«¡Andate! Que nos están asaltando», «¡help! ¡help!…»: el robo que sufrió Loreto Aravena con su ex marido en China
«Me puse al medio de la calle, ‘¡help! ¡help!'», recuerda Loreto Aravena sobre el asalto que sufrió, hace años, con su ex marido -y padre de su única hija, el director de cine Juan Pablo Ternicier- en Pekín, China.
La actriz de Los ’80 y Soltera Otra Vez relató en Podemos Hablar lo que vivió:
«Estaba viajando acompañada con mi ex marido. Era bien hostil el lugar. La gente no hablaba mucho inglés. No querían llevarte si tú no hablabas chino. Era hostil con el turista.
«Llevábamos un par de horas ahí y quisimos ir a ver estos lugares donde las casas son bastante chiquititas, como unos laberintos, bien bonito. Un lugar relativamente turístico, cerca de la Ciudad Prohibida. Nos subimos a un tuk tuk, los típicos carritos.
«Se nos ocurrió la maravillosa idea de pasar a sacar plata a un cajero. Una estupidez que no hay que hacer. Y pasamos a sacar plata, que en esos años también era la forma. No se ocupaba mucha tarjeta de crédito, por lo menos no para viajar así más en hippismo.
«Pasamos a sacar plata al cajero, nos guardamos la plata en la mochila, andábamos con cámara, lo típico que anda un turista. Nos volvimos a subir y nos empezaron a meter, en el tuk tuk, dentro de estos laberintos donde nosotros casi que dejamos de ver cielo. Y de repente para en una esquina…
«El tipo se da vuelta y nos pide, en el idioma en el que se logró hacer entender, la mochila y la cámara. Tirándonos el cuerpo encima.
«Nosotros éramos dos, entonces lo primero que atinó mi ex marido fue decirme ‘sal de acá, corre, ándate’. Y yo ‘¡no! ¡Es que no te puedo dejar solo!’. Y él ‘¡ándate! Que nos están asaltando’.
«Yo empiezo a correr por entremedio de estas callecitas, me doy vuelta y veo que se mete otro tipo y empiezan a forcejear, y yo ‘¡help! ¡help!’. Gritando en un lugar donde nadie me iba a pescar.
«Tuve demasiada suerte, porque no sé cómo, hice un par de giros y encontré la calle principal de inmediato. Ahí me puse al medio de la calle, ‘¡help! ¡help!’. Viene una patrulla de policía, los detengo, les trato de explicar lo que está pasando y se meten conmigo a las callecitas.
«Seguía el forcejeo con los dos tipos. Una cosas bien caótica. Empecé a gritar y los tipos, apenas vieron a la policía, arrancaron. Uno en el tuk tuk, que se fue metiendo en las callecitas.
«Nos alcanzaron a quitar algo de plata. Volvimos con la policía, nos preguntan qué pasó, nos tratamos de hacer entender y nos llevan a la comisaría y nos dicen que tenemos que identificar al tipo porque somos turistas.
«Para ellos es muy importante que estas cosas no pasen. Tenemos que ir en el carro de ellos a recorrer la zona y decirles dónde. Y yo ‘¡no! Quiero irme a pasear. No quiero más esta situación’.
«‘No. Porque para nosotros es importante’, y no sé qué. Sentí que no podía irme, que estaba obligada. Me subí de vuelta al carro, comencé a pasearme y me encuentro al tipo. ‘¡Es él!’. En una esquina conversando con otro taxista. Digo que era él, se lo llevan detenido, nos empezó a gritar cosas. Y yo ‘¡no quiero seguir en esto! ¡Me quiero ir!’.
«Después nos pidieron declaraciones y los pasaportes y yo ‘no quiero tener una situación en otro país, me da susto que no me dejen salir con esto’. Tuvimos que hablar con un mandamás porque no nos dejaban salir de la comisaría sin prestar esa declaración».