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La maldición de los pololeos «40 y 20» en la farándula

Autor: admin_copesa / 11 abril, 2015

Paulina Nin terminó diciendo que le compraba hasta los bóxers a Giancarlo Petaccia. El entonces joven abogado Carlos Durán entró en crisis en los últimos días de su relación con Eli de Caso. Claudia Schmitd denunció en Carabineros a “Chispa” Lacassie tras su explosivo y brevísimo affaire. Y ahora Sigrid Alegría se dio cuenta de que ella, a los 40 años, y el actor de 21 Alonso Quintero estaban en otra. En etapas totalmente diferentes. Y terminó con su “toyboy”. Porque la gran mayoría de los amores “40 y 20”, como cantaba José José, no funcionaron en la farándula –MIRE AQUI LA EDICION IMPRESA DE ESTA COLUMNA EN EL DIARIO LA TERCERA-. 

 

Sigrid y Alonso marcaron un hito. El romance saltó a las portadas con la bendición de Canal 13. A la actriz le gritaban “ídola”. Siendo que hace década y media Nin y Petaccia lo pasaron pésimo cuando se enamoraron. “Condenaban tanto al hombre como a la mujer. Súper injusto. Yo tenía 20 años menos y te hacían un juicio. Ahora hay mucha más aceptación y tolerancia. Se habla y se comenta, justamente porque se trata de personajes muy conocidos”, dice el animador. 

 

Schmitd opina que aunque la aventura termine en infierno, vale la pena vivirla, porque “es bueno que uno se permita vivir ese tipo de experiencias. A veces puede salir un gran amor, un compañero para la vida, como Yuri con el chileno Rodrigo Espinoza, que llevan muchos años y en un mundo difícil, porque en el espectáculo las cosas se hacen más complicadas”. 

 

Durán encuentra que los pololeos con 15, 20 o más años de diferencia, tienen una fuerza extra. “Porque son relaciones que van ‘contra la corriente’, contra lo establecido. Tienen ese halo y esto provoca que sean amores mucho más épicos, más intensos, estilo ‘estamos contra el mundo’. Son romances que parten con tanta mística, tan potentes, que el costalazo puede ser más brusco también”, afirma. 

 

No hay fórmulas para que el amor funcione, aseguran los afectados. Pero Petaccia, el veterano de esta cuestión, da una pista. “Cuando la mujer tiene más de 40, tiene una carrera, sus lucas, se casó, tuvo hijos; es una persona resuelta que quiere pasarlo bien e inyectarse energías. Saben qué esperar y qué no de un hombre 15 o 20 años menor, al que le queda mucho por vivir”, asegura.