Rafa Araneda relató el duro episodio de bullying que sufrió una de sus hijas en EE.UU.
“Hoy día ella está en su colegio y está feliz, tiene su curso, tiene a su familia, pero pasó una súper mala experiencia”, reveló Rafa Araneda en La Mañana de CHV. El animador habló del bullying que sufrió Florencia, su hija de 14 años, cuando estaban radicados en Estados Unidos.
Se sinceró luego que el matinal analizara en Primer Informe de Bullying Escolar realizado por la Superintendencia de Educación. Araneda aprovechó la instancia para relatar lo que sufrió su hija. “Yo he tenido la posibilidad de vivir después de eso a fuera y ha sido un tema”, contó.
Este fue el relato:
Rada Araneda: “Me estaba acordando cuando vivimos seis, siete meses en Estados Unidos. Una de mis hijas lo pasó el descueve y la Florencia, se va a indignar que lo cuente, pero lo voy a contar igual. Nosotros pensamos que lo había pasado increíble y resulta que lo pasó pésimo»
Carolina de Moras: “¿Por qué?”
Araneda: “Porque su mejor amiga, que era una niñita que nosotros la encontrábamos genial y la invitábamos a la casa…”
De Moras: “¿Por qué razón?”
Araneda: “Porque era pesada no más la cabra y tenía un montón de problemas. Y nosotros supimos la realidad de los problemas de ella, que era una niñita que había perdido a su madre, que el papá la criaba, tenía una realidad muy dura en lo emocional esta compañera de curso. Nosotros encontrábamos que como que había que ser buena onda. Además nosotros sentíamos que estaba siendo muy buena onda, en un país que no era el nuestro, con nuestra hija. Y resulta que la niñita era mala, era un demonio. Entendiendo bien las realidades, una niñita súper golpeada también, pero ella manifestaba su daño, súper en mala, y la Florcita no contó nada y en silencio.
“El primer emblema, como dicen los políticos de campaña, cuando llegamos allá fue ‘aquí estamos solamente nosotros, los que estamos acá. Estos son los Araneda-Vacarezza. Aquí no hay más’. Entonces nos miramos, nos damos la mano. Aquí lo que pase se cuenta, no tenemos redes, no tenemos amigos, no somos nada, nos tenemos solamente a nosotros. No conocemos este barrio, no conocemos a los vecinos, no conocemos lo que va a pasar mañana en el colegio. Entonces entramos en esta realidad, y encontramos que esta amiga había sido súper simpática y resultó ser un demonio para la Florcita.
«Entonces sucede y, pese a que tenemos hoy día un súper comunicación con ella, en ese momento no aflojó y era tercero básico, cuarto básico”
Andrés Caniulef: “¿Te pesa?”
Araneda: “Me pesa”
Scarleth Cárdenas: “¿Pero cuándo te lo dijo?”
Araneda: “Como cuando nos veníamos casi. Ella fue así como ‘machaca, machaca’, porque sabía que era un proyecto familiar y había que decir que estaba todo bien. ¡Pobrecita!, de una solidaridad con el resto que este mensaje, al principio, se lo tomó de otra manera, en el sentido de que había que aguantar cualquier cosa, y ella aguantó. Da rabia y da lata porque en el fondo uno no hizo nada”
Cárdenas: “¿Y pudieron hablar con los otros papás?”
Araneda: “No, nada, si ya se nos había acabado. Incluso ha influido para conversaciones y también para algunas decisiones o evaluaciones posteriores que uno hace como familia. Yo he tenido la posibilidad de vivir después de eso a fuera y ha sido un tema. O sea, y para ella es un tema ‘no, en serio, ¿te llamaron de tal parte? ¿Y nos vamos a ir?’. ‘No sé, mi amor, tranquila’. Quedó marcada en ese sentido.
«Uno comenta del trabajo, las alternativas y sale alguna conversación familiar, que aquí no voy a detallar, y ella salta desde la perspectiva ‘y hay que…’, y es entendible. Hoy día ella está en su colegio y está feliz, tiene su curso, tiene a su familia, pero pasó una súper mala experiencia, en un súper buen colegio, en una súper onda. Y dónde todo estaba dado para que hubiese sido para ella una experiencia extraordinariamente positiva.
“Al revés, su hermana Martina añora esa posibilidad. Encuentra que es el mejor colegio que le pudiera tocar en la vida. En Estados Unidos vivió otra historia, y uno le dice a la Martina ‘¿vámonos?’, ‘vámonos altiro’. Entonces es súper duro.
Carola de Moras: “Qué rabia que un solo ser humano le cambió la experiencia a tu hija”
Araneda: “Y una niñita, que si tú la hubieses conocido, te hubiese enternecido, ¿por qué? Porque llegaba su padre todas las mañanas con ella y con dos de sus hermanos, huérfanos de mamá con una enfermedad súper dura. Había muerto la mamá. Esta niñita incluso abrazaba a la Marcela y la Marcela decía ‘pobrecita, es como mi hija’. La niñita cambió de switch. Entraban a clases, vamos dándole con el idioma, vamos dándole con que no entiende esto, con su color, porque la Florencia es súper rubia, la niñita era negrita. Vamos dándole, vamos dándole. Nosotros convencidos de que esta era una súper amiga.
“Cuando nos despedimos ‘nos tienen que ir a ver a Chile. ‘Sí, nos vemos’. ¡Chuta madre!, hicimos el loco. Fue un periodo corto, pero suficiente para marcar a un niño, corto, suficiente. Más en un país que no era el de ella, en una experiencia idiomática, cultural, hasta religiosa distinta”.