Glamorama
Katyna Huberman en Buzios, en una foto que compartió en su instagram @katynaactriz esta semana.

Katyna Huberman: «Vendimos nuestra casa, regalamos todo lo que estaba dentro y nos mandamos a cambiar. Ahora estoy en Brasil, en Buzios…»

Autor: C. Z. / 15 julio, 2020

«Es un rollo que nos hemos pasado muchos en más de una ocasión. ¿Qué pasa si vendo mi casa? ¿Qué pasa su regalo las cosas que me sobran? ¿Comienzo de cero? ¿Fue en parte lo que hicieron ustedes como familia?», le preguntó Jean Philippe Cretton a Katyna Huberman.

La actriz de 48 años realizó un contacto con el animador a través de una trasmisión en vivo por instagram.

Huberman, junto a su marido el productor musical Jimmy Frazier vendieron su casa en Chile y, junto a tres hijos de la pareja, se establecieron en Buzios, Brasil, en marzo pasado.

Durante la conversación, la intérprete de películas y teleseries se refirió, desde su nuevo hogar, a este cambio de vida:

Katyna Huberman: “Fue exactamente eso lo que hicimos como familia. Me estás describiendo, hermanito. Eso hicimos. Vendimos nuestra casa, regalamos prácticamente todo lo que estaba dentro y nos mandamos a cambiar como se dice.

“Ahora estoy en Brasil, en Buzios. Está rico. El clima acompaña. Es todo muy casual, en todo caso. Nosotros queríamos partir el año pasado. Pero la vida se encarga de mandarlo a uno donde tiene que estar, en el momento en que debe ser. Entonces, como que pensamos en hacerlo el año pasado. Pusimos nuestra casa a la venta, todo el cuento, y se enredó todo.

“La gente que nos iba a ir a comprar después se arrepintió, terminamos casi con abogados, que la promesa, la cosa… Yo súper indignada, porque uno se va armando su plan. Pero filo, no fue el momento. Pasó un par de meses y volvimos a vender la casa, como a los tres o cuatro meses. O sea, volvimos a vender, porque la primera la teníamos con promesa de venta y todo, pero se acabó.

“Y antes de firmar la promesa, el estallido social. Y yo ‘¿otra vez…?’ Y decía ‘la vida se está encargando de decirme ‘no te vayas de aquí, no todavía’’. Bueno, la cosa es que se vendió con estallido social y todo igual, y los plazos se dieron. En diciembre dijimos ‘como que no’, porque se cerraban todos los proyectos del primer semestre. Y a fines de diciembre dijimos ‘parece que no estamos en nada, yo no estoy en nada’.

“Jimmy vivió fuera ocho años. Se quedó por mí y después por armar nuestra familia. Yo siempre sentí que tenía una deuda con él, porque a él no le gusta Chile. Vivió en México y luego en Miami, y cuando se vino, para un 18 de Septiembre, se volvió a quedar.

“La vida está llena de abandonos y, a la vez, de desapegos. Las cosas no se miden por la cercanía sino que por los afectos reales. Y en la medida que uno respete los afectos, y no la poca distancia, las cosas funcionan.

“Tengo una familia disfuncional, y si hay algo bueno es que estamos acostumbrados a las distancias. Y la mayoría no nos cobramos el no hablarse, verse, porque uno sabe que se ama, que se estima, que se adora, que cuando uno se necesite, está. Eso ayuda mucho si te vas, porque estás ahí. Echo de menos igual, pero empezó la pandemia y habría estado sin verlos sí o sí”

Cretton: “¿Es más barato?»

Huberman: “¿O sea, cómo te explico? La mitad. En comer, la mitad. Y yo estoy en un balneario. Pero yo pago, por lo menos, la mitad en comer”

Cretton: “¿Y cómo lo estás haciendo? Porque llegas a un lugar nuevo en medio de una pandemia. Me imagino que para los niños ha sido complicado el tema del colegio y todo”

Huberman: “Sí. Llegamos el 1 y el 13 nos encerramos, pero en doce días más o menos, porque el 2 recién nos pudimos activar, porque llegamos el 1 en la tarde.

«Hicimos todo lo que había que hacer. Todo. Teníamos hora para el viernes, para ir a Policía Federal y hacer el último trámite, que era la visa, y el viernes cerraron. Pero habíamos alcanzado. Fuimos al colegio, inscribimos a los niños, todo esto en doce días, alcanzaron a ir tres días a clases.

“No hablan nada de portugués, nada. Tienen un sistema que van aprendiendo escuchando a los compañeros, pero, francamente, ahora encerrados en la casa, no sé qué tanto es el aporte. Jimmy habla perfecto. Yo nada, pero así y todo hago home school en portugués. Nos metimos al traductor. Y fíjate que nos fue súper bien en las pruebas… (ríe)

“Mejor lugar imposible para haber pasado o estar pasando la pandemia. Hay un tema de temperatura que pucha que ayuda para el estado de ánimo. Hay sol, de repente sales, te sientas en la terracita, tomas solcito.

«Salimos a caminar un par de veces a la semana, con las mascarillas, con todo. Y obligamos a los niños a salir a respirar. Para ellos ya es un cotidiano. De hecho, cuando tú les dices ‘vamos a caminar’, se asustan un poco. Pero aceptan mucho más fácil que uno.

“Yo esperaría que la cosa pase, que salgan pegas y que, entre medio, si uno busca una casa acá, la arriendas mientras no estés y le sacas algunas lucas. Como generar algo, hacer un negocio, no depender de otro. Ese es el mundo hoy”.