«No tuve una historia fácil con mi papá. Cuando fui niño cometió muchos errores, porque estaba metido en el alcohol muy fuerte y tuve una infancia muy dura con mi madre…», expresa Julio César Rodríguez
«No tuve una historia fácil con mi papá. Cuando fui niño cometió muchos errores, porque estaba metido en el alcohol muy fuerte», contó, emocionado, Julio César Rodríguez en Podemos Hablar.
En junio falleció, a los 79 años, el padre del animador que lleva su mismo nombre y que se separó de la madre del periodista cuando este estaba en el colegio.
El conductor comparte en su Instagram diferentes registros de su papá, y en el programa de Chilevisión lloró al contar lo siguiente:
«Me dejó muchas enseñanzas. Los últimos años que estuve cercano a mi papá fueron de mucho crecimiento y aprendizaje. Mi viejo se fue muy en paz con todo, muy liberado, conversando mucho, cerrando todos sus problemas internos, las cosas que él guardaba en su corazón. El último tiempo fue muy bueno.
«No tuve una historia fácil con mi papá. Cuando fui niño cometió muchos errores, porque estaba metido en el alcohol muy fuerte y tuve una infancia y adolescencia muy dura, muy difícil, con mi madre. No logré tener ese papá que muchos quisieran tener, cercano, cariñoso, presente en todo, y sobre todo que no tomara.
«Ellos se separaron cuando yo estaba en el colegio y ahí me pegué una madurez de golpe para tratar de salir adelante con mi mamá.
«Mi mamá es todo para mí. Ella me sacó adelante para que yo estudiara y sea quien soy hoy. Y con mi papá me perdí muchos años, porque él formó su familia, mi mamá la suya, yo en la mía, y nos perdimos muchos años de estar juntos.
«Yo soy hijo único de mi papá y mi mamá. Pero mi papá tiene tres hijos más, que eran hijos de la Tere, de su mujer, que son Marcelo, la Tere y la Claudia, y que eran sus hijos también, no biológicos, pero eran sus hijos, y muchos nietos.
«Me encontré con una familia maravillosa, con una persona que amaban, que adoraban, que era mi papá. Entonces imagínate que te sientas a una mesa a los 44 años y vienes a buscar a tu papá con toda esa imagen, con toda esa carga, que no era tan buena, y te encuentras con un hombre que todos quieren, que es el mejor papá del mundo, el mejor abuelo del mundo, que todos regalonean. Entonces digo ‘este nuevo papá a mí no me tocó’.
«Tenía dos posibilidades: o frustrarme mucho, enojarme. O entrar ahí, en esa familia linda, maravillosa, en este nuevo papá, en este nuevo hombre. Y a mí me sirvió montones».