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Camila Stuardo en una imagen tomada de la pantalla de Buenas Noches a Todos, en TVN.

«Mi mamá nunca me ha pedido perdón en la vida. Nunca me había verbalizado ella un perdón…», cuenta Camila Stuardo sobre su proceso de sanación

Autor: Equipo Glamorama / 12 febrero, 2023

“Ay, yo pensé que no iba a llorar. Es una carta de puño y letra de mi madre», reaccionó Camila Stuardo en Buenas Noches a Todos, donde recibió un mensaje de su mamá.

La comunicadora que se hizo conocida en programas como Calle 7 y luego Nexo, en ESPN, reside hace un año en México junto a su familia, donde busca hacer carrera.

En un capítulo del late de TVN emitido en enero, relató cómo fue mejorando la relación con su progenitora:

«Una vez era tal el punto de que con mi mamá no conectábamos y nos llevábamos tan mal y era un sufrir mutuamente, cuando tenía como 14 o 15 años, que fuimos como a una terapia de pareja.

“Llegué a dos muy lindas sicólogas porque queríamos reencontrarnos, queríamos entendernos, queríamos conocernos.

«A tus 14 o 15 años tú no te preguntas cómo fue la vida de tu madre. Hoy sé que fue criada en un internado, porque mis abuelos, para darle una mejor vida, de Melipilla la mandaron a un internado a vivir sola.

“O sea, a ella nadie la acompañaba en la noche. Le pagaban una peluquería, entonces ella no se sabe ni lavar el pelo, porque siempre fue consentida en ese sentido. Pero ella nunca tuvo ese abrazo en la noche si es que tenía miedo o pena, y yo qué puedo esperar que me abrace a mí, sí a ella no se lo dieron.

“Cuando fuimos a esta terapia uno de los puntos era que mi mamá nunca me ha pedido perdón en la vida. Nunca me había verbalizado ella un perdón. La palabra perdón nunca la había escuchado de la voz de mi madre. De hecho, años después fue (su marido) Javi que, tanta paciencia, me ayudó a verbalizarlo.

“Y ahí entendí y mi mamá dijo ‘es que a mí me cuesta hablar. No puedo. Al único que se le pide perdón es a Dios’. Era como esas viejas, la señora obstinada. Y yo ‘pero mami, perdón es algo que debería ser más del día a día, porque uno se equivoca’. ‘No, no’. Y ahí la sicóloga le dijo ‘¿y quizás escribir? ¿No le queda más fácil?’.

“Y partir de ahí mi mamá me empezó a escribir cartas: ‘Lamento lo que pasó hoy día’, ‘qué lindo esto’. No me lo podía verbalizar, pero sí escribir.

«Cuando empiezas a entender las historias de tus padres, entiendes mucho de tu presente y ya no los juzgas. Los entiendes, los miras con compasión, con amor y sobre todo respeto, porque me dieron la vida”.