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Rebeca Naranjo en una imagen tomada de la pantalla de Bienvenidos, Canal 13. Hernán Calderón Salinas en parte de una foto que compartió en su instagram @hernancalderon.

Rebeca Naranjo, polola de Nano Calderón: «Siento una persona por detrás que me agarra. Nunca imaginé que era el señor Hernán, jamás. Y me empiezan a tocar la piel…»

Autor: Equipo Glamorama / 20 agosto, 2020

Rebeca Naranjo, la polola de Nano Calderón –información y fotos de la joven-, rompió el silencio luego de que su pareja fuera formalizado por intentar dos veces matar a su padre.

La joven de 29 años nacida en Venezuela se querelló por abuso sexual reiterado en contra de su suegro, Hernán Calderón padre.

La dueña de una boutique en Providencia realizó una entrevista con Polo Ramírez, la cual fue emitida este jueves en Bienvenidos.

En la conversación relató lo que vivió durante el período en que ella y Nano vivieron en el departamento del abogado de 67 años entre septiembre de 2019 y junio de este año, hechos que, afirma, detonaron el actuar de su pololo hacia su padre.

Naranjo relata, como parte de uno de los episodios con su suegro contenidos en la querella –DETALLE DE LA ACCION JUDICIAL-, lo siguiente:

«Yo fui a la pieza de invitados. Estaba allí, echada, tomando unos productos de mi tienda y en eso siento una persona por detrás que me agarra. Nunca imaginé que era el señor Hernán, jamás. Y me empiezan a tocar la piel. En ese momento me dicen que tengo la piel rica, suavecita, y ahí yo tomo en cuenta que realmente no era Nano, que era él»,

Esta es la transcripción de la primera parte de la entrevista en el programa de Canal 13:

Polo Ramírez: “¿En qué momento tú te vas a vivir a la casa de Hernán padre?”

Rebeca Naranjo: “Nosotros estábamos viviendo en su departamento y, a mediados de septiembre, nosotros nos vamos donde el papá de Nano, el señor Hernán, porque tenemos que planificar un viaje, además se nos estaba haciendo difícil económicamente pagar todo el departamento. Y Nano habló con su papá y le ofrece que podemos ir a su departamento”

Ramírez: “Tú conocías a Hernán padre. ¿Qué impresión tenías de él antes de irte a vivir a su casa?”

Naranjo: “Yo siempre lo vi como autoridad, como un adulto preocupado. Siempre lo vi como autoridad”

Ramírez: “¿Cómo era él contigo?”

Naranjo: “Siempre fue, al principio, como preocupado. Siempre estaba pendiente. Realmente…”

Ramírez: “¿Te sentiste acogida?”

Naranjo: “Me sentía acogida con él”

Ramírez: “¿Y cómo fue la situación en ese momento? Como pololos y la relación con el dueño de casa”

Naranjo: “Nosotros, con el señor Hernán, casi nunca teníamos contacto, porque la verdad es que él se iba muy temprano a trabajar y llegaba en la noche. Casi no teníamos contacto con él. Casi siempre salía a trabajar de día y casi no transcurríamos, o estábamos siempre en ese tiempo juntos. Además, él no estaba en el departamento”

Ramírez: “¿Cuándo empiezan a aparecer ciertos signos, rasgos, que a ti te empiezan a poner incómoda?”

Naranjo: “Febrero. Él estaba de viaje y me llamaba mucho, pero yo siempre lo tomé como que era un padre preocupado que quizás quería saber de Nano. Y como Nano no atendía, yo le contestaba las llamadas”

Ramírez: “¿Te preguntaba por Nano?”

Naranjo: “Preguntaba por Nano, por mí, cómo estaba todo”

Ramírez: “No era una conversación que te hubiera parecido, en ese minuto, incómodo, sospechoso”

Naranjo: “No. Hasta ese momento yo nunca lo tomé incómodo ni nada. Yo me empecé a sentir incómoda en febrero, un día que yo estoy en la cocina y él llega, me saluda, me pregunta cómo está todo, porque ya estábamos empezando la cuarentena. Yo le dije que había estado todo el día en la casa. Él me toma por detrás, me da un beso en cada mejilla, me toma por la cadera y me dice ‘que descanses’.

