a ver?”
Milostich: “Catorce años tenías tú. Esa es una historia increíble. Hay situaciones que de repente uno por su inmadurez y cosas que no podemos resolver los adultos, tomamos decisiones equivocadas. Yo me alejé de la Isi por no poder resolver un problema con su círculo de adultos, pero yo no lo pude resolver.
“La lógica dice que yo como padre debería haber insistido en no separarme de mi hija y que tendría que haber resuelto de otra manera el conflicto. Fui incapaz y opté por no ir.
«No fue de un día para otro, pero empecé a dejar de ir y desaparecí de la vida de la Isi. Nunca dejó de estar presente para mí, siempre tuve mi talón de Aquiles ahí y no estaba viviendo la vida de ‘no estoy ni ahí’. No, todo lo contrario.
“Pero incapaz de resolverlo, no hallaba cómo, quizás por la inmadurez o la propia historia, no sé, pero nada justifica que yo haya dejado de ver a la Isidora. Pero como siempre quise verla no sabía cómo cresta hacerlo. Me ayudaron a abrir una cuenta de Facebook e hice el experimento de poner ‘Isidora’.
“Quería ver imágenes, porque eso era lo que yo quería, verla. Y aparecen una cantidad de fotos. Solo en mi lugar viendo a esta personita pero con catorce años más. Logré verla, ver cómo estaba en ese tiempo.
«Y las fotos eran, parece que ella con una amiga se estaban preparando para un evento, y estaba la Isi emo, un pelo liso así, los labios negros, mirando el espejo. Hermosa. Y al lado la amiga, que se transforma en un mono rosado”
Cárcamo: “¿Qué pasaba por tu lado? ¿Tú no tenías recuerdos de tu papá?”
Isidora: “No. Tenía algunos flash, algunas imágenes”
Cárcamo: “¿Pero tú sabías que eras hija de Julio Milostich?”
Isidora: “Sí. En algún momento me enteré, pero no recuerdo cómo. Llega alguien de mi familia y me dice ‘mira, está tu papá en la tele’. De repente yo en clases de Historia en la básica, ‘vamos a ver un capítulo de O’Higgins’, y yo sentada tipo ‘está tu papá en la tele’. Era conocerlo pero no conocerlo”
Milostich: “Con Mateo (hijo menor de Milostich, de quince años) nos gustaba ir a cortarnos el pelo a la Peluquería Francesa. Mateo iba en la sillita atrás, yo iba manejando y pasamos frente al teatro Cine Arte Normandie, había un evento ahí. Y de repente, como a dos cuadras, veo a un mono rosado y vienen las dos conversando.
“Yo ‘la Isidora, viene la Isidora’. Paré el auto, me bajo, dejé abierta la ventana del Mateo, puras cosas como atarantado, la veo y entra la Isidora con su amiga al teatro. Suelto la ventana, miro como para adentro del teatro y hacemos contacto con la Isi, que está conversando animadamente con su amiga.
“Hacemos contacto visual y ella me reconoce. Se pone como a llorar, se emociona un montón y desaparece. Y le mandó un mensaje, le pongo que no pensara que yo estaba tratando de verla a la mala o algo así. No quería que pasara eso, porque yo vi que huyó llorando al verme”
Isidora: “Yo lo veo a través de una mampara y huyo. No sabía cómo explicar que había visto a mi papá, si yo no lo conozco, entonces cómo lo reconocí, era una locura. Finalmente tú me contactas por mail y el mensaje no lo veo hasta ese mismo día en la noche. Y yo esos mensajes también me los guardaba, también era un tema.
“Yo la historia que conocía de Julio era lo que me habían dicho, lo que me habían contado, no recordaba más que eso. Y seguimos en un contacto bien extraño por las redes sociales. Yo con un rechazo enorme, para mí era cruz, ‘no te quiero ver, no quiero nada’”
Milostich: “Pero tampoco me cerraba la puerta”
Isidora: “No, porque conozco una versión, ¿y cuál será la otra versión?”
Milostich: “Nos pasamos en eso un rato largo. Pero un día yo estaba ensayando el Mago de Oz en Huechuraba, teníamos función en el mall Plaza Norte”
Isidora: “Yo sabía que estaba en una de estas obras y que iba a distintos mall”
Milostich: “La Isi vive en Huechuraba”
Isidora: “E iba recurrentemente al mall a pasear, a tomar un helado, y veo un día que se instala toda esta cosa del escenario, yo dije ‘va venir para acá y puede que me lo tope’. Lo tenía pensado”
Milostich: “En un break del ensayo suena mi teléfono y me llama”
Isidora: “A mí se me cruzan los cables. Lo veo, pero yo lo veía, él no me ve a mí, lo llamo”
Milostich: “Me llama, ‘aló’, y la primera frase de la Isidora es ‘¿para qué me andas buscando ahora?’. Ni ‘hola’, ni una cosa. Alejo el teléfono, miré para el lado y estaba a un metro y medio”
Isidora: “De repente, digno de comedia inglesa, salgo yo, sale mi pololo detrás mío y sale Julio detrás de mi pololo, y debimos haber recorrido la mitad del mall”
Cárcamo: “¿Cómo has ido reconstruyendo la historia con tu papá?”
Isidora: “Ha sido largo, ha sido lento, no hemos terminado. Hoy en día recién estamos en un camino un poco más derecho. Pero fueron años de idas y venidas, y de perder contacto de nuevo por meses, hablar una vez al año, cada seis meses. Y hoy en día recién estamos más contacto de ‘oye, te paso a ver, juntémonos a tomar algo’”
Milostich: “No hemos tenido todavía ese momento de sentarnos a curar heridas, de hablar de tantas cosas. Estamos en un proceso. Es que no es fácil”
Cárcamo: “¿Te gustaría el día de mañana, si se puede tener la capacidad, o las ganas de decirle papá?”
Isidora: “No lo sé. No creo que sea algo…”
Milostich: “A mí me cuesta, por el otro lado la verdad, porque Anibal…”
Isidora: “Claro, yo tuve mi figura paterna que es mi abuelo. Me cuentan también que con esta edad yo al él le decía papá”
Milostich: “Y por un respeto, siendo yo el papá biológico, pero quién soy yo para usufructuar de eso… Porque ser papá no es una weá biológica solamente”.