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Viviana Nunes en una imagen de archivo tomada de la pantalla de Chilevisión en 2019.

«Todos los días llegaba el cartero con 100 cartas de Arica a Punta Arenas y las leía completas…», recuerda Viviana Nunes sobre su éxito televisivo en los años ’80 y ’90

Autor: Equipo Glamorama / 29 enero, 2021

«Todos los días llegaba el cartero con aproximadamente 100 cartas, por darte una cifra aproximada. Cien cartas que venían desde Arica hasta Punta Arenas, y era mi entretención y conexión, mi internet de hoy en día», contó Viviana Nunes sobre su época de mayor popularidad.

La animadora que se hizo famosa en los años ’80 y ’90 dio una entrevista en noviembre pasado al programa 3X3, que conduce Juan Goñi en su canal YouTube.

En la conversación disponible en la plataforma de videos, Nunes se refirió a sus inicios en los medios como modelo y a episodio de su extensa carrera televisiva, como el día en que recibió un llamado en vivo de Kel Calderón mientras estaba en el programa Mira Quién Habla.

“‘Señora tal por cual, usted qué se cree que anduvo con este, con fulano…’ Me agredió de una forma sumamente fea”, dijo sobre la hija de Raquel Argandoña.

También se explayó sobre sus días de fama televisiva, en tiempos diferentes a los de ahora. Estas fueron parte de sus palabras:

“Yo hice un trabajo publicitario para una imprenta y me regalaron unas 10 mil postales con imágenes mías. Cáchate el nivel de egocentrismo, imágenes mías, 16, 17 años, posando con tenidas distintas.

“Y me llegaban las cartas. Todos los días llegaba el cartero con aproximadamente 100 cartas, por darte una cifra aproximada. Cien cartas que venían desde Arica hasta Punta Arenas, y era mi entretención y conexión, mi internet de hoy en día.

“Yo abría estas cartas una por una y las leía completas. Me costaba muchísimo descifrar muchas porque tenían unas faltas de ortografía tremendas. La gente de pueblos recónditos que apenas les llegaba la señal de televisión y que jamás fueron al colegio escasamente tenían una educación precaria para poder escribir. Pero el cariño enorme de la gente.

«Es tan gratificante esa sensación cuando estás llegando frente a una cámara, que es algo tan frío, y tienes en tu mano, frente a tu vista, una carta llena de amor. Me invitaban a sus casas, que si pasaba por esas localidades no dejara de ir a verlos, que me iban a esperar con un asado al palo, que fuera con mi familia, que invitara a mis padres. Y me daba cuenta que era de verdad el cariño de la gente. ¿Cómo iba a tirar la carta a la basura?

«Yo hice mi público a pulso. Siempre le digo a mi hijo ‘esto requiere trabajo, si no es tan fácil’, como él está en el área de la música, le pega con un tema y ‘ya, ahora la fama’. No. Hay que sembrar de a poquito.

“Animé cuántos eventos, beneficencias, cuántas cosas. Pero ahí estaba. Esas pequeñas cosas van haciendo el oficio y lo van haciendo de a poco. Va in crescendo. Me tomaba el tiempo para responder con una firma, una frase, ‘muchas gracias por tus palabras, un abrazo a la distancia’. Y así se despachaban todas las respuestas a las cartas que recibía.

“Así recuerdo con mucho cariño esa época tan distinta a la de hoy, donde no existía ni siquiera el fax.

“Me escriben por Instagram y Facebook, me muestran las fotos que yo enviaba, a los 17, 18 años, y todavía las tienen, muchos las conservan en un libro o pegadas a un rincón. Es muy gratificante. Pero sin duda que ha cambiado y mucho.

“Hoy es muy normal toparse con gente de televisión, celebridades, artistas, actores, cantantes, en fin. Te los topas en un supermercado, en una bomba de bencina, o los ubicas por las redes y tienes un saludo. Pero te estoy hablando de 40 años atrás. Era muy diferente y realmente un impacto.

«Cuando salía en televisión me sentía un extraterrestre. Salía a la calle, los jóvenes de hoy se deben reír, dimensionarlo, pero salía a la calle y me pedían un autógrafo. Levantaba la cabeza y ya veía 20 personas al lado, y me pasaban los papeles, me los tironeaban, firmaba, firmaba. Levantaba la cabeza y veía 50 personas y decía ‘Dios mío, no voy a terminar nunca’. Era un trabajo agotador ser simpática, bonita e inteligente las 24 horas”.