Marcela Osorio sobre el título de «sex symbol»: “Sentía que me apocaba, me achicaba, me humillaban… ¿Hasta cuándo? Qué miserable esta forma de mirar a las mujeres”
Marcela Osorio figura en la historia del cine chileno por su rol protagónico en Sussi, película de 1987 dirigida por Gonzalo Justiniano.
Entonces los medios de comunicación la catalogaron de sex symbol, un título que pasó a asociarse a ella para siempre.
Hoy la actriz de 56 años está dedicada a la medicina oriental y la acupuntura y ha realizado papeles en la telserie Volver a Amar, de TVN, y la serie El Presidente, de Amazon Prime.
Osorio se comunicó con Nataly Chilet en el espacio que la periodista y ex reina de belleza emite en vivo a través de su instagram. Allí se refirió a temas como la cuerentena, su labor de acupunturista, episodios de su carrera actoral y a Sussi y el título de símbolo sexual. Esta fue parte de la conversación sobre esto último:
Marcela Osorio: “Ya son más de 30 años (del estreno de Sussi). Cuando lo estaba viviendo, no dimensionaba lo que realmente fue. Obviamente intenté hacer mi trabajo lo mejor posible, entregar lo mejor de mí, todo lo que podía dar traté de plasmarlo en ese espacio de trabajo.
“Que eso, después del apagón cultural, apareciera como primera obra, que fuera la película chilena más famosa de la historia; y luego encontrarme las filas de gente, que daban vueltas en la cuadra para ir a ver la película, o sea, una sorpresa total y absoluta. ¿Quién habría podido decir o visionar que eso iba a pasar? Imposible.
“Ahora te llena de orgullo y satisfacción, porque es como cuando tu hijo se gradúa y dices ‘pensar que yo lo tenía en los brazos, pensar que alguna vez fue pequeño y mira en lo que se ha transformado’. Obviamente que me llena de orgullo. Pero es como los accidentes en la vida. A lo mejor podía haberlo hecho y ser un fracaso, no estaríamos hablando de eso. Pero es lindo.
“Lo que más quiere uno en la vida es que a un hijo los demás te lo quieran, ¿cierto?”
Nataly Chilet: “¿Te sientes de cierta manera responsable de la libertad que hemos adquirido en el tiempo, en todo sentido las mujeres? Tuvimos limitaciones por la sociedad. Y siento también que el mostrarse sexy, sensual, en una producción, también es un acto de libertad. ¿Te sientes responsable de esa apertura, de ese cambio que hubo en las mujeres también?”
Osorio: “Yo creo que un sociólogo podría analizar mejor que yo, pero sí soy consciente de lo que tú dices, pero no hubo una intención. No sé cómo explicarte. Yo sé que lo hice, que participé de ese acto, pero no fue meditado, consciente de mi parte. Si bien lo hice y me siento orgullosa de haberlo hecho, pero no tuve la conciencia o la visión del efecto.
“Si alguien se suma y dice ‘pucha, por esto yo…’, me siento feliz de haber logrado, de haber hecho o generado ese espacio que no estaba en discusión hasta ese momento. Pero no tengo la ciencia clara, mientras yo realizaba eso, que estuviera generando ese espacio que iba a ser un cambio en las personas”
Chilet: “En muchas publicaciones, de distintos años, hablan de ti como un ‘sex symbol’, como una mujer que representa icónicamente la sensualidad. ¿Es una carga muy pesada eso? Porque yo me imagino que, obviamente, en el personaje Sussi expeles sensualidad y en otros personajes también. Pero en la vida cotidiana anda con un moño aquí, en bata, me imagino que no andas siempre tan sensual. ¿Era un peso muy grande tener ese título?”
Osorio: “Yo, en realidad, siempre me sentí un poquito cosificada, debo decirlo. Siempre, en general, me sentí maltratada por los medios, porque me sentía minimizada. Sentía, en el fondo, que nadie me entendía, o nadie me entendía a cabalidad. Porque yo, como todos los seres humanos, voy al baño, tengo días buenos, días malos, tengo mal carácter, etc.
“Y salirse de ahí, y ser, entre comillas, una diva permanente, como ‘aquí te las traigo, Pedro’, sentía que me apocaba, me achicaba, me humillaban. Así me sentí, porque decía ‘esta es la cáscara. ¿Por qué se quedan con la cáscara?’. Es como no saber qué hacer conmigo. ‘¿A esta galla dónde la metemos’. Solo podían ver una cara y un cuerpo, pero una es mucho más poh, Nataly… ¿Hasta cuándo? Qué miserable esta forma de mirar a las mujeres. Ya está bueno, está bueno”.