«Me entró agua al bote en el tercer whisky… Cometí el error de tomarme el cuarto y dije ‘voy a ir a ver si alguien sigue conectado…’: Ignacio Román explica su impasse en live por Instagram
“Desde que empezó la cuarentena para mí los días de carrete son los viernes. No carreteo los otros días porque llevo una agenda muy apretada, con mucho trabajo. Entonces ese día viernes, como todos los viernes, estábamos carreteando con mis 90 seguidores. Yo tengo 100 mil seguidores, pero tengo 90 seguidores de carrete, los que se conectan en la noche».
Así parte el relato de Ignacio Román explicando el impasse que vivió con algunos seguidores que se conectaron a una transmisión en vivo que el cocinero realizó durante la madrudaga de un sábado, hace un mes.
El segundo lugar de MasterChef Chile se conectó, hace unas tres semanas, con el espacio que Martín Cárcamo emire en vivo por instagram.
Román habló sobre como la cuarentena afectó severamente sus emprendimientos y recordó etapas puntuales de su vida, entre otros temas.
En tanto, así continúa el relato sobre lo que pasó esa madrugada de agosto en su comentado live por instagram:
“El día viernes, carreteando, yo siempre he dicho, a mí me gusta el whisky, tomo vino o tomo whisky, pero alguno de las dos. Tengo un auspiciador de whisky que siempre me regala para el día viernes, para regalar a algún seguidor, los que se quedaban conectados hasta tarde.
“Aquí vamos a contar un secreto: los carretes del Nacho empezaban a las 9 de la noche y terminaban a las 4 de la mañana. Eran un live pero de corrido. La gente lo pasaba muy bien, contábamos chistes, anécdotas, muchas tallas, era a calzón quitado.
“Cuento corto, ese día viernes pasó el programa, se ganó 50 mil pesos un chico que salió a poto pelado al patio con dos grados bajo cero. Otro compadre hizo el africano. Concursos que los auspiciadores regalan las lucas para que los seguidores se conecten.
“Estábamos ahí prendidos y todo, y me entró agua al bote ya en el tercer whisky. Primer whisky todo bien, segundo whisky ya estaba tirando chistes, tercer whisky ya sentí… Obviamente que mis hijos y mi señora siempre están ahí, de repente mi hijo, que tiene 18 años, me dice ‘ya papá, estamos listos, vamos a jugar cartas’.
“‘Ya muchachos, ha sido un gusto, un beso gigante, cuídense, nos vemos. No me quiero ir…’ Prendido. Me despedí cordialmente y me fui poh. Apagamos el live. Me vine a jugar cartas, estábamos sentados jugando cartas, ya eran las 2.30 de la mañana y ahí cometí el error de tomarme el cuarto whisky.
“En el cuarto whisky había música y suena este famoso tema que dice más o menos así: ‘No me quiero ir a dormir, quiero seguir tomando…’ Y no sé qué ocurrió en mi cuerpo que dije ‘voy a ir a ver si alguien sigue conectado’. Gran error.
“Me conecté, se conectaron los mismos de siempre, los mismo buena onda, los mismos simpáticos, los mismos prendidos de siempre, saludando, tirando talla. Y yo ‘¡¿quién no se quiere ir a dormir?!’. Yo creo que habían más de 100 manitos que decían ‘yo, yo, yo’, ‘Nacho, siempre buena onda, prendido’.
“De repente compadre esto se prende, yo apagué la luz, puse las lucecitas de colores, ‘¡estamos en la discoteca!’. Todos los viernes había pasado esto. Pero de repente nuestro Instagram se dispara de 90 seguidores a 380 seguidores. De ahí se pega un salto grosero en redes sociales y empiezan garabatos, insultos, adjetivos descalificativos y no paraban. Yo los entiendo, uno no es monedita de oro, no le puede caer bien a todo el mundo.
“No entendía por qué, obviamente que por nada. Yo siempre he dicho, si voy por la calle y tú me saludas, te voy a saludar. Si me agarras a garabatos en la calle, lo más probable es que te sonría con cara de leso y no pesco, porque ya vengo de vuelta.
“Vengo de una realidad donde siempre me miraron de pies a cabeza por como me vestía, por vestirme con un aspecto más flaite, de población. Porque ese es el concepto que tenemos los chilenos, de siempre apuntar con el dedo, de siempre creernos superior a alguien y nadie es superior a nadie. Yo siempre he dicho, vamos todos al baño de Carlitos, somos todos iguales.
