Inés Pérez reaparece a un año de la polémica de las nanas de Chicureo: «Fui utilizada, manipulada, viví un infierno»
Inés Pérez apareció anoche por primera vez en televisión luego de la polémica, surgida en enero de 2012, cuando unas declaraciones suyas sacadas de contexto, sobre las nanas de Chicureo, la transformaron en un ícono de la discriminación y clasismo.
«Acá la única obligación que tiene mi nana es que al ingresar tienen que hacerlo en furgón. ¿Te imaginai acá en el condominio todas las nanas caminando pa’ afuera, y a los obreros caminando por la calle, y tus hijos andando en bicicleta?», fueron las palabras de la mujer de 29 años -una de las propietarias del condominio El Algarrobal II- a un periodista de Chilevisión que gatillaron una reacción en cadena en su contra.
El martes, el late Más Vale Tarde, de Mega, emitió una entrevista que le hicieron en su domicilio, donde revela el calvario por el que pasó.
Estos fueron su dichos más relevantes:
«Nosotros éramos una familia anónima y después de este episodio pasamos a ser una familia odiada por todo el país… Cambia de una manera muy radical, en encerrarnos, en cuidarnos mucho más, en perder nuestra libertad».
«Al comienzo, fue duro. Me encierro todo el verano… Me toca ir a un control médico. En la consulta privada en Lo Barnechea había 2 niñas, fue espantoso… Tenían 25, 30 años. Estando ahí sentada, una le dice a la otra, en voz alta, ‘ella es la discriminadora, me dan ganas de pegarle una patada’. Se me vino el mundo encima».
«Estuve 6 meses con un tratamiento sicológico… La impotencia era tal, de salir a gritarle a este país completo la verdad, lo que verdaderamente dije. Acumulé, acumulé, acumulé mucha tristeza. Imagínate, en pleno verano, mi único panorama con ella (su hija Martina) era la piscina (de su casa)».
«Martina vio periodistas que sobrepasaron la seguridad y se me instalaron en el portón, con trípodes, cámaras, esperando sacar una foto sólo en este trayecto, del living a la piscina».
«Fue tan heavy, que pasé noches sin dormir, días sin dormir, donde me puse a llorar, en silencio, porque estaba Martina, porque estaba Guillermo (su esposo). Tampoco quería demostrar tanta tristeza… Me preguntaba ‘¿por qué esto me está pasando a mí?'».
«(Lo que más le dolió) fue la amenaza de muerte. Fue un pánico, mucho miedo. Fuimos a la Fiscalía, una persona de la PDI me pregunta ‘oye, Inés, ¿te gustaría ver a esta persona aquí en pantalla?’ Lo veo -al sujeto que la amenazó de muerte- y, andando en la calle, persona pelada que veía decía ‘no, no, no’. Andaba con pánico».
«Se estaba diciendo que (las nanas) no podían caminar, que estaba prohibido… Un montón de cosas. Yo dije ‘voy a salir en defensa de mi nana’. En ningún momento vi la maldad, dije ‘esto va a servir'».
«El periodista me preguntó: ‘¿es cierto que las nanas en este condominio no pueden caminar?’ Yo dije: ‘claro que las nanas pueden caminar, pueden caminar a la hora que quieran, sin ningún problema. Aquí no hay restricción de nada. Sí acá el único reglamento que existe, en este condominio, es que hay buses de acercamiento, por un tema de comodidades’. Le expliqué: ‘oye, yo vivo casi a 3 km de la portería. Créeme que mi nana, a las 6 de la tarde, no va querer salir caminando, para irse a su casa, que la está esperando su familia…»
«El sábado 14 me despierto a revisar correos, revisar Facebook… Fue encontrarme con una cantidad de mensajes en el muro. Fue espantoso. Lo que te pueda decir es poco. Mensajes groseros, obscenos, de todo. Empiezo a leer, ‘¿qué pasó?. No…Aquí quedó la embarrada’. No fueron más de 20 minutos en leer estos mensajes de Facebook, más los mensajes de correo. Me deben haber caído, fácil, unas 300, 400 invitaciones al Facebook, en 20 minutos. Todas solicitudes de amistad».
«Todos los mensajes e invitaciones eran en contra. Guillermo se encuentra con lo mismo. Cerramos las cuentas y entendimos lo que estaba pasando. A la semana de lo ocurrido, me tuve que ir de acá. Me fui a la playa, con la intención de escapar. Pero aún así la gente me reconoció, me sacó fotos, subió fotos a internet, y que ‘Inés Pérez está en la playa’. Cada segundo que pasaba era peor».
«Quiero que se sepa la verdad. Que el país entienda que mi verdad es esta. Que fui utilizada, manipulada por un medio de comunicación, que me hizo mucho daño, mucho daño a mi y a mi familia. Ellos podrían haberse retractado, han tenido todo este tiempo, y hasta el día de hoy no lo han hecho».
«Fueron los peores días de mi vida. Una pesadilla espantosa. Un infierno. Mucha pena, mucha tristeza, mucho llanto, mucha impotencia, muchas ganas de irme lejos y olvidarme».
«El mensaje que quise entregar fue que mi nana sí podía caminar en el condominio, que todas la nanas del condominio tienen la libertad de ser libre. Son personas y seres humanos como todos. Ella sí podía caminar, la única razón por la que tomaba este transporte es por seguridad y comodidad».
«Mi nana se lo vivió con mucha tristeza. Lloramos muchas veces juntas… Ella fue nuestra compañía incondicional… Me sirvió mucho con Martina. Ella me veía triste y trataba de cubrir esos espacios, porque es mamá. Entonces, lo sabía hacer. Ella trataba de salir del condominio lo más oculta posible».
«Sí (todavía la reconocen en la calle) No tanto como antes. Tengo que ir al supermercado, ir a dejar a Martina al colegio. Mucha gente te queda mirando, con cara de rabia, con cara de ‘lo siento’. Otras se acercan, te dan una manito, ‘te apoyamos'».
«Nosotros vamos a cerrar esto el día en que este medio de comunicación (Chilevisión) salga y pida disculpas. Se dijeron muchas mentiras, se inventaron muchas cosas… Por darte un ejemplo: Se dijo que yo trabaja en un prostíbulo. Que Guillermo era un cirujano plástico y que yo poco menos que estaba operada completa».