Glamorama
La doctora Cordero en una imagen de archivo de Agencia Uno. El periodista Felipe Cárdenas en una foto cedida que lo muestra en la clínica tras ser operado.

Doctora Cordero salvó la vida de periodista del canal VIVE con diagnóstico a distancia

Autor: C. Zúñiga / 14 septiembre, 2017

Felipe Cárdenas dice que la doctora Cordero le salvó la vida. El lunes pasado, el panelista de tecnología del late Síganme Los Buenos, conducido por Julio César Rodríguez en el canal VIVE, sufrió un colapso pulmonar severo. Grave.

Luego de sentir fuertes dolores en la zona del pecho, el periodista de 29 años acudió a una clínica del sector oriente donde le diagnosticaron un resfrío y lo enviaron a su domicilio con analgésicos y anti inflamatorios.

Sin embargo, “Chelipe”, como se apoda en su Instagram, empeoró. El dolor se hizo insoportable y le dificultaba respirar. Entonces decidió llamar a la doctora Cordero, con quien trabaja en el mismo late de Julio César.

“Ahí la doctora inmediatamente me dice ‘no, mijito, eso es grave. Tiene un colapso pulmonar. Ándate inmediatamente a la clínica, mijito, por favor. Un pulmón no te está funcionando. Ándate para allá, tienes un neumotórax’”, cuenta Cárdenas a Glamorama. Partió a la clínica Indisa, donde lo operaron de urgencia. Este es su testimonio:

Felipe Cárdenas: “El lunes en la mañana me desperté con síntomas gripales. La noche anterior me había dormido con una fiebre de 39 y asumí que era parte de una gripe fuerte que me estaba dando, una neumonía, algo así. Como me tomé un Tapsin Día, me levanté a trabajar normal. Ese día me tocaba grabar en la tarde mi sección con Julio César Rodríguez.

“Como grabábamos en la tarde, me fui en la mañana a la productora. Sentí que el resfriado se me había pasado. Y cuando tocaba la hora de grabar, me fui al camarín a cambiarme de ropa, ponerme mi terno para salir al set con Julio, y en eso me viene un dolor intensos, gigantesco en la parte derecha del pecho. Lo sentía interno, como una pata de elefante sobre mí. Le dije a mis compañeros, nos reímos, ‘chiquillos, parece que me dio un infarto’, y nos empezamos a reír, con buen ánimo. Mi compañera me dijo ‘siéntate un rato, debe ser un mareo simple’.

“Me senté. El dolor no pasaba. Al contrario, aumentaba, pero de igual forma fui a grabar, hice la columna de tecnología con Julio César, nos reímos, terminamos de grabar y le dije a mi director que me iba al médico, porque me sentía muy mal. Y como no quería ir altiro a urgencias, porque no sentía que fuera tan grave, a pesar de que lo era, y como soy sano, no fumo ni tomo, dije ‘ya, voy a sacar una hora al médico’.

“Después de grabar, me fui caminando a la casa, porque me queda cerca, en Ñuñoa. Iba muy mal, desmayándome. La gente se daba cuenta, los transeúntes que me miraban veían que estaba mal. Llego a mi departamento, toco el timbre, los conserjes me ven que estaba muy mal, me apoyaba en el ascensor. Decía ‘concha, ¿qué me pasa? No puede ser’. Me tiré a la cama y cada vez que lo hacía boca abajo, como que el pulmón se me llenaba de algo, era un dolor insoportable. Y en eso, cada vez que yo tosía era un dolor inmenso.

“Llamé a mi señora. Se vino del trabajo urgente. Ella es enfermera y me dijo: ‘Vamos a la urgencia’. Y le dije ‘no, no quiero ir a urgencia’. Uno es porfiado. Dije ‘pidamos una hora al médico’. Llamé a Integramédica. Pido hora a las 8. Mi señora me dice que pida la más próxima, la próxima era a las 6 y media. Voy. La médico toma mis signos vitales, me toca el pecho, me hace respirar y me dice ‘no, no es nada grave. Te voy a recetar un Ibuprofeno y un Ketoprofeno. Así que anda a la casa’. Y yo le insistía en preguntar, pero me insistió que no era nada grave. Y como le dije que me dolía mucho, me mandó a hacer unos exámenes, pero para el otro día, pero del corazón, y no del tórax ni el pulmón.

“Después de eso, me vine a la casa. Se vino manejando mi señora, yo no podía manejar. Y cuando veníamos, el dolor no lo soportaba. Me quedé acostado y ahí fue que decidí llamar a la doctora Cordero, porque yo la considero una experta en medicina. Yo comparto con ella y le tengo un cariño inmenso y sé que sabe y es una mujer que sabe diagnosticar.

“Le digo ‘doctora, sabe que fui al médico y me dijo que tenía un resfriado, que no era más que una gripe’. Y le digo ‘pero sabe que siento un dolor intenso, me duele el pecho, como si fuera una pata de elefante encima. No puedo respirar bien, no puedo tomar aire’. Y ahí la doctora inmediatamente me dice ‘no, mijito, eso es grave. Tiene un colapso pulmonar. Ándate inmediatamente a la clínica, mijito, por favor. Un pulmón no te está funcionando. Ándate para allá. Tienes un neumotórax’.

“Y ahí dije ‘mi amor, vamos a tener que irnos a la clínica. Pedí un Uber. Llegamos a la clínica, ingreso y la primera enfermera que me atiende, cuando uno está en urgencias, le explico lo que pasó y me dice ‘ya, va a tener que esperar alrededor de una hora y media, porque está colapsada la urgencia’. Insisto, porque el dolor era muy intenso. Se acerca un enfermero y le digo ‘me siento muy mal. Por favor, hazme pasar, de verdad estoy muy mal’. El me hace pasar.

“Y al instante ingresa un médico muy joven, me hizo exactamente lo mismo que hizo la médico. Me tomó lo signos vitales y en cosa de segundos me dijo: ‘Tienes un neumotórax, amigo, así que prepárate’. Me lo diagnosticó, me mandó a hacer rayos X al tórax y cuando él me dice que tengo un neumotórax me asisten con oxígeno de inmediato, porque tenía 100% comprometido mis órganos de oxígeno y un pulmón se me había reventando. El pulmón derecho no funcionaba nada, había dejado de existir.

“Trataron de salvarlo, y mi pulmón izquierdo era el único que me estaba asistiendo con oxígeno. Pronto me iba a dar un infarto. Me tomaron la radiografía y en cosa de minutos me estaban operando en la parte de urgencia. Me pusieron una pleura, creo que se llama, un tubito, con anestesia local. Y de ahí una operación inmediata para salvarme la vida. El doctor me dijo que si hubiera llegado al otro día, me hubiese muerto. Si me hubiera quedado con el diagnóstico de la primera médico, me hubiera muerto dormido en el sueño, sin aire.

“La doctora fue la que me motivó inmediatamente a irme a urgencia, junto a mi señora. Y después de eso, todos se han portado un siete. Ha venido Julio César, cientos de llamados de mensaje y cariños. Ahora estoy en la UTI, en Cuidados Intensivos. Ayer me volvieron a operar, para sacarme unas ‘bullas’, que son unas cositas que me tuvieron que eliminar el pulmón, y estoy con ejercicios de kinesiología. Al menos 30 días para que mi pulmón vuelva a un estado medianamente normal».