«Fui a buscar mi auto y no me lo pasaron. Necesito una grúa», «ese auto era de (su hijo) Jorgito… Pero le quitaron el regalo»: el nuevo capítulo de la guerra de los Valdivia / Aránguiz
«Fui a buscar mi auto y no me lo pasaron… La verdad es que necesito una grúa para sacar el auto de mi ex casa y llevármelo a mi nueva casa», afirmó Jorge Valdivia en el espacio radial Los Tres Tenores, del cual es panelista, en un capítulo que fue emitido desde la automotora Hyndai.
Luego el ex futbolista de 39 años bromeó: «Así que pasó el dato a Hyundai, si me quiere ‘emprestar’ un camioncito para recuperar mi auto… Lo voy a tener sin ruedas, eso sí, cuando lo vaya a buscar ahora».
Desde que se hizo pública su relación con la diputada Maite Orsini, el deportista vive una guerra de denuncias y acusaciones contra su ex esposa y madre de sus dos hijos, Daniela Aránguiz, con quien realiza los trámites de divorcio.
Ante los dichos de Valdivia, la ex bailarina de Mekano y actual panelista del programa de farándula Zona de Estrellas, en el canal cable Zona Latina, respondió a través de esa tribuna:
«El auto que le habían regalado a Jorgito. Ese auto era de Jorgito… Pero le quitaron el regalo. Voy a aclarar esto, para qué vean que yo no soy, yo solo respondo a los ataques.
«Ese auto estuvo tirado tres años en mi casa, toda la pandemia y mucho más. Incluso tiene como diez años de todos los papales que no están al día. Ese auto no tiene ni un papel al día.
«Y ese auto Jorgito le gustaba hacerlo andar dentro de mi casa y practicar. Entonces yo le cambié las ruedas y la batería y lo hice vivir de nuevo porque estaba muerto.
«Jorge se llevo la Ford, que era la camioneta familiar, entonces en esa Ford anda de radiotaxi de su polola. Y como vio que ese auto estaba bueno, me lo pidió, me lo mando a pedir con mi hijo, Jorgito.
«Yo le mandé un mensaje: que me depositara la plata que me había gastado en su auto y yo le lo devolvía feliz, se lo dejaba con las llaves afuera en el estacionamiento.
«Al auto le tuve que cambiar las ruedas, que estaban pinchadas, y le tuve que cambiar la batería, que no es gran plata…
«Y resulta que fue el abogado de Jorge, un amor, le mando un besito, porque lo invité a tomar hasta un café a mi casa. Y me dijo que Jorge no me quería depositar nada y que le mandara a sacar las ruedas y la batería al auto para que él se lo llevara en una grúa.
«Yo dije ‘qué ordinario… Es innecesario. Llévatelo’. Entonces el abogado me depositó, de la plata de él, lo que me había gastado y se llevó el auto sin mayor problema».