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Angie Alvarado en una foto tomada de su Instagram @angitaaalvarado

«Nadie me conoce aquí en Australia. Cuando llegué era ‘¿vamos al súper?’. ‘Ya, pero espérate, que me voy a arreglar un poquito’. La mina ridícula igual…», relata Angie Alvarado

Autor: Equipo Glamorama / 17 mayo, 2023

«Fue un golpe al ego súper duro, porque realmente nadie me conocía», afirma Angie Alvarado sobre su llegada a Australia pata iniciar una nueva vida.

La hija de Ana Alvarado que se hizo conocida por participar en espacios como Pelotón, en 2009, y por temas del corazón en esa misma década, tiene 33 años y vive desde hace cuatro en Australia. Viajó junto a su novio, el administrador de empresas chileno Rodolfo Kamke.

Alvarado relató en el podcast Cachai Australia parte de sus razones para el viaje y sus primeros días en el país oceánico:

“Fue muy chistoso, porque eso era lo que yo quería, ‘estoy aburrida, quiero que nadie me conozca, quiero hacer mis cosas’. Porque pasa mucho que en mi círculo de amigas todas hacen lo que quieren. Y yo podía hacer lo mismo, pero conmigo había como ojo, como ‘ah, mira lo que hizo’.

“Entonces ya no quería más eso. A los 20 te mandas cagás, todo el mundo, pero yo era ‘¡¿qué cagá se mandó?!’. Tenía súper claro que por ser pública tenía que cuidarme un poco más, pero quería vivir mi vida también. Y muchas veces pasé muy piola y otras veces no.

“Y llegar acá fue un golpe de realidad, un golpe de ego. Fue súper fuerte, porque quería una cosa, pero llegas a la realidad y decir ‘bueno, esto querías’… Y fue partir de cero, pero de cero-cero. Sin tener mucho inglés. Buscar trabajo en lo que haya. Empezar a estudiar inglés con compañeros de todas las edades, de todas las nacionalidades.

“Entonces fue un golpe al ego súper duro, porque realmente nadie me conocía. Y nadie me conoce aquí en Australia. Ahora lo veo con perspectiva y es hermoso. Pero cuando llegué acá, las primeras semanas, era ‘¿vamos al súper?’. ‘Ya, pero espérate, que me voy a arreglar un poquito, porque vamos al súper’. La mina ridícula igual, porque todavía no aterrizaba.

«Me costó. Era lo que quería, pero cuesta, porque realmente es un golpe al ego súper duro. Y voy al súper con mi novio, yo muy pintarrajeada y nada, salía como ‘nadie me conoció’. Y Rodolfo me decía ‘obvio que no, ¿si quién te va a conocer?’”.