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La amarga traición de Cecilia Bolocco que destrozó a Rubén Campos

Autor: admin_copesa / 11 agosto, 2015

No es cualquier drama: Lo protagonizan Rubén Campos, el mejor diseñador chileno, y Cecilia Bolocco, la única diva del país. Formaron la dupla más exitosa del glamour chileno durante 20 años. Pero terminó mal, con el modisto llorando amargamente en un contacto telefónico con Primer Plano, quejándose porque la ex Miss Universo le dejó de hablar en 2007, justo después de que ella protagonizara un momento histórico de las alfombras rojas chilenas.

 

Ese febrero de ese año, Cecilia caminó con el ya famoso vestido negro transparente diseñado por Rubén en la gala del Festival de Viña. Campos contó en Primer Plano –MIRE AQUI EL VIDEO. VAYA AL MINUTO 22– que luego ella dejó de invitarlo a sus cumpleaños, sin explicación alguna.

 

Desde entonces que no contesta sus llamados telefónicos. Y eso le duele tanto como para hacerlo llorar cuando habla del tema. Porque la consideraba su amiga. Esta fue la conversación que se dio en el set de Primer Plano, con el diseñador participando a través del teléfono:

 

Rubén Campos: «Mira, la verdad es que si yo tengo que hablar, yo creo que van a salir chispas. Y no fui y no pedí ni que me pagaran, ni nada, ¿te das cuenta? Y voy a decir lo que pienso… A ver, ¡que diga algo Nicanor Bravo! ¡Quiero que diga algo Nicanor Bravo!»

 

Nicanor Bravo (Diseñador argentino invitado al set): «Para mí Rubén es uno de los mejores. Siempre lo dije. Cuando hoy vi a Claudia, lo reconocí a Rubén altiro, que era un vestido tuyo. Siempre dije que eras el mejor. La rivalidad que crean entre nosotros, no sé por qué fue, te estimo demasiado, siempre valoré tu trabajo».

 

Campos: «¡Pero cómo no, mi amor, si en tu know how está Rubén Campos! ¡Si en tu vida está Rubén Campos!”

 

Francisca García-Huidobro: “¿Y en la vida de Cecilia Bolocco?”

 

Campos: “(Ríe) ¿Cuánto tiempo estuviste conmigo, Nicanor, aprendiendo?»

 

García-Huidobro: “Pero Rubén, pero estamos hablando de los vestidos que le prestaste a la Cecilia, poh»

 

Mariela Sotomayor: “Cuente si la Cecilia le pagaba todos los vestidos, o usted tenía que prestárselos. Rubén Campos es un tremendo diseñador, una eminencia”

 

Campos: “Bueno, okey mi amor, hablemos, dime… Preguntamé por favor”

 

Julio Cesar Rodríguez: «Tú dijiste: ‘Con lo que voy a decir voy a sacar chispas, porque voy a hablar con la verdad’. Estamos esperando esa sinceridad tuya, Rubén, qué es lo que ibas a decir»

 

Campos: «Mira mi amor, yo le hice… A ver, partamos por la base. Yo ya era famoso cuando Cecilia Bolocco llegó a mi oficina. Y no ella, sino que llegó un padrino de ella a pedirme que yo le hiciera el vestido de Miss Universo»

 

García-Huidobro: «¿El blanco?»

 

Campos: «No el de Miss Universo, sino que el de Miss Chile. Porque ella usó ese vestido en el Miss Chile y ganó. El vestido con el que ganó Miss Universo. Yo nunca pensé que ella lo iba a usar para el Miss Universo, no estaba esperado. Cuando llego un día a mi casa, después de una comida, y veo que están las Miss Universo y están las tres finalistas, que ella nunca lo ha dicho. ¡Por favor, la historia es historia! Ella, el vestido le dio el puntaje para ganar. El último puntaje fue el vestido y se lo dio el vestido para ganar. Sino la historia sería di-fe-ren-te»

 

García-Huidobro: «Yo creo que todos recordamos el vestido con los guantes blancos, del secreto con el conductor, pero después vino…»

 

Campos: «De ahí yo siempre tuve una amistad y un cariño maravilloso con ella”

 

Sotomayor: “¿Y usted nunca le dijo que por qué no lo había nombrado? Porque usted después de que la vistió ahí, para ganar ese puntaje, hace millones de años atrás…»

 

Campos: «La vestí para  todos sus eventos más importantes de su vida”

 

Sotomayor: “¿Pero y usted no le dijo ‘¿por qué no me nombraste?’, ‘¿por qué no me diste algún reconocimiento?’»

