«Me quedé las 28 noches con mi padre en la clínica… Las agradezco»: la partida del padre de Manu González
«Yo me quedé todas la noches, de ocho de la tarde a nueve de la mañana, durante todas las noches», cuenta Manu González sobre las 28 noches que pasó en una clínica en su España natal junto a su padre, quien había sido internado, enfrentó circunstancias que no se esperaban y falleció.
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El periodista de origen hispano que vive hace dos décadas en Chile sufrió la muerte de su papá hace dos años, apenas finalizando la pandemia. Fue llamado por su familia y viajó. Con nostalgia, conteniendo las lágrimas, el panelista del programa Zona de Estrellas relató ese último mes con su progenitor, con quien nunca se llevó mucho.
Todo partió previo a Navidad. A su papá le encontraron problemas al corazón y lo operaron. La cirugía fue un éxito. Podrían festejar Año Nuevo en casa. Sin embargo, el destino preparó otra cosa. Estas fueron las palabra de Manu en Podemos Hablar:
«Decidí pasar todas las noches con mi padre en la clínica. Desde el día que llegué, me hice las pruebas de covid, al día siguiente me encontré con él. Lo primero fue el reto, ‘vaya hombre, conseguiste vuelo, ¡¿qué pasa, que no te llegó la transferencia?!’. Y yo ‘no, papá… Es que me dijo el médico que tenía que hacerme el examen, estar 48 horas para ver si estaba infectado de algo’.
«Yo me quedé todas la noches, de ocho de la tarde a nueve de la mañana, durante todas las noches.
«Hubo un momento en que el corazón le funcionaba, pero una bacteria intra hospitalaria le pasó de un riñón a hígado. De un riñón se puede vivir, sin riñón se puede vivir, pero sin hígado no, Y en 72 horas tuvimos tuvimos que despedir a mi padre. Setenta y nueve años.
«Cada una de esa noches las agradezco de una forma especial, porque yo tampoco tenía una relación… Yo siempre fui la piedra en el zapato para mi padre. No estudié lo que él quiso, no me gustaban las cosas que a él le gustaban, era más mi hermano, que a él le gustaban los toros, el fútbol… A mí no. A mí gustaba la tele, el webeo, me gustaban otras cosas.
«Fue una lección de un mes aprendiendo día a día a conocer a mi padre, agachando las orejas después de 50 años, y entendiendo que, cuando las cosas te las dicen, te las dice por algo».