«Cuando salí de la internación yo pensé que mi mamá se iba a quedar conmigo, iba a estar ahí para mí. Pero lamentablemente no fue así…»: el dolor de Karen Bejarano
«Yo fui abusada sexualmente, sicológicamente y físicamente… Desde los nueve a los catorce años sucedió», reveló Karen Bejarano en noviembre de 2022.
Ahora, durante una entrevista en Podemos Hablar, la comunicadora de 38 años que se hizo conocida en Mekano se refirió al rol de su madre en el proceso que vivió. Estas fueron parte de sus palabras en el programa de Chilevisión:
“Este es un tema delicado. También es importante que se hablen de estas cosas, sobre todo en programas de televisión. Me cuesta todavía un poco hablar, porque yo sigo con un tratamiento producto de este abuso. Yo fui víctima de abuso sexual, psicológico y físico durante cinco años de mi vida, desde los nueve hasta los catorce.
“Era una persona muy cercana, por ende el miedo de hablar de esta situación era evidente. Después de verlo con los sicólogos y los siquiatras, tenía una dependencia emocional también, donde yo sentía cariño o que de esa forma era como a mí se me quería.
“Pasaron muchos años de esto, donde yo evidentemente me callé, porque me daba miedo, me daba mucha vergüenza hablar del tema, y no sentía que hubiese alguien a quien yo pudiese contarle lo que me había pasado. No había nadie cercano a mí. En mi círculo no sentía la confianza como para hablarlo con absolutamente nadie.
“Pasaron los años, yo entré a la tele, me empezó a ir bien, conocí a mi marido, nos casamos. Y antes de casarme con él, yo le cuento a mi mamá lo que me había pasado, porque yo sentía que estaba viviendo dentro de una mentira, como que mi historia realmente no estaba clara en un 100%.
“Porque lo que mi marido sabía de mí era un porcentaje muy inferior a lo que yo sentía que era esto, que era demasiado grande en comparación a todo lo que él sabía. Y obviamente me daba mucho miedo contarle, vergüenza, nervios de que él no quisiera estar más conmigo por haber omitido esta información.
“Le cuento a mi mamá y ella me dice que no tengo que hablar esto, porque mi marido puede no tener la mejor reacción y tomar represalias contra esta personas, y yo me voy a quedar sin esposo y mi hijo sin papá. Entonces todos los miedo que tenía de antes se hicieron realidad.
“Y me callé, porque dije ‘si mi mamá me lo dice, tengo que hacerlo’. No cuestioné absolutamente nada en ese momento. Yo no esperaba nada, solo quería desahogarme y al escuchar que eso era lo que tenía que hacer, fue lo que hice, me callé.
“Me casé, seguí viviendo en esta angustia constante, porque es un dolor que se lleva muy en el fondo y uno cree que lo puede superar, pero no es verdad. Es un autoengaño que solemos hacernos.
“Y en el 2021 me vino una crisis de pánico, donde yo conté absolutamente todo lo que me había pasado, estábamos en un contexto familiar y me pasó. No te podría decir que algo lo gatilló, no sé cómo ni por qué, pero me vino una crisis de pánico, comencé a vomitar información.
“Y lamentablemente no tuve el apoyo que yo esperaba tampoco, dentro de mi desesperación. Yo esperaba en ese minuto que mi mamá fuera quien me contuviera, y lejos de contenerme, comenzó a reprenderme. Llegó mi marido, me llevaron a urgencia y estuve internada dos meses.
“Pero por lo menos me sirvió para empezar a tratar esto que venía agobiándome durante tanto años de mi vida y no me había atrevido a contarlo. Mi marido se portó un siete, mi hijo también, lejos de tener la reacción que yo pensé que podía tener y la que mi mamá me dijo, fue todo lo contrario.
“Fue de un apoyo gigante. Es el amor de mi vida, no espero menos de él también. Y cuando salí de la internación yo pensé que mi mamá se iba a quedar conmigo, iba a estar ahí para mí. Pero lamentablemente no fue así. Ese era el miedo más grande que yo tenía.
“De hecho, dentro de la internación lo manifesté. Antes de que me dieran el alta, me preguntaron cuál es la situación más terrible que me podría pasar por la cual yo no quisiera salir de este lugar de contención, y yo mencioné precisamente que me daba miedo que mi mamá no se quedara a mi lado.
“Y fue lo que pasó. Se quedó un tiempo, pero después decidió irse y seguir en contacto con la persona que me hizo todo ese daño a mí. Ella me dijo que me creyó y me pidió perdón por no darse cuenta, por no estar, pero sus acciones me demuestran absolutamente todo lo contrario.
“Entonces para mí ya no es tema. Ese fue otro trauma que tuve que tratar, posterior al que ya estaba tratando. Y ahora me siento capaz de poder hablar de esto, con esta tranquilidad, porque sí bien me siento muy nerviosa, puedo hablarlo porque siento que es de ayuda para muchos.
“No es fácil vivir con esta culpa que uno se autoimpone, porque yo me sentía culpable de lo que me había sucedido. Y al sentirse culpable, lógicamente no se atreve a hablar de este tema, por el miedo al juicio, por la vergüenza, por lo que va a pasar.
“Pero siempre hay gente que te va a creer, apoyar, escuchar, y siempre es mejor hablarlo, porque te sacar un peso tan grande de encima, que al final del día, como raya para la suma, es lo mejor que me ha pasado.
“De ese trauma tan grande, de ese dolor tan angustiante, yo pude salir y me pude reencontrar conmigo, aprendí a quererme, a respetarme, a no cuestionarme y a ser capaz de entender que la salud mental es lo más importante. Y esa conexión solo la pude lograr hablando de este trauma tan terrible que me había pasado”.