 

Campos: «Menos el matrimonio… ¿Sabes lo que busco? Es que, la verdad, después de haberla vestido tanto tiempo, cuando ella dijo que era diseñadora, se olvidó que existía Rubén Campos. Después de haber estado invitado a todos sus cumpleaños, a toda su vida, y de repente, de un momento, que me encantaría que ella públicamente lo dijera: ¿por qué no me contesta el teléfono?, ¿por qué ya no hablamos?»

 

García-Huidobro: «¿Cecilia no te contesta el teléfono, Rubén?»

 

Rodríguez: «La voy a llamar altiro para que te conteste… ¡Ah, a mí tampoco me contesta! (risas)»

 

Campos: «La última vez que hablé con ella, fue para el vestido transparente”

 

Claudia Schmitd: “Dime ¿te pagaba los vestidos? Por ejemplo, ese vestido negro que tú hiciste para este momento tan espectacular…”

 

Campos: “No, mi amor”

 

Sotomayor: “¡Y por qué usted se los prestaba tanto, si no le pagaba!”

 

Campos: «¡No mi amor, porque en el fondo había una alianza! En el fondo había una alianza que era divina… ¡Una alianza que era divina! ¿Pero cómo entiendes tú que después de esta alianza nunca más hablemos?»

 

Rodríguez: «Rubén, quiero interpretar tus palabras, porque para ti lo importante no es el dinero. Eran un equipo, eran una alianza maravillosa. No importaba que le pasaras los vestidos, pero un día ella dice que es diseñadora y se acaba Rubén Campos en su vida ¿Eso es lo que te duele?»

 

Campos: «Ella era mi musa, ella MI MUSA. Te lo puede decir Nicanor Bravo, cuando tú tienes una musa. Mariana Arias, que es coterránea de mi amigo, fue musa mía, divina…»

 

Rodríguez: «O sea Rubén está hablando desde el amor, finalmente. Desde el dolor, desde el cariño de que un día para otro esa alianza, tu musa, eso tan bonito, se acabe, sin explicación y que nunca más te haya contestado el teléfono. Ese es tu dolor»

 

Campos: “(Con la voz entrecortada) Te juro que estoy al borde del llanto. ¡Te juro! ¡Te juro que estoy al borde del llanto! La verdad es que no…”

 

Schmitd: “Es que da mucha pena, Rubén. Es que cuando viste a una modelo, o a una persona que trabaja dentro del medio de la televisión, es porque básicamente uno tiene un cariño por esa persona. Grandes diseñadores hoy en día chilenos que a mí me enorgullece, como hoy en día que estoy vestida por ti, por un Juan Failer, por un Claudio Mansilla, de verdad lo hacen porque a uno le tienen un cariño especial. Y hay una confianza, y un apoyo que es mutuo. Cuando una de estas dos partes no juega limpio, duele muchísimo. Y acá es donde está tu sentimiento, esta angustia que se te provoca en este contacto telefónico. Porque va más allá de un vestido, va más allá de precio…»

 

Campos: “¡Claudia linda! ¡Yo amo a la Cecilia Bolocco! Y la amé durante mucho tiempo. ¡Me duele no tener contacto con ella!”.

 

Rodríguez: “Tú no sabes si pasó algo Rubén, entremedio, algo que no te diste cuenta. Alomejor pensó que tú tenías otra musa, ¿tú no sabes qué pasó? ¿No tienes ningún antecedente de nada?”

 

Campos: “No sé. Lo último que supe de ella es que le pidió a mi amiga productora de modas que hizo el reportaje en la revista Caras… Pedirle dos vestidos míos, y salió con dos vestidos míos en la foto. Pero ella me debió haber llamado»

 

Sotomayor: “Rubén y usted, a pesar de todo, le prestó los vestidos igualmente”

 

Campos: «Sí»

 

García-Huidobro: «¿Por qué era ella, Rubén?»

 

Campos: «No, porque… ¡Ay, te juro que estoy llorando!»

 

García-Huidobro: «Nuestro público masculino no entiende esto. Aquí se habla de cosas que parecen muy frívolas, como del peluquero, de la maquilladora, y no es así. Una persona que trabaja en televisión y que requiere ponerse una cierta cantidad de vestidos al año, la relación que tiene con su diseñador ¡es de mucha confianza! ¡Primero porque estás pilucha, completamente pilucha! Y en situaciones que son bastante pudorosas. Entonces, el diseñador se convierte en una persona que es muy cercana a uno, con el que uno comparte muchas cosas. Y cuando eso se rompe…»

 

Rodríguez: «A lo mejor Cecilia Bolocco está viendo el programa. ¿Qué te gustaría decirle algo a ella?»

 

Campos: «La verdad es que fue un placer trabajar con ella, pero yo pensé que ella era mi amiga. Y me equivoqué, era una alianza comercial, nada más».