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El emocionante relato de Claudio Palma sobre Bonvallet

Autor: admin_copesa / 21 septiembre, 2015

 

Claudio Palma habló sobre Eduardo Bonvallet, su amigo. El relator estrella del área deportiva del 13, que estuvo a punto de recalar en Mega, –MIRA POR QUÉ PALMA SE QUEDÓ EN CANAL 13 ACÁ– se sentó en el panel de Bienvenidos para revelar anécdotas del fallecido comentarista deportivo, quien en su última entrevista alabó la amistad que tenía con el “Negro” –VEA LA ULTIMA ENTREVISTA A BONVALLET AQUÍ–

 

Palma desclasificó detalles de la última vez que estuvo con el ex futbolista. Además, se refirió a la depresión que vivió Bonvallet. Esto fue lo que dijo:

 

“Me escribió el otro día, cosas que evidentemente no puedo contar. Estuvimos toda la tarde. Él fue fumador, bueno para el café. Estuvimos hasta las seis, siete de la tarde, que nos despedimos.  Lo noté más triste… y con dos o tres cosas que evidentemente uno puede contar porque ha escuchado de su familia contar. Estaba muy triste por, mira, lo vi muy… lo vi muy dañado por las secuelas del cáncer. Había tenido el problema en uno de sus ojos y le costaba mucho comer. Me dijo ‘disculpa, pero me cuesta mucho’. Pidió carne y cerraba la boca dijo ‘esto ha sido tremendo’.

 

“Eduardo oscilaba entre la locura que vivía, y que nos mostraba, con todos sus dotes artísticos en televisión. Y una vez que se apagaba la cámara, era otro un tipo muy humano. Yo no me he cansado de decir que ayudó a mucha gente. Le gustaba mucho el tema de darle oportunidad a la gente nueva. Yo no me inicie con él, pero llegué el 95 a la Radio Portales. Me acuerdo que se hace una encuesta, de quién quiere, todo muy democrático ‘¿A quién quieren como comentarista?’. Y todos empezaron, ‘el Bonva, el Bonva’. Yo no lo conocía a Bonvallet. Y ahí lo conozco el año 95, trabajamos todo ese año y después recibió una oferta en la Radio Nacional, que era una radio muy potente y me dice, ‘nos vamos’. La oferta la recibe él. En el 95 nos lleva a todos, doblándonos en el sueldo…

 

“No conozco a nadie, desde Felipe Bianchi, que hable mal de Eduardo como persona. Era un tipo muy cálido.  Era un tipo muy preocupado. Los días 20, en la Radio Portales, agarraba su libretita el día viernes. Él era muy solitario, siempre fue muy solitario. Y ya había explotado el fenómeno Bonvallet en la radio. Entonces decía, ‘ustedes saben que me gustaría tomarme un traguito y no puedo’”.

 

“Cuando estuve con él, lo noté más triste de lo habitual. Un tipo que regularmente te mostraba su tristeza, pero a los 10 minutos te cagabai de la risa con él. Fumador empedernido, bueno pal café y hay un tema de la enfermedad que uno dice, avanzan los años y el sistema de salud, ni hablar del público, el privado. Todos cotizamos. Me decía, ‘coticé durante toda una vida y el cáncer me dejó en la calle’. Vuelvo a eso porque me decía, ‘soy un muerto en vida. Me quiero comprar mi departamentito aquí en Providencia, ya que estoy solo y no puedo’…. Porque tú sabes que una enfermedad catastrófica, si no tienes seguros médicos, seguros oncológicos, te va a comer. Me dijo ‘yo en la clínica, en la clínica perdí un departamento’. Él tenía dos departamentos. Los vendió. Y hoy día no podía acceder a la banca, no podía comprar, tenía que seguir con el tratamiento, con pastillas, con medicamentos…”.

 

“Un doctor una vez me dijo, un psiquiatra, ‘en este país nadie dice que va a los psiquiatras’. Y pedí hora y está llena tení hora para dos meses más. Me dijo ‘es tremendo, si se me llega a morir un paciente, de depresión’. Porque la depresión, en el papel es más fácil de tratar. Es un estado emocional. Y yo conversé con varios cercanos y me decían que parece que no estaba al día con los medicamentos y eso es trágico al final…”.

 

“Me contaba su hijo que hace un par de semanas le dijo, ‘cuando me muera, no quiero que llores’. Y mucha gente veía al hijo tan estoico. En los dos días me dijo, ‘no puedo llorar, estoy destrozado, pero él me pidió que estuviera al pie del cañón. Que lo representara, que no botara ninguna gota de lágrima’. Era un todo Bonvallet. Trabajar con él una hora diaria, era una intensidad misma. Como me dijo una vez un doctor, ‘nadie se suicida por los problemas, la gente se suicida por la pena’.

 

“Demasiado fuerte, estuve triste todo el… No quise, sabes que no quise ir ayer porque les decía en menos de dos meses he perdido a tres conocidos. Mi primo hermano, ingeniero, 50 años, le encuentran un cáncer que en nueve meses, 10 meses,  se va, dejando a 3 niños. Lo de Javier Muñoz, que viajamos, que yo lo vi crecer profesionalmente, que hoy día ya estaba… Yo veía a Javier Muñoz, un compañero de trabajo del CDF, en su esfuerzo. La historia que tenemos todos para llegar arriba. Y esto (muerte Bonvallet) fue un mazazo. Fue en mazazo fuerte. Ayer no quise, en verdad, estar ahí porque me fui muy mal el sábado, fue una pena muy tremenda…”.

 

“Lo quiero seguir recordando como un gran tipo, como el Eduardo bondadoso, cariñoso. Gabriel, su hermano, decía ‘vivió 20 años más’. Los que estuvieron más cerca de él evidentemente sabían que quizás en algún minuto iba a tomar este camino. No se puede vivir. Los que saben de la depresión lograrán entender lo que es vivir con una pena permanente. Yo siempre digo, cuando alguien no cree en la depresión, les digo ‘quiero que te acuerdes del minuto de pena de tu vida. Bueno prolóngalo en el año y en el tiempo’. Y eso es tremendo…

 

“Yo me di cuenta una vez en Cali, fui a buscar un medicamento, recorrí 3 kilómetros y no había ninguna farmacia. Será por el clima dije. Pero en este país, hoy día la gente compra, se endeuda. Era impensado. Anda con su tarjetita y se endeuda para comprar remedios en cuotas. Esta es una sociedad enferma, enferma. Lo que pasa es que nos hacemos los lesos”.