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Dieta de la lengua corcheteada tiene a Wilma González con dolores y muerta de hambre

Autor: admin_copesa / 30 marzo, 2014

La vendimia de Curicó es una fiesta que se luce por tener comida y vino a destajo. Nadie pasa hambre ni sed. Pero hay alguien que está sufriendo. Se trata de Wilma González. La española llegó hasta el evento maulino y se la vio bastante incómoda. ¿La causa? La malla lingual que se cosió en la lengua, la que sólo le permite comer alimentos colados. Nada de sólidos. El fin: bajar de peso.

 

Sin embargo, le trae estragos. Mientras se realizaba la ceremonia de pisar la uva, ayer –MIRE AQUI AQUI LA GALERIA DE LOS PEOR Y MEJOR VESTIDOS DEL FESTIVAL-, un rebelde dolor de estómago le vino de improviso. Incluso, tuvo que interrumpir su presencia para ir a comprar urgente Viadil a la farmacia, con el fin de apaciguar el malestar, debido a que no ha podido cumplir con el régimen de comidas a cabalidad.

 

No es todo. En la tarde, en pleno almuerzo ofrecido por el alcalde de Curicó en el estadio La Granja, tuvo que hacerle el quite a unas deliciosas empanadas. Hasta le levantó el dedo a uno de los mozos que le ofrecieron, en señal de molestia por no poder degustar alguna.

 

Al final, tuvo que resignarse a comer la papilla que trajo a la comida, mientras otros faranduleros, como Iván Cabrera y Agustín Pastorino, comían contundentes platos con papas, plateadas y sendos trozos de cordero.

 

¿Cuál es el fin de usar la malla?


Wilma González: “Adelgazar más”.

 

Pero está flaca. Como que no lo necesita.

 

“Sólo quiero bajar más. Ya he bajado 3 kilos y quiero un poco más. Ahora peso 55. Quiero llegar a 53. Pero estoy bien”.

 

¿Por cuánto tiempo usará la malla?

 

“Me quedan como cinco o seis días con la malla. Igual hay que seguir con nutricionista. Y no la voy a llevar un mes, sino 15 días, o si no voy a quedar muy chupada, demasiado”.

 

Es un método extremo…

 

“Sí, pero igual se habla mucho desde la desinformación, porque uno come, toda clase de verduras, carnes y pollos. También frutas. En rigor, la dieta es súper nutritiva, pero claro…”

 

¿Algún otro achaque, además del dolor de estómago?

 

“Nada. Un poco la guatita, pero nada más. Me pasa cuando no como, porque hay que hacerlo cada dos horas. Ahora ya tendría que comer. Pero cuando hay eventos, se pasa mucho peor. Pero ando con una papilla en el bolso”.