Glamorama
Ivette Vergara, su marido e hijos en una imagen de 2020 que comparte en su Instagram @ivettevergaratv y en una imagen tomada de la pantalla de Buenas Noches a Todos, TVN, en octubre de este año.

«Misión cumplida: siento que tengo niños tan buenos, tan queridos, tan jugados, tan guerreros, porque la han tenido que pelear…», expresó Ivette Vergara

Autor: Equipo Glamorama / 15 diciembre, 2022

«¿Sabes qué sensación me da cuando los veo a ellos? Es como misión cumplida», afirmó Ivette Vergara tras ver los saludos en video que le enviaron sus tres hijos, durante un capítulo de Buenas Noches a Todos emitido hace dos meses por TVN.

La periodista y Fernando Solabarrieta llevan más de dos décadas casados. Sus hijos son Nicolás, futbolista de 26 años que juega en el club Lautaro de Buin; Maite, de 21, quien asiste a la Universidad de New Orleans, en donde es parte del equipo de voleibol; e Iñaki, de 20, quien estudia y juega en la Universidad Internacional de Texas A&M, también en Estados Unidos.

Este fue el diálogo con Ivette Vergara emocionada tras el saludo de sus hijos, en el late conducido por Eduardo Fuentes en el canal público:

“Yo los veo tan bien. ¿Sabes qué sensación me da cuando los veo a ellos? Es como misión cumplida. Siento que tengo niños tan buenos, tan queridos, tan jugados, tan guerreros, porque la han tenido que pelear.

“Fíjate que cuando la periodista me hizo la pre entrevista, me habló de un dolor y en ese minuto hay cosas que no se te ocurren. Pero ahora que me logro conectar un poco con esto, te digo que yo creo que ese es un gran dolor que siempre he tenido, que mis hijos tengan que pasar por cosas injustamente solamente por ser hijos de.

“Eso a mí me duele en el alma. Y por eso a veces como mamá digo ‘prefiero que estén afuera’, porque no me gusta ese doble estándar de nuestra sociedad. Cada persona es única, es un individuo. No porque tengas un apellido, que tu papá salga en la televisión, o tu mamá, o seas hijo de alguien famoso, significa que tú eres menos persona, que no tienes identidad.

“Y siento que en algún minuto a mis hijos les ha tocado correr con eso, a veces por envidia, a veces por discriminación, y eso a mí me duele”.