Glamorama
Fernando Solabarrieta e Ivette Vergara en la gala de Viña. FOTO: AGENCIA UNO

Ivette Vergara funó viaje de Fernando Solabarrieta a París con amigote de carrete

Autor: C. Z. / 22 agosto, 2018

En agosto de 2004, una frase de Fernando Solabarrieta se inmortalizó. “¡Estoy llorando en esta tribuna!’, gritó el relator deportivo cuando Nicolás Massú logró la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas.

A 14 años de ese episodio, Ivette Vergara, su esposa, desclasificó un episodio inédito de celos tras el famoso grito.

Luego del triunfo tenístico, Solabarrieta quería seguir celebrando en Europa. Para eso pensó en irse a París un par de días junto a al periodista Eugenio “Queno” Salinas. Sin embargo, Ivette, desde Chile, funó todo:

Ivette Vergara: “Estaba recordando que, un día como hoy, se cumplían los 14 años desde que Nico Massú ganó la medalla de oro. Esto sucedió en Atenas. Estamos hablando de hace 14 años. Yo era otra. Era una chica inmadura, celosa, perseguida. Hoy estoy superada. Soy otra”

Lucho Jara: “Una terapia de 14 años”

Vergara: “Terapia de 14 años que sirvió. Recibo ese llamado telefónico (de Fernando Solabarrieta) después de ese ‘estoy llorando en esta tribuna’, llanto, etcétera. Ustedes recordaran que los Juegos Olímpicos es prácticamente estar fuera un mes (música de fiesta).

“Entonces recibo un llamado telefónico, por supuesto todo el país conmocionado por este relato. ‘Mi amor, estoy tan contento que queremos ir con el Queno…’ Ya era sospechoso. Me dice ‘me quiero ir a París un par de días’. ¿Cachan cuando uno dice ‘por ningún motivo’? Pero la piensas, porque uno jamás puede mostrar la hilacha.

“Entonces te empieza a aflorar la vena y te empiezas a poner roja. Yo así: ‘¿en serio?’. Te empiezas a poner roja. ‘¿Y cuánto tiempo?’. ‘Un par de días nomás’. ‘Pero tú cachai que llevas como un mes fuera de la casa, los niños’.

«Hablemos de los niños chicos, o sea un año, dos años, cinco años, seis años. Te empiezas a pasar todos los rollos y a buscar argumentos para cagarle el viaje. Yo iba manejando y de repente miro para atrás, los niños en su sillita, y de repente era como (hace un gesto de llanto).

“Yo miraba esto y decía ‘le está destrozando el corazón a mis hijos y más encima me está pidiendo quedarse dos días extra’. Y en París. ¿Creerá que irá a un museo? Pero una, siempre digna, jamás puede mostrar la hilacha. Digo ‘obvio, ningún problema, pero por supuesto’.

«Es más, le dije ‘¿viste los pasajes?’. ‘No, gorda, es que estamos acá y todo el alboroto’. ‘Mi amor, relájate, yo te veo los pasajes’. Pero buena onda todo el rato. Había que demostrar algo por todo el trabajo que habían hecho. Medalla de oro, preparando recibir a nuestros campeones dorados.

“Por supuesto corté el teléfono. Ni cagando. Ninguna posibilidad que se vaya a París. Y menos con el Queno, que era compañero de carrete de la juventud. Pero por ningún motivo.

“Suena el teléfono en la noche. ‘¿Aló? ¿Tienes listos los pasajes?’. ‘Obvio, pero hablé con KLM, United, American. En realidad, súper superados. No hay pasajes. Pero no te preocupes. Estoy viendo los pasajes. Mira, dame hasta mañana, pero yo lo voy a solucionar. Tengo una amiga que trabaja en KLM’. Y le empecé a contar toda la historia.

«Me llama al día siguiente, hora de almuerzo. ‘¿Viste los pasajes’. Entonces, estrategia. Me llama al celular: ‘¿Viste los pasajes?’. ‘Sí, estoy hablando con mi amiga por la otra línea’. Mentira. ‘¿Aló?, Paty, entonces no hay. ¿Y si hacemos escala en Londres…? Gordo, si quieres me llamas unos minutos, que estoy hablando acá’. Me cuelga. Y por supuesto que yo estaba inventando todo este cuento.

“Pasan cinco, seis minutos. Me llama por teléfono. Me dice ‘¿y cómo te fue?’. ‘Lo siento, mi amor. Sabes que hice todo, pero está todo copado. Es que con esto que los chilenos llegaron a última instancia, y se jugaba la final, viajó mucha gente a Atenas, viajaron muchos chilenos a último minuto. Así que los aviones vienen copados, superados, así que lata’.

«‘Ya, no importa, gorda. Me voy directo a Chile, si total los extraño montón y prefiero ir directo para verlos’. ‘Ya mi amor, sí, te vamos a estar esperando en la casa feliz. Qué rico. Buen viaje, gordito’. Colgamos y yo ‘¡bien, la hice!. Por cierto, se está enterando ahora…

“Pero es tema superado. Ya está prescrito… Y cuando llegó, había hecho carteles con los niños, porque lo echábamos mucho de menos. ‘Felicidades, Papito’”.