“Así que prendidos, alegres y de repente ‘uuuh’. Pero yo creo que cuando ya pasó la barrera del respeto… Mi barrera tiene un límite y si tú te pones a hablar de mi familia, de mi señora, aunque seamos amigos, seas famoso, y me dices que mi señora es tal por cual y me dices que los hijos que yo tengo no son míos, créeme que me va a incomodar. Aunque tengas la fama que tengas y seas la persona más importante, te voy a parar los carros.
“Entonces yo le respondo a este compadre, le digo ‘con mi familia no se meta por favor’. El compadre seguía con los insultos y lo que me parece extraño es que eran insultos muy precisos. Sabía de dónde yo era, sabía de mi barrio, sabía la realidad, que mi hijo mayor no es hijo mío, que yo le crié. Pero es algo personal, algo de uno.
“Y eso compadre, que tú me grites que mi hijo no es mío, tengo que admitirlo y reconocerlo, no está bien lo que hice, pero lo mandé a la punta del cerro. Y cuando lo mandó a la punta del cerro, me dijo que iba a venir a mi casa, porque sabía dónde vivía en Buin, que me iba a venir a golpear.
“Y ahí compadre Nacho Román no era el mismo, era el pirata, el de barrio, el que salió de la pobla, el que nunca se le ha quedado chico a nadie, el que nunca se ha quedado callado. Porque por algo salí de donde salí. Yo soy un hombre que me gusta comunicar lo que pienso y lo que siento. Entonces lo insulté de pies a cabeza.
“Lo que ustedes vieron ahí es el extracto final del video. Pasó, corté, me enojé, me enojé también con mi señora… Y así fue, tal cual, y fue sacado de contexto. Las chuchadas duraron como diez minutos, porque cuando me desahogo, me desahogo de verdad.
“Entonces al otro día, muy temprano en la mañana, me mandan un saludo, un compadre que tenía un Instagram falso, que me pone ‘deposítame 500 lucas a esta cuenta o voy a subir este video’. Yo le dije ‘¿usted ve este hoyito? No compadre, si quiere subirlo, súbalo donde quiera’.
“Yo estaba en mi hogar, con mi familia, en mi Instagram personal. Y quiero dejarlo claro, jamás he insultado a un seguidor mío, jamás he insultado a un fan mío, porque gracias a ellos estoy donde estoy. Que quede claro, que a las personas que insulté fueron personas que insultaron a mi familia, a mí esposa, a mis hijos y por eso salté como un león.
“Reconozco que no estuve bien, que me siguen muchos niños y reconozco que no fue la forma. Pero tampoco voy a aceptar que venga alguien a hablar de mi familia, pasándosela por donde quiso, porque hablaba de la cintura para abajo. Tal como respondió Ignacio Román, porque yo respondí de la cintura para abajo y agradezcan que lo que se vio fue lo más fino.
“Tengo que ser sincero, de que la cagué, la cagué. Obviamente le conté esto a la gente de Unimarc, llamé al otro día, mostré todos los mensajes, los videos. A las personas que me amenazaron de muerte dejé una constancia en Policía de Investigaciones, porque no estoy dispuesto a que alguien me venga a intimidar en la calle.
“Me fui a acostar triste, pensando que estamos mal como sociedad, somos capaces de hacer bullying a través de un teléfono. Somos capaces de molestar a alguien por una condición, mucha gente me dice ‘boca chueca’, ‘tuerto’. Quiero decirles a todos ellos que el día de mañana ojalá jamás les pase nada a sus hijos, que no les de una parálisis facial, un problema cognitivo al ojo, nada. Porque llevar una condición así cuesta bastante.
“Vivimos en un país donde la palabra bullying empieza desde kinder y termina yo creo que hasta el día de tu muerte. Porque yo ando por la calle y ‘buena, pata chueca…’ ¿Cuándo va a ser el día que dejemos de descalificar a las personas y que empecemos a ver lo que está en el corazón? ¿Cuándo va a ser el día que digamos ‘basta de burlas, de acoso, desigualdad’?
“Entonces por ahí va. Me fui a acostar triste por la sociedad. Me duele que un niño de 14 años se escude detrás de un Instagram falso y me diga chuchadas. Me duele por él, ¿porque qué le está sucediendo a él en su hogar? Eso es lo que me duele”.