Marcela Vacarezza cuenta como pasa la cuarentena con su suegra de 92 años y su cuñada: «Viven al lado nuestro, a cuatro metros, pero en una casita propia…»
En marzo pasado Rafael Araneda estaba en Miami, trabajando para el canal UniMás, cuando la pandemia de coronavirus llegó a América y se tomaron medidas y restricciones, entre ellas para los vuelos internacionales.
Debido a las circunstancias el animador se quedó en Estados Unidos y solo regresaría por estos días a su hogar en Santiago.
Aquí su esposa Marcela Vacarezza ha vivido la cuarentena preventiva junto a sus tres hijos, su suegra de 92 años y su cuñada.
Laura Maturana, la madre de Araneda, y Carolina, hermana del conductor, siempre han vivido con él y su familia.
En tanto, esta semana Vacarezza se contactó con Almorzando con el Rubio, espacio que Martín Cárcamo transmite en vivo por Instagram, donde contó como ha sido el encierro familiar:
Marcela Vacarezza: “Con respecto a su mamá, complicado también… Lo que pasa es que ella, con mi cuñada, y ella ya está con enfermera, viven al lado nuestro, a cuatro metros, pero en una propia casita. Entonces, no hemos estado con ellos. Por la ventana nomás, pero no hemos tenido contacto-contacto.
«La veo a través de la ventana. Los niños van, la saludan a través de la ventana y todo. Pero cero contacto. Piensa que tiene 92 años. No se puede. Y a mi cuñada, que vive con ella, la Carola, siempre ha vivido con nosotros también, tampoco. A ninguno de ellos.
“Se les pasa el almuerzo, después entregan las cosas lavadas, bajan los platos, o sea las fuentes, porque los platos tampoco los compartimos. Los tenedores y los cuchillos no”
Cárcamo: “¿Y cómo se dejan las fuentes? ¿En la entrada, la puerta? ¿Se deja la fuente y luego se saca?”
Vacarezza: “Así es”
Cárcamo: “¿Y así cuánto llevan?, ¿dos meses?”
Vacarezza: “Desde el 15 de marzo. Pero es bueno tener esa posibilidad, porque si llegamos a contagiarnos acá, están asiladas.
“A veces dice ‘un besito’ (a sus nietos) y hay que explicarle de nuevo que no, que hay coronavirus y no sé qué. Pero es así.
«A mis papás tampoco los he visto. Les enseñé a usar el WhastApp con imágenes, con videos. Felices, pero tampoco. Tienen 82, 83 años.
“Pero eso no es lo tremendo. Lo tremendo es que uno no sabe hasta cuando va a durar esto. Cuando dicen ‘volver a la nueva normalidad’, tarde o temprano nos tendremos que acostumbrar a algo así, porque, no sé, ¿cuándo vamos a tener una vacuna? Con suerte, septiembre del otro año”.