Glamorama
Amaro Gómez-Pablos en una imagen de archivo durante uno de sus encuentros con la prensa de farándula. IMAGEN TOMADA DE PANTALLA / CHILEVISION / ARCHIVO

Amaro indignado por acusación: «¿Qué viene después? ¿Abuso sexual de menores?»

Autor: Cristián Farías Ravanal / 25 septiembre, 2016

En los dos años que han transcurrido desde su separación Amaro Gómez-Pablos nunca había hablado así, tan enojado con Amaya Forch.

El matrimonio que tuvo dos hijos -una niña de 10 y un niño de 3- en 2014 llegó a un acuerdo de visitas y montos en millones sobre las platas que el periodista debía pagar por el cuidado de sus niños.

El año pasado Amaro asumió su relación con la modelo de origen venezolano Marly Aponte, salió de pantalla en TVN y finalmente se fue del canal. Más tarde, y según han informado SQP y Primer Plano, Gómez-Pablos pidió rebaja en la pensión alimenticia. Forch solicitó en diversas ocasiones medidas como prisión preventiva y arraigo nocturno -ninguna de las cuales se concretó-, debido al atraso en los pagos del acuerdo.

Pero la medida más ruda que ha tomado la actriz se dio tras una pelea ocurrida hace dos semanas: denunció a su ex marido por violencia intrafamiliar, en el Primer Juzgado de Familia de Santiago.

Primer Plano contó como fue la riña –ASI FUE LA PELEA DE AMAYA Y AMARO-. Luego fueron detrás del periodista, quien se enteró que Amaya lo denunció a través de la reportera del estelar de farándula de Chilevisión –VEA ACA EL VIDEO-.

Amaro reaccionó molesto y dolido. Y, como nunca, opinó de manera extensa y fuerte sobre Forch. Estas fueron sus palabras:

«No sabía. ¿Qué quieres que te diga? Estoy asombrado, estoy muy dolido, me apena. Jamás pensé que las cosas iban a llegar tan bajas. Nunca he hablado respecto a la madre de mis hijos. Creo que uno debe mantener una cierta civilidad, un cierto decoro y, pese a las diferencias que puedan existir, nunca estaré exponiendo a los niños.

«La situación me apena, porque finalmente es información que, tarde o temprano, va a llegar a sus manos. Y además también porque lo encuentro impresentable. ¿Hasta dónde? ¿Cuáles son los límites?

«Porque la demanda, según entiendo, es por algo sucedido en un momento en que Amaya se lleva a los niños, cuando me correspondían a mí. Y cuando mi hija está hecha un mar de lágrimas. ¿Sabes? No me arrepiento en absoluto de haber entrado a la casa. Por cierto, yo no tengo prohibición de ingreso a la casa. Pero no entro por respeto, a casa que, por cierto, pago en su integridad.

«Pero lo haría una y mil veces. Mi hija estaba completamente desolada, un acto de violencia que no era necesario. Era absolutamente gratuito y frente a los niños. Esas cosas no van. Cuando Julieta ingresa a casa así, en ese estado, yo voy para abrazarla. Estoy con ella.

«Efectivamente Amaya me amenaza con Carabineros, con gritos y largarme de la casa. Yo no soy ningún criminal, por lo cual, frente a una situación como esa no tengo nada que temer. Y después de estar consolándola, mi hija finalmente se va conmigo.

«A ver… Se va no solamente mi hija, se va también mi hijo conmigo. ¿Una madre que es violentada, acepta que un padre que acaba de violentar se vaya con los hijos? No se sostiene. ¿Una hija que ve a un padre que está violentando a la madre, se va después con ese padre? Tampoco. Además, existe una empleada doméstica, una nana, que estuvo ahí presenciando todo. Me gustaría escuchar su testimonio. Sabes que esto rebasa todos los límites y hay algo que en Chile es cierto y que es triste: Las mentiras no tienen consecuencias.

«Yo desconozco las versiones que haya. Conozco la propia. Sé quien soy. Sé como me han educado. Tengo madre, tengo hermanas, en mi vida le he levantado la mano a una mujer. No se me ocurriría. Creo que es una bajeza máxima estar acusado de esto y tener la obligación de hablar frente a cámara. Yo he rehuido las cámaras, a mi no me gusta hablar de estos temas. No me gusta que se esté hablando de pensiones, cifras. Todo lo encuentro vergonzoso. Pero esta situación, yo no puedo quedarme callado, porque no es aceptable. No lo es.

«Si las versiones de los vecinos me avalan, qué bueno, y que así sea. A mí lo que me avala principalmente es mi conciencia, sé quien soy. Y además, durante nueve años que estuve con Amaya ¿hubo registro alguna vez de violencia intrafamiliar? ¿O será que ahora, que hay una rebaja de pensión, porque estoy en una situación de mayor precariedad y donde estoy reinventándome y haciendo lo posible por mantener a mis hijos, y por mantener por cierto el estatus a que ella aspira, resulta que ahora viene esto?

«Es gratuito. Es innecesario. Pero sobre todo ¿sabes qué? No es rabia la que siento, es pena. Y no tengo nada más que añadir. He perdido la capacidad de asombro. ¿Qué viene después? ¿Abuso sexual de menores? ¡¿Qué?! ¡¿Qué viene después?! ¡¿Con qué más?!».