Glamorama
Kmasú dancin' days: Pamela Díaz rubia y Adriana Barrientos en los días faranduleros de la discoteca que s incendió anoche. Al lado, Marcelo "Chino" Ríos, otro habitué. FOTOS: ARCHIVO COPESA

Los escándalos de la discoteca Kmasú! Farándula, reggaetón y deportistas top

Autor: Cristián Farías Ravanal / 7 diciembre, 2016

La discoteca Kmasú Premiere que se quemó anoche –MIRE LA INFORMACION AQUI– tenía el mismo nombre y era de la misma dueña que la Kmasú original, que fue el epicentro de la farándula, de los años de gloria de los escándalos entre modelos y futbolistas. Fue el reino del reggaetón, romances, riñas e infidelidades. Escenario de zamarreos descomunales entre paparazzi y futbolistas pasados de copas y arañazos entre maniquís discotequeras.

En su hoja de vida quedaron decenas de historias. Un libro de secretos que empezó a decaer, hasta que en 2008 ordenaron cerrar la Kmasú original, en su ubicación de Irarrázaval 2357, luego de que el Concejo Municipal de Ñuñoa no le renovara la patente a causa de vender alcohol a menores.

El lugar revivió como centro de eventos y de tocatas musicales en otro lugar, en Blanco Encalada 2850. Allí, donde antes estaba el  Club Cadillac, Mariana Meneses, la «Tía Mane», instaló Kmasú Premiere, que estaba dedicada a los recitales con un calendario nutrido. Este fue el recinto devorado por las llamas.

A continuación reproducimos una crónica publicada en el diario La Tercera en 2008, cuando la Kmasú farandulera terminó oficialmente sus días:

A combos con Pinilla
Mauricio «Pinigel», «Piniron», «Piniriña» o «Pinidance» Pinilla son algunos de los apodos que el futbolista ahijado de Iván Zamorano y seleccionado se ganó por sus escándalos en Kmasú. Llegó por primera vez cuando era casi niño, a celebrar sus 18 años. Y nunca más paró.

En 2005, a las 5 de la mañana insultó, desafió y se peleó con guardias, otros asistentes, con una bailarina de Mekano y hasta con el tenista Nicolás Massú, que intentaba calmarlo.

En 2006 se enfureció porque le robaron una botella de whisky. Lanzó media docena de vasos al suelo y quería pegarle al hijo de la dueña del local. Debieron separarlos. En 2008 se enfrascó a puñetazos junto a su cuñado y un guardia de Kike Morandé contra un camarógrafo que terminó en el suelo.

La «Coté» López y «El Mago» Jiménez.
La entonces adolescente oxigenada y con implantes de silicona -se los regaló su mamá cuando cumplió 15 años- Coté López, y el ex «galán» de la selección fanático de Armani Exchange, Luis «Mago» Jiménez, se conocieron en la Kmasú. Bailaron La Gasolina de Daddy Yankee.

El dejó a Adriana Barrientos -otra maniquí que había conocido ahí mismo y que enfrentó a «Coté»- y defendió a la niña cuando dijeron que ella le había sido infiel con Pinilla. Se casó y se la llevó a Italia.

Bajo las luces del local también se vivió el triángulo de las bailarinas Vivi Rodríguez, Evangelina Paterno y Fabricio. Rocío Marengo y Arturo Longton celebraron una madrugada de pasión en el «vip». Aunque a la argentina además la acosó una admiradora que terminó gritando y reclamando y amenazando con demanda contra los guardias que la echaron.

Y el tenista Fernando González también se movió con los Reggaetón Boys y con su muy, muy amiga Maura Rivera, en una animada jornada primaveral.

«Sole» Alvear bailando reggaetón.
Se convirtió en la reina de la discoteca. Y apenas equilibrada, pero con disciplina, Soledad Alvear seguía el ritmo de la cumbia y el reggaetón, el rock y la onda disco cuando decidió pasar las penas en la Kmasú luego de bajar su candidatura a la presidencia, en 2005.

Medio empaquetados pero muy esforzados según las crónicas, le seguían los pasos Mariana Aylwin y René Cortázar -al que los testigos acusaron de «tieso»- Gutenberg Martínez y Marcelo Trivelli. Y «no hay que llorar, que la vida es un carnaval», les cantaba Celia Cruz por los parlantes.

Pamela Díaz empuja a Adriana.
La fiebre sube. Los Reggaetón Boys cantan Que la Azoten y Muévelo Así y un par de modelos se empujaban, arañaban y se lanzaban hasta vasos por la cabeza, en 2006, enfrentada por el amor del jugador Juan Pablo Ubeda.

En 2008 una modelo y una productora llegaron hasta los estacionamientos para decirse de todo y desatar un round que terminó en pugilato y con denuncia a Carabineros. Mientras que Pamela Díaz y su amiga Romina Salazar le dieron codazos, empujones y lanzaron unas varillas luminosas a su «archienemiga» Adriana Barrientos mientras desfilaban entre flashes y gritos de admiradores.

La modelo de Amor Ciego se esconde en el vip.
Lejos de Edmundo, el deportista con voz de flauta que ganó el reality Amor ciego, Carolina Bastías, la musa del programa, llegó con siete amigos y aires de diva. Pidió el vip sólo para ella y le dijeron que no. Entró. Se escondió.

Para ayudarla, en la discoteca hasta pusieron a una rubia como doble para despistar a los paparazzi. Pero no cayeron en la trampa y «Cari» tuvo que bailar bajo los focos con un «opinólogo». Hasta que se aburrió y pidió un taxi para irse a su casa. Como si la Kmasú no le bastara.

El bochorno de Luciana Salazar.
En marzo de 2006 Luciana Salazar llegó para intentar entonar su tema Luli in Love, pero a las tres de la mañana salió, se le olvidó la letra, sus fans le pedían algo más atrevido y ella se fue. Ese año Marcelo Ríos entraba con guardaespaldas a conocer el Studio 54 de Ñuñoa.

Allí mismo Paulina Nin celebró sus 47 años y el playboy estilo SQP, Giovanni Ananías -ex de «Kenita» Larraín y Daniella Campos-, coqueteó con Carla Ochoa y Marlen Olivari. El poeta de Vitacura Pablo Mackenna fue paparazzeado en la entrada. Y la reina del Festival de Viña, la colombiana Pilar Ruiz, dijo que el futbolista Arturo Vidal la agredió. Y a ella le dolió.

El «bingo a beneficio» que enfureció a la Selección
Marcelo Salas se enfureció cuando en 2005 un grupo de jugadores de la Selección -entre ellos Mauricio Pinilla- llegaron a una práctica luego de una fiesta hasta la madrugada en Kmasú. Explicaron que se trataba de «un bingo a beneficio».

Luego los chilenos perdieron 5 a 0 ante Brasil en las eliminatorias para el Mundial Alemania 2006. El festejo en el local se transformó en debate nacional y preocupación para todos los dirigentes deportivos. Con una lluvia de críticas a los deportistas discotequeros.