«Me dio el covid. Bajé siete kilos. Llevaba tres días con 40 grados de fiebre. Llamé a mi hermana: ‘Ya no doy más. Me voy a intubar’. Y tenía una novia que llegó a la casa…», relata Adrián Correa, «Cebolla» de Fusión Humor
“Le dije a mi hermana: ‘Si mañana despierto así, llama a mi hija y a mi mamá, porque yo creo que me voy a intubar’. Y ahí ya no sabías si despertabas o no», recuerda Adrián Correa sobre los días en que se contagió de covid y lo pasó solo en su hogar.
El humorista de 37 años, uno de los integrantes de Fusión Humor, relató su experiencia en el programa de Chilevisión Podemos Hablar:
“Me dio el covid y yo vivía con un amigo. El se fue a la casa de la familia para no contagiarse, y en ese tiempo eran once días de cuarentena.
“Los primeros días estaba todo bien, después me empecé a sentir muy mal. Me dolía todo-todo, solamente estaba en la cama en posición fetal todo el día. No quería comer, bajé siete kilos. Me llamaba mi mamá, mi hija y mis hermanos, y a todos les decía ‘estoy bien, tranquilos, no se preocupen’.
“Hasta que un día me dio una crisis de pánico. Uno también se autosugestiona, porque empieza a leer tratando de saber cómo matar el bicho o cómo mejorarse uno mismo. Las noticias también que te atacan de otra forma.
“Yo me sentía súper mal, ya llevaba tres días con 40 grados de fiebre, que no me bajaba, empecé a alucinar, veía cosas. Y ese día en la noche era como el día nueve, estaba viendo las noticias y dicen ‘quedan tres camas críticas’.
“Y yo dije ‘si a mí me pasa algo no voy a poder optar a una cama crítica. Me voy a morir’. Lo único que pensaba era en mi hija. Y me empecé a ahogar. Salí al balcón del departamento y me dio una crisis de pánico, se me cerró acá y no podía respirar.
“Hasta que me calmé y llamé a mi hermana: ‘ya no doy más con esta enfermedad, la fiebre me tiene mal’. Me sentía súper mal. Yo al principio decía ‘el covid no es nada’. Pero no.
“Le dije ‘si mañana despierto así, llama a mi hija y a mi mamá, porque yo creo que me voy a intubar’. Y ahí ya no sabías si despertabas o no. Y ese día recé. En ese tiempo tenía una novia, ella llegó a la casa, hace mucho días que no la veía, me llevó comida, estuvimos sentados con distancia.
“Y el solo verla yo creo que me hizo mejorar, porque era tanta la soledad que tenía, la angustia y lo que uno se cabecea. Ella me habló, estuvimos conversando, y al otro día me sentí mejor, ya era 38 de fiebre, que era un logro. El día doce ya me sentí mejor y ya después me dieron el alta”.