“Aquí es cuando yo sentí algo como quizás una insinuación, o me sentí extraña. Y es aquí cuando yo le comento a mi amiga, mi mejor amiga, que me sentía un poco extraña con la situación”

Ramírez: “Con ese hecho”

Naranjo: “Con ese hecho en particular, sí”

Ramírez: “Tú le relatas eso a tu amiga a través de mensajes. ¿Conversaste con ella?”

Naranjo: “Sí, conversé con ella, a través de WhatsApp, y le dije que me estaba pasando una situación incómoda, porque no sabía las intenciones con las que la estaba haciendo”

Ramírez: “A Hernán no se lo comentaste tampoco”

Naranjo: “No, no… Porque, no sé… La verdad no podía justificar sin antes saber algo que me diera la firmeza de que lo que yo estaba interpretando era cierto”

Ramírez: “Hay un segundo episodio. Cuéntanos que pasó en esa oportunidad”

Naranjo: “El 19 de marzo. Yo tengo un local, y mi stock en ese momento lo tenía en cajas, en la pieza de invitados. Yo fui a la pieza de invitados. Estaba allí, echada, tomando unos productos de mi tienda y en eso siento una persona por detrás que me agarra. Nunca imaginé que era el señor Hernán, jamás. Y me empiezan a tocar la piel. En ese momento me dicen que tengo la piel rica, suavecita, y ahí yo tomo en cuenta que realmente no era Nano, que era él.

“Yo, la verdad, es que tenía mucho miedo. Sigo con miedo. Me daba miedo hablar, que no me fuera a creer, que me fueran a cuestionar, y me paralizo. Empiezo a temblar, a transpirar. Me paro, y cuando me paro, cierro las cajas rápidamente, como para irme corriendo a la pieza, y él ahí me dice que… (se refiere a una mancha en sus shorts) Y yo le digo que ‘qué tenía’, y era una mancha blanca. Yo le dije que probablemente era cloro.

“Ahí él se me acerca al cuello y me dice ‘cosita bien hecha tú’. Yo, obviamente, no sabía qué hacer. Me fui desesperada a la pieza. Y es ahí cuando yo me doy cuenta de lo que estaba sospechando verdaderamente era cierto. Y yo, ese día, decido irme donde mi hermana.

“Yo nunca había dormido fuera del departamento. Tuve que mentirle a Nano ese día. Tuve que decirle que mi hermana había discutido con su pareja y que yo me iba por esa razón donde mi hermana.

“Yo iba en camino donde mi hermana y el señor Hernán me llamaba. Yo nunca le contesté. Llegué donde mi hermana, me desahogo con ella, él sigue llamando y mi hermana siempre le quiso contestar. Pero yo siempre tuve miedo de que no me fueran a creer, me fueran a cuestionar, y no dejé que mi hermana le atendiera.

“Él me escribe por mensajes, por WhatsApp, que ‘¿dónde estaba?, ¿dónde estaba?’. Yo le contesto y le miento diciéndole que tenía el celular en la cartera. Y ahí elimina los mensajes automáticamente. Y ese día decido dormir donde mi hermana.

“Nano me cuestionaba mucho de por qué no estaba en el departamento, que por qué no había ido. Y por esta razón decido regresar al departamento, porque yo tenía miedo de contarle a Nano la verdad”

Ramírez: “Ese fue un segundo episodio”

Naranjo: “Sí. Yo, cuando decido regresar al departamento, estando donde mi hermana incluso, hablé con Nano para irnos a Talca, a Pelarco, porque yo sentía que tenía que salir de este departamento. Simplemente no encontraba la justificación que Nano me fuera a creer y no fuera a saber lo que estaba pasando”

Ramírez: “¿Qué pasó entonces?”

Naranjo:Nada. Nosotros nos fuimos a Pelarco. Estuvimos allá como diez días. Regresamos. Y cuando nosotros regresamos, como que yo sentía que se había calmado todo, porque, a la semana, llega al departamento la pareja del señor Hernán. Le dije ‘ya pasó’ y hasta ahí llegó”.