Glamorama
Lorene Prieto en una imagen tomada de la pantalla de No Culpes a la Noche de TVN, en febrero de 2019.

La pesadilla de Lorene Prieto en la teleserie nocturna Idolos: “Teníamos que amanecer cuatro personas en pelota, taparle con nuestra pierna el sexo al actor. Era poco digno…»

Autor: Fran Varela / 4 febrero, 2021

“Este guión se forzó y se llevó a cosas que eran más perversas y que generaban mucho morbo, más de lo que hubiera querido. Era un argumento para que hubieran desnudos», recuerda Lorene Prieto sobre la teleserie nocturna para mayores de 18 años Idolos, que TVN exhibió en 2004.

En diciembre de 2019 la actriz ya había contado que lo pasó mal durante las grabaciones de la producción debido a la cantidad de desnudos y de escenas de sexo y el contexto en el que estas se grabaron.

Ahora le consultaron nuevamente por el asunto durante una entrevista en el podcast Impacto en el Rostro, y la profesional ahondó en el tema:

“Encontré un poco forzado el argumento de la teleserie. Sí respondía al destape que se estaba viviendo en el país, al cual yo me siento muy orgullosa de haber pertenecido. Tanto en la tele como en el cine había hecho personajes que eran más liberales, que se desnudaban y era necesario que esas cuestiones fueran un poquito más normales. O sea, el cartuchismo que vivíamos era una cosa feroz y con eso no íbamos a avanzar para ningún lado. El sexo se tenía que volver más normal, más sano, más natural.

“Entonces este guión se forzó y se llevó a cosas que eran más perversas y que generaban mucho morbo, más de lo que hubiera querido. Era mucho más atinado hacer Los 30, ese argumento fluía muchísmo mejor que Ídolos, que era forzado, un argumento para que hubieran desnudos. Tú viste después que no era necesario hacer nocturnas de ese modo solamente.

“Fue cada vez más y las actrices no lo pasamos bien. Porque el cuerpo de la mujer estaba mucho más explotado, teníamos muchas más dificultades. El equipo por mucho que empezó siendo muy respetuoso, de repente empezó a no serlo porque se normalizaron las escenas de desnudos. Casi todas las semanas casi todas grababan escenas de desnudo.

“Yo como tenía un contrato firmado, el único contrato por dos años, pensaba ‘no me importa, sé que van a hacer desnudos’, pero pensaba que iban a ser los desnudos que se habían hecho hasta ese momento y no los que se hicieron.

“Yo firmé sabiendo que iba a estar en otra teleserie, en una teleserie nocturna que se iba a hacer, que iba a ser para adultos, que iba a pasar tal cosa. Para lo que no estaba preparada era para todo lo demás que se iba a agregar a lo que ya se había desarrollado en televisión en cuanto a sexualidad.

“(El director) Oscar Rodríguez siempre fue una persona muy respetuosa, no tuve mayores problemas con él. Yo creo que a él le costó mucho hacer esa teleserie. No era una teleserie a la que él hubiera estado acostumbrado y probablemente sintió muy incómodo también. Pero  a veces a uno le tocaba la otra unidad y era gente más joven, con menos prejuicios, que está bien, pero de alguna manera se normalizó demasiado.

“Como que la actriz o el actor se tendría que haber acostumbrado, y no, tú no te acostumbras nunca. Lo que a mí se me pidió en una escena, que era poner mi pierna desnuda arriba del sexo desnudo de Pablo Macaya, y que Pablo amablemente me diga ‘no importa, si a mí no me importa’, y yo decir ‘a mí me importa, pongan un pañito que sea’.

“Porque no es natural, por mucho que puedas tener confianza con el actor, la confianza no es para tanto. No es para traspasar los límites de una persona. Un actor puede ser muchas cosas, pero en ciertas condiciones, y no se estaban dando esas condiciones. Porque tienes que imaginar lo que era para nosotros estar en una posición así, no es lo mismo que veían las personas que estaban en la cámara.

“La cámara estaba arriba de la cama y teníamos que amanecer cuatro personas en pelota, taparle con nuestra pierna el sexo al actor. Tú decías ‘bonita imagen, nada que decir’, pero lo que se veía de nosotros para el otro lado, donde estaban los camarógrafos, los asistentes, ya era otro cuento. Y para mí era poco digno. Sentí y no me equivoqué, porque la sociedad cambió mucho, hoy en día no sé si pudiera hacer eso y muchas cosas serían consideradas un abuso.

“Y es muy bueno que sea así, porque yo rayé la papa cuando terminé esa teleserie, estaba muy mal. Tenía una situación en mi casa que no era la mejor, pero no me ayudó nada trabajar en esa teleserie. Había mucho estrés y era muy fuerte el trabajo”

“¿Y los hombres del elenco qué opinaban, solidarizaban con ustedes?”

Lorene Prieto: “Solidarizaban en el sentido de apoyarte, de reírse un poco de la situación y de decir ‘ay, si no es para tanto. Ya, vamos’. Pero no sé si realmente entendían lo que pasaba en el camarín de las mujeres. Cada uno tiene sus límites y esos límites hay que respetarlos.

“Cuando yo fui y dije ‘no puedo más’, gritando, a la oficina de la productora y dije ‘esto de verdad no puede ocurrir, me siento súper mal’. Y me dicen ‘sí, voy a hablar y hacer esto’, es porque ya lo límites están todos traspasados. Eso no puede ser. Por último que esté ahí alguien de punto fijo, como una actriz del sindicato, por decirte algo, pero alguien que hubiera estado vigilando los derechos de las actrices. Sus derechos personales, sus derechos a que tú no eres una actriz porno ni soft porno, y nos sentíamos así.

“Imagínete, yo era swinger, tenía que hacer escenas de swinger, me estaba besando un rato con el Pablo Macaya, después me tocaba el César Caillet, después con la Claudia Pérez. Por más que nos tratábamos de reír con la Claudia (Pérez), ya no estaba siendo gracioso. No es muy gracioso hacer escenas de cuatro o tres y que la pechuga de tu compañera la tengas ahí, no es una cosa agradable. Nunca te hubieras imaginado que ibas a hacer eso en tu vida de actriz .

“No se habló. Yo no recuerdo haber hablado la incomodidad. Las actrices, entre nosotras, no hablamos tanto tampoco de la incomodidad. Porque tú tienes miedo primero a no ser profesional, entonces siempre te estás cuestionando tu profesionalismo, porque también te lo están cuestionando. Ahí es donde hay que poner los límites de qué es profesional y lo que no. Muchas veces en Chile ese límite no está por escrito”.