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Habla la responsable de los infartantes escotes de Tonka Tomicic

Autor: Felipe Gajardo / 17 febrero, 2015

Ella es la culpable. Culpable de que Myriam Hernández se haya convertido en una musa de la alta costura mundial con un impactante Dior hecho por John Galliano en el Festival de Viña. De que Tonka Tomicic fuera lo más chic que ha visto la gala del certamen, con un Alexander McQueen rojo. O que Soledad Onetto pareciera sacada de un cuento de hadas con un vaporoso Valentino, en el mismo escenario.

 

Sarika Rodrik es la responsable de los mejores look que se han visto en las alfombras rojas chilenas. En su templo de los vestidos espectaculares, la boutique que lleva su nombre en Isidora Goyenechea, se esconde un tesoro de piezas únicas de Versace o Alberta Ferretti, Givenchy o StellaMcCartney.

 

Trae sólo prendas de lujo directamente desde Europa. Son caras. No las presta. No hay canje. Pero las que se visten con ella automáticamente se convierten en las más elegantes, las más chic. Porque no sólo tiene los últimos modelos italianos o parisinos, Sarika además es famosa por tener un ojo clínico para saber qué es lo que mejor le queda a una persona. Es una estilista innata. Basta ver los modelitos que sacó Tonka, su favorita, en el Festival de Antofagasta –MIRE AQUI LAS FOTOS DE LOS MEJOR Y PEOR VESTIDOS DE ESE CERTAMEN-. “Es un don. Miro el cuerpo, el estilo y sé altiro lo que le queda bien”, contó en revista Paula.

 

Rodrik viene de una familia de buena posición en Estambul. Estudió en Iglaterra y Suiza. De adolescente trabajó en la gran tienda de su tío. Allí aprendió corte y confección. Luego viajó por Europa, de un desfile a otro, sacando ideas. En Santiago lleva 30 años. Partió vendiendo carteras y accesorios italianos Fendi, marca famosa por sus abrigos de piel. En 1995 inauguró su primera gran boutique. Y ahora, cuando la moda tiene más relevancia que nunca en la televisión chilena, Sarika es una de las voces más autorizadas para hacer un análisis en glamorama.latercera.com

 

Trae a Chile las mejores marcas de lujo europeas, pero este es un mercado chico…

 

“En otro país sería mejor, o sería otra cosa, pero como estamos aquí, uno lo hace para Chile, y no tengo más ambiciones”.

 

¿Como mantiene la pasión por la alta moda, que es cara, en un mercado tan difícil?

 

“Uno se adapta al país donde vive. En todos los países hay moda y hay exclusividad, con sus márgenes y porcentajes. Me mantengo siempre vigente, siempre tengo ropa reciente, porque me gusta mi trabajo y es personal. Es como un escritor que escribe bien, o un pintor que pinta bien. Además aquí también hay buenos diseñadores. El arte está en todas partes”.  AQUI, SARIKA CON «ONUR», EN ESTAMBUL:

 

¿Considera que la moda es un arte?

 

“Sí, la moda es un arte. Vestirse es un arte. La creatividad de los diseñadores es parte del arte”.

 

¿Las animadoras son una buena vitrina para la moda?

 

“Depende de la animadora, pero no hay mucho. Va en que ella quiera invertir en moda y en su persona. Hay unas que invierten y otras a las que les dan lo mismo. Es tema de ellas”.

 

¿Qué animadoras cree que sí se preocupan?

 

“No soy muy televidente. Ahora hay un montón de niñas que cada día salen con una nueva imagen, antes sólo había unas tres o cuatro. En general, hay más preocupación por salir mejor vestidas, mucho más que hace diez años. La moda se masificó y la gente se preocupa mucho más del look».

 

¿Por qué en Chile no hay buenos asesores de look?

 

«Porque no hay buenas escuelas (de estilistas). Tampoco hay ayuda económica. No hay plata para lanzarlos y apoyarlos. Aquí la gente opina que la moda es una frivolidad, hay miles de trancas típicas chilenas y recién nos estamos abriendo a la industria del look».

 

Eso sí que en la televisión explotó el tema de las alfombras rojas..

 

“Acá se da mucho el tema del canje. Las famosas y ‘celebridades’ chilenas no quieren gastar en eso. Yo por lo menos tengo ropa importada y no puedo prestarla por 15 minutos, porque no voy a vender prendas usadas. Además, una buena tenida no va sólo en el vestido, sino que también en el calce, un buen zapato y el maquillaje.

 

«Toda alfombra roja debe salir del bolsillo de cada persona. Además, no se levantan de la cama, no van a la peluquería, no usan un buen maquillaje y se colocan cualquier cosa».

 

¿La de la gala del Festival de Viña es una buena alfombra roja?

 

“Esta es la gala donde la gente más se preocupa”.

 

Ahora cualquiera es críticos de moda, ¿qué le parece?

 

“Para ser crítico de moda hay que estudiar. Hay periodistas que se dedican, pero tampoco hacen una crítica, es una interpretación. No vamos a compararlos con los verdaderos, como los del New York Times, donde saben mucho y escriben muchísimo. Aquí sólo dicen ‘es bonito’, ‘horroroso’, ‘feo’, ‘me gustó’ o ‘no me gustó’.  Quizás hacen pésimas críticas, pero por lo menos la gente en sus casas aprende un poco